El activista democrático y defensor de los niños Rob Reiner ha juntado el millón de firmas que garantizan un lugar en las boletas electorales de California en junio de 2006 para su «Preschool for All Act» (“Ley del Preescolar para Todos”).
La iniciativa, que financia con impuestos al preescolar para todos los niños de cuatro años en el estado, es parte de una movida más grande hacia el Preescolar Universal. Varios estados, incluidos Georgia y Oklahoma, han adoptado el sistema; otros estados, incluidos Florida y Arizona se están moviendo hacia la adopción.
Los partidarios ven al preescolar universal como una «panacea» educativa que también contrarresta a un montón de males sociales incluida la pobreza, el abuso infantil y el crimen.
Los críticos se preguntan por qué miles de millones deberían ser vertidos en la expansión de un sistema escolar que está fallando tan groseramente con los niños actualmente a su cuidado. Ambos lados concuerdan: el preescolar universal involucra un incremento del rol «paternal» del gobierno respecto de los niños. Involucra una nueva burocracia que se centra en los que tienen cuatro años de edad.
Las propuestas de un preescolar Universal pueden ser confusas porque sus defensores a menudo difieren en cuestiones fundamentales tales como la fuente de financiamiento, la inclusión de los niños más pequeños, y sí la asistencia debería ser obligatoria. Las propuestas también son vagas sobre el tema de los preescolares administrados de manera privada como opuestos a aquellos programas en manos del gobierno. Sin embargo, existe un acuerdo general sobre dos puntos: el preescolar debería estar disponible para todos; y, el preescolar universal beneficia a los niños.
Si resulta exitosa, la campaña de alto perfil de California puede establecer un estándar para otros estados. La propuesta de Reiner es la de financiar al preescolar universal mediante un incremento del 1,7 por ciento en los impuestos sobre los ingresos anuales de más $400.000 para los individuos y de más de $800.000 para los matrimonios; esto generaría unos estimados $2.400 millones por año. La asistencia sería voluntaria.
La campaña de Reiner puede servir también como un modelo de cómo convertir a la defensa del preescolar universal en una realidad gubernamental. En 1997, Reiner fundó la I Am Your Child Foundation (actualmente Parents Action for Children) para luchar «por temas tales cmo la educación temprana.» En 1998, Reiner hizo campaña exitosamente a favor de la Proposición 10, una iniciativa electoral para gravar a los productos tabacaleros a efectos de financiar los programas del preescolar.
Ese mismo año, un informe del Departamento de Educación de California (CDE es su sigla en inglés) solicitaba medio día de preescolar para todos los niños de 3 o 4 años de edad para el año 2008. Dos proyectos de ley presentados ante la legislatura estadual en 1998 intentaron sin éxito establecer el sistema. Para 2004, Reiner y la California Teachers Association habían calificado a una iniciativa de preescolar universal para los comicios pero finalmente la retiraron en una declaración conjunta.
Resumiendo, California posee una larga historia de activistas trabajando junto con distintas burocracias a fin de expandir tanto el alcance como el financiamiento del CDE.
Como siempre, estadísticas y estudios han sido lanzados en su apoyo.
Reiner cita prominentemente a un reciente estudio realizado por la RAND Corporation, «The Economics of Investing in Universal Preschool Education in California.» El estudio declara un punto hipotético con asombrosa precisión, «Empleando nuestras asunciones preferidas, un programa de un año de preescolar universal de alta calidad en California se estima que genera cerca de $7.000 en beneficios netos a valor presente por niño… utilizando una tasa de descuento del 3 por ciento. Esto equivale a un retorno de $2,62 por cada dólar invertido, o una tasa de retorno anual de cerca del 10 por ciento a lo largo de un horizonte de 60 años.»
¿Cómo podría alguien objetar un sistema que genera dinero mientras ayuda a los niños? La respuesta es «fácilmente» y por varios motivos.
Primero, han surgido interrogantes respecto de la validez del estudio de RAND tanto por parte de la Princeton University como de la Brookings Institution. Sin embargo, si incluso fuese válido, el estudio se concentra en los niños «desaventajados» y sus hallazgos pueden no aplicarse universalmente.
David Elkind, profesor de estudios infantiles en la Tufts University, ha criticado a tales «estudios de intervención temprana [que] han sido apropiados sin ser sometidos a la critica, para los niños de clase media por parte de los padres y de los educadores.»
Los críticos le apuntan a Head Start, un programa federal de preescolar establecido en el año 1965. Head Start es meramente uno de los muchos planes de los gobiernos locales, estaduales y federal que han financiado a los programas de preescolar durante 40 años.
Y no obstante, como lo observa el centro de pensamiento de Washington D.C. Cato Institute, «La más amplia de las síntesis sobre los estudios del impacto del Head Start hasta la fecha, fue publicada en 1985 por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. La misma evidenciaba que al momento en que los niños ingresan al segundo grado, cualquier beneficio cognitivo, social, y emocional por parte de los niños del Head Start se ha desvanecido… La ganancia neta para los niños y los contribuyentes es de cero.»
Un grupo que se opone al preescolar universal y que tiene su sede en California—denominado confusamente «Universal Preschool.com»—sostiene que la educación preescolar gubernamental en realidad perjudica a los niños. Por ejemplo, en su libro «Home-Alone America: The Hidden Toll of Day Care, Behavioral Drugs, and Other Parent Substitutes,» Mary Eberstadt ofrece evidencia de que los niños que son «institucionalizados» en una edad temprana desarrollan una capacidad disminuida para relacionarse con sus pares, problemas emocionales como la depresión, y obtienen calificaciones más bajas en los exámenes estandarizados.
Dado que el preescolar universal es tanto recomendado como criticado como una forma de cuidado diurno universal y financiado mediante impuestos, el análisis de Eberstadt parecería ser «pertinente.»
Igualmente problemático es el posible impacto del preescolar universal sobre los derechos de los padres, especialmente el derecho de éstos a determinar la mejor educación para sus hijos.
Algunas propuestas de preescolar universal reclaman la asistencia obligatoria. Por ejemplo, en 1999, el ex legislador del estado de Vermont Bill Suchmann introdujo un proyecto de ley para estudiar el costo del preescolar obligatorio tanto para niños de 3 como de 4 años de edad. Otras propuestas están al borde de la compulsión al insistir con que el preescolar universal es necesario para todos los niños. Tal como lo sostuvo Suchmann, «muchos niños carecen de padres disponibles en el hogar o incluso capaces de brindarle una apropiada estimulación intelectual.»
Tales puntos de vista que menoscaban la paternidad solamente fortalecen los temores de la asistencia obligatoria, incluso en propuestas que son actualmente voluntarias. Dicho temor está alimentado por un enfurecido debate en el Reino Unido sobre un proyecto de ley basado en una investigación realizada por su Departamento de Educación. El proyecto de ley exigirá que los niños ingresen a un programa gubernamental de supervisión y educación desde el nacimiento.
Este es el gran peligro: la presunción de que el gobierno puede criar a los niños mejor que los padres. Si el preescolar universal es voluntario, entonces el mismo meramente puede crear otra masiva y ultra-costosa burocracia que poco consigue.
Si es obligatorio, entonces el preescolar universal extenderá la usurpación gubernamental de la paternidad de modo tal que todos los niños de 3 y 4 años se encuentren bajo la supervisión estatal.
Traducido por Gabriel Gasave
¿El preescolar universal les dará a los niños una ventaja?
El activista democrático y defensor de los niños Rob Reiner ha juntado el millón de firmas que garantizan un lugar en las boletas electorales de California en junio de 2006 para su «Preschool for All Act» (“Ley del Preescolar para Todos”).
La iniciativa, que financia con impuestos al preescolar para todos los niños de cuatro años en el estado, es parte de una movida más grande hacia el Preescolar Universal. Varios estados, incluidos Georgia y Oklahoma, han adoptado el sistema; otros estados, incluidos Florida y Arizona se están moviendo hacia la adopción.
Los partidarios ven al preescolar universal como una «panacea» educativa que también contrarresta a un montón de males sociales incluida la pobreza, el abuso infantil y el crimen.
Los críticos se preguntan por qué miles de millones deberían ser vertidos en la expansión de un sistema escolar que está fallando tan groseramente con los niños actualmente a su cuidado. Ambos lados concuerdan: el preescolar universal involucra un incremento del rol «paternal» del gobierno respecto de los niños. Involucra una nueva burocracia que se centra en los que tienen cuatro años de edad.
Las propuestas de un preescolar Universal pueden ser confusas porque sus defensores a menudo difieren en cuestiones fundamentales tales como la fuente de financiamiento, la inclusión de los niños más pequeños, y sí la asistencia debería ser obligatoria. Las propuestas también son vagas sobre el tema de los preescolares administrados de manera privada como opuestos a aquellos programas en manos del gobierno. Sin embargo, existe un acuerdo general sobre dos puntos: el preescolar debería estar disponible para todos; y, el preescolar universal beneficia a los niños.
Si resulta exitosa, la campaña de alto perfil de California puede establecer un estándar para otros estados. La propuesta de Reiner es la de financiar al preescolar universal mediante un incremento del 1,7 por ciento en los impuestos sobre los ingresos anuales de más $400.000 para los individuos y de más de $800.000 para los matrimonios; esto generaría unos estimados $2.400 millones por año. La asistencia sería voluntaria.
La campaña de Reiner puede servir también como un modelo de cómo convertir a la defensa del preescolar universal en una realidad gubernamental. En 1997, Reiner fundó la I Am Your Child Foundation (actualmente Parents Action for Children) para luchar «por temas tales cmo la educación temprana.» En 1998, Reiner hizo campaña exitosamente a favor de la Proposición 10, una iniciativa electoral para gravar a los productos tabacaleros a efectos de financiar los programas del preescolar.
Ese mismo año, un informe del Departamento de Educación de California (CDE es su sigla en inglés) solicitaba medio día de preescolar para todos los niños de 3 o 4 años de edad para el año 2008. Dos proyectos de ley presentados ante la legislatura estadual en 1998 intentaron sin éxito establecer el sistema. Para 2004, Reiner y la California Teachers Association habían calificado a una iniciativa de preescolar universal para los comicios pero finalmente la retiraron en una declaración conjunta.
Resumiendo, California posee una larga historia de activistas trabajando junto con distintas burocracias a fin de expandir tanto el alcance como el financiamiento del CDE.
Como siempre, estadísticas y estudios han sido lanzados en su apoyo.
Reiner cita prominentemente a un reciente estudio realizado por la RAND Corporation, «The Economics of Investing in Universal Preschool Education in California.» El estudio declara un punto hipotético con asombrosa precisión, «Empleando nuestras asunciones preferidas, un programa de un año de preescolar universal de alta calidad en California se estima que genera cerca de $7.000 en beneficios netos a valor presente por niño… utilizando una tasa de descuento del 3 por ciento. Esto equivale a un retorno de $2,62 por cada dólar invertido, o una tasa de retorno anual de cerca del 10 por ciento a lo largo de un horizonte de 60 años.»
¿Cómo podría alguien objetar un sistema que genera dinero mientras ayuda a los niños? La respuesta es «fácilmente» y por varios motivos.
Primero, han surgido interrogantes respecto de la validez del estudio de RAND tanto por parte de la Princeton University como de la Brookings Institution. Sin embargo, si incluso fuese válido, el estudio se concentra en los niños «desaventajados» y sus hallazgos pueden no aplicarse universalmente.
David Elkind, profesor de estudios infantiles en la Tufts University, ha criticado a tales «estudios de intervención temprana [que] han sido apropiados sin ser sometidos a la critica, para los niños de clase media por parte de los padres y de los educadores.»
Los críticos le apuntan a Head Start, un programa federal de preescolar establecido en el año 1965. Head Start es meramente uno de los muchos planes de los gobiernos locales, estaduales y federal que han financiado a los programas de preescolar durante 40 años.
Y no obstante, como lo observa el centro de pensamiento de Washington D.C. Cato Institute, «La más amplia de las síntesis sobre los estudios del impacto del Head Start hasta la fecha, fue publicada en 1985 por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. La misma evidenciaba que al momento en que los niños ingresan al segundo grado, cualquier beneficio cognitivo, social, y emocional por parte de los niños del Head Start se ha desvanecido… La ganancia neta para los niños y los contribuyentes es de cero.»
Un grupo que se opone al preescolar universal y que tiene su sede en California—denominado confusamente «Universal Preschool.com»—sostiene que la educación preescolar gubernamental en realidad perjudica a los niños. Por ejemplo, en su libro «Home-Alone America: The Hidden Toll of Day Care, Behavioral Drugs, and Other Parent Substitutes,» Mary Eberstadt ofrece evidencia de que los niños que son «institucionalizados» en una edad temprana desarrollan una capacidad disminuida para relacionarse con sus pares, problemas emocionales como la depresión, y obtienen calificaciones más bajas en los exámenes estandarizados.
Dado que el preescolar universal es tanto recomendado como criticado como una forma de cuidado diurno universal y financiado mediante impuestos, el análisis de Eberstadt parecería ser «pertinente.»
Igualmente problemático es el posible impacto del preescolar universal sobre los derechos de los padres, especialmente el derecho de éstos a determinar la mejor educación para sus hijos.
Algunas propuestas de preescolar universal reclaman la asistencia obligatoria. Por ejemplo, en 1999, el ex legislador del estado de Vermont Bill Suchmann introdujo un proyecto de ley para estudiar el costo del preescolar obligatorio tanto para niños de 3 como de 4 años de edad. Otras propuestas están al borde de la compulsión al insistir con que el preescolar universal es necesario para todos los niños. Tal como lo sostuvo Suchmann, «muchos niños carecen de padres disponibles en el hogar o incluso capaces de brindarle una apropiada estimulación intelectual.»
Tales puntos de vista que menoscaban la paternidad solamente fortalecen los temores de la asistencia obligatoria, incluso en propuestas que son actualmente voluntarias. Dicho temor está alimentado por un enfurecido debate en el Reino Unido sobre un proyecto de ley basado en una investigación realizada por su Departamento de Educación. El proyecto de ley exigirá que los niños ingresen a un programa gubernamental de supervisión y educación desde el nacimiento.
Este es el gran peligro: la presunción de que el gobierno puede criar a los niños mejor que los padres. Si el preescolar universal es voluntario, entonces el mismo meramente puede crear otra masiva y ultra-costosa burocracia que poco consigue.
Si es obligatorio, entonces el preescolar universal extenderá la usurpación gubernamental de la paternidad de modo tal que todos los niños de 3 y 4 años se encuentren bajo la supervisión estatal.
Traducido por Gabriel Gasave
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