Rancho San Cristóbal, México—Vicente Fox está desafiando la vieja tradición mexicana según la cual los presidentes pasan a la inexistencia una vez que abandonan el poder. Como lo indica la reciente gira estadounidense de Fox para promover su autobiografía, el mandatario mexicano está diciendo a voz en cuello lo que piensa y construyendo un frente para frenar al presidente venezolano Hugo Chávez en su empeño por exportar su revolución.
Aunque presidió una transición admirable de la era del partido único, es decir del PRI, a la democracia multipartidaria, Fox no estuvo dispuesto, durante su gestión, a jugarse a fondo por una serie de reformas impopulares y necesarias. Ahora vuelve a sentir el fuego en el estómago.
Hace poco, pasé un día con él en la finca de su familia, el Rancho San Cristóbal, en Guanajuato, donde está construyendo un enorme centro que hará las veces de “think tank”, sede cultural, biblioteca y firma asesora. Además, está reclutando la colaboración del ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y el ex presidente chileno Ricardo Lagos para su campaña a favor del Estado de Derecho y la economía de mercado.
“América Latina perdió el siglo 20 de manera miserable”, me dijo. “No podemos permitir que un populista autocrático nos robe el siglo 21. La derrota de Chávez en el reciente referendo sobre la reforma constitucional es una buena noticia, pero mientras haya tanta gente oyendo el canto de sirena del socialismo porque carece de propiedad no seremos libres”.
Le pregunto por qué, en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, en 2005, Chávez logró evitar que las naciones del hemisferio occidental creasen un área de libre comercio que eventualmente hubiera podido eliminar todas las barreras al flujo de bienes, servicios y personas. “Porque fuimos demasiado educados y tímidos”, responde. “El presidente argentino Néstor Kirchner le permitió a Chávez torcer las reglas y hablar durante tres horas en vez de tres minutos. Mi error fue abandonar la sala. Debí haberme quedado y tomado más tiempo del que tenía permitido para responderle sin rodeos”.
¿Qué papel han desempeñado los Estados Unidos en América Latina en años recientes? “Dos factores complicaron las cosas”, dice Fox. “Uno fueron los atentados terroristas del 11 de septiembre, que hicieron que los estadounidenses dieran la espalda a la reforma migratoria. El otro factor fue la falta de coraje por parte del presidente Bush, que es mi amigo, en este mismo tema. La desidia dejó un vacio que fue llenado por comentaristas xenófobos como Lou Dobbs y Bill O»Reilly, quienes avivaron el temor de los estadounidenses hacia el mundo exterior”.
Fox considera que la reforma migratoria en Estados Unidos le habría dado una solvencia política que lo hubiese convertido en una fuerza más decisiva en la región en un momento en el que Chávez estaba moviendo sus peones.
“Los Estados Unidos necesitan a nuestros emigrantes. ¿Quién va a pagar la jubilación de los “baby boomers”? La gobernadora del estado de Washington me dijo que si no fuera por los inmigrantes sus manzanas se pudrirían. Las autoridades de California admiten que, sin los mexicanos, las hortalizas desaparecerían de las mesas de los Estados Unidos. El alcalde Bloomberg una vez me dijo que Nueva York colapsaría si fuesen expulsados. ¡Los inmigrantes mexicanos han sido contratados hasta para construir el muro que los Estados Unidos están erigiendo contra la inmigración mexicana! Una reforma amplia que atienda los temores de muchos estadounidenses y a la vez reconozca estos hechos obvios minaría al mensaje populista anti-estadounidense al sur de la frontera.”
Mientras paseamos por las obras en construcción de su centro y me habla de su abuelo —un estadounidense que inmigró de Cincinnati a Guanajuato en busca de una vida mejor— y de las expropiaciones e invasiones que la tierra de su familia padeció a manos del PRI, me pregunto por qué los presidentes en funciones han evitado enfrentarse a Chávez incluso cuando éste se entrometió en sus países. ¿Podrá Fox lograr su propósito y hacia dónde cree que México se encamina?
“Estoy trabajando también con los socialdemócratas”, destaca, “debido a que muchos de ellos se oponen a las estupideces de Chávez. Según un estudio realizado por Goldman Sachs, México será la quinta economía más grande del mundo en 2040. A pesar de que muchas reformas están todavía pendientes, incluido el fin de nuestro monopolio petrolero estatal, la apertura de nuestra economía ya está rindiendo frutos. Derrotamos al populismo en la última elección porque muchos mexicanos que han pasado a ser de clase media sienten que tienen algo que proteger. No podemos darnos el lujo de apartarnos del curso actual queremos volvernos prósperos”.
No sabemos todavía si la campaña de Fox, quien se encuentra imposibilitado de postularse a la presidencia nuevamente, tendrá éxito. Pero, dado que tan pocos estadistas latinoamericanos se han atrevido a combatir al matón venezolano en los últimos años, su nueva misión no hará daño alguno.
(c) 2007, The Washington Post Writers Group
Fox versus Chávez
Rancho San Cristóbal, México—Vicente Fox está desafiando la vieja tradición mexicana según la cual los presidentes pasan a la inexistencia una vez que abandonan el poder. Como lo indica la reciente gira estadounidense de Fox para promover su autobiografía, el mandatario mexicano está diciendo a voz en cuello lo que piensa y construyendo un frente para frenar al presidente venezolano Hugo Chávez en su empeño por exportar su revolución.
Aunque presidió una transición admirable de la era del partido único, es decir del PRI, a la democracia multipartidaria, Fox no estuvo dispuesto, durante su gestión, a jugarse a fondo por una serie de reformas impopulares y necesarias. Ahora vuelve a sentir el fuego en el estómago.
Hace poco, pasé un día con él en la finca de su familia, el Rancho San Cristóbal, en Guanajuato, donde está construyendo un enorme centro que hará las veces de “think tank”, sede cultural, biblioteca y firma asesora. Además, está reclutando la colaboración del ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y el ex presidente chileno Ricardo Lagos para su campaña a favor del Estado de Derecho y la economía de mercado.
“América Latina perdió el siglo 20 de manera miserable”, me dijo. “No podemos permitir que un populista autocrático nos robe el siglo 21. La derrota de Chávez en el reciente referendo sobre la reforma constitucional es una buena noticia, pero mientras haya tanta gente oyendo el canto de sirena del socialismo porque carece de propiedad no seremos libres”.
Le pregunto por qué, en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, en 2005, Chávez logró evitar que las naciones del hemisferio occidental creasen un área de libre comercio que eventualmente hubiera podido eliminar todas las barreras al flujo de bienes, servicios y personas. “Porque fuimos demasiado educados y tímidos”, responde. “El presidente argentino Néstor Kirchner le permitió a Chávez torcer las reglas y hablar durante tres horas en vez de tres minutos. Mi error fue abandonar la sala. Debí haberme quedado y tomado más tiempo del que tenía permitido para responderle sin rodeos”.
¿Qué papel han desempeñado los Estados Unidos en América Latina en años recientes? “Dos factores complicaron las cosas”, dice Fox. “Uno fueron los atentados terroristas del 11 de septiembre, que hicieron que los estadounidenses dieran la espalda a la reforma migratoria. El otro factor fue la falta de coraje por parte del presidente Bush, que es mi amigo, en este mismo tema. La desidia dejó un vacio que fue llenado por comentaristas xenófobos como Lou Dobbs y Bill O»Reilly, quienes avivaron el temor de los estadounidenses hacia el mundo exterior”.
Fox considera que la reforma migratoria en Estados Unidos le habría dado una solvencia política que lo hubiese convertido en una fuerza más decisiva en la región en un momento en el que Chávez estaba moviendo sus peones.
“Los Estados Unidos necesitan a nuestros emigrantes. ¿Quién va a pagar la jubilación de los “baby boomers”? La gobernadora del estado de Washington me dijo que si no fuera por los inmigrantes sus manzanas se pudrirían. Las autoridades de California admiten que, sin los mexicanos, las hortalizas desaparecerían de las mesas de los Estados Unidos. El alcalde Bloomberg una vez me dijo que Nueva York colapsaría si fuesen expulsados. ¡Los inmigrantes mexicanos han sido contratados hasta para construir el muro que los Estados Unidos están erigiendo contra la inmigración mexicana! Una reforma amplia que atienda los temores de muchos estadounidenses y a la vez reconozca estos hechos obvios minaría al mensaje populista anti-estadounidense al sur de la frontera.”
Mientras paseamos por las obras en construcción de su centro y me habla de su abuelo —un estadounidense que inmigró de Cincinnati a Guanajuato en busca de una vida mejor— y de las expropiaciones e invasiones que la tierra de su familia padeció a manos del PRI, me pregunto por qué los presidentes en funciones han evitado enfrentarse a Chávez incluso cuando éste se entrometió en sus países. ¿Podrá Fox lograr su propósito y hacia dónde cree que México se encamina?
“Estoy trabajando también con los socialdemócratas”, destaca, “debido a que muchos de ellos se oponen a las estupideces de Chávez. Según un estudio realizado por Goldman Sachs, México será la quinta economía más grande del mundo en 2040. A pesar de que muchas reformas están todavía pendientes, incluido el fin de nuestro monopolio petrolero estatal, la apertura de nuestra economía ya está rindiendo frutos. Derrotamos al populismo en la última elección porque muchos mexicanos que han pasado a ser de clase media sienten que tienen algo que proteger. No podemos darnos el lujo de apartarnos del curso actual queremos volvernos prósperos”.
No sabemos todavía si la campaña de Fox, quien se encuentra imposibilitado de postularse a la presidencia nuevamente, tendrá éxito. Pero, dado que tan pocos estadistas latinoamericanos se han atrevido a combatir al matón venezolano en los últimos años, su nueva misión no hará daño alguno.
(c) 2007, The Washington Post Writers Group
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