Las leyes de salario mínimo perjudican a los trabajadores poco capacitados a los que se supone vienen a ayudar. Elevar el salario perjudica aún más a estos trabajadores. No importa de cuantas maneras lo digan los economistas, los políticos, incluso aquellos que supuestamente simpatizan con los mercados libres, están contentos de difundir esta política perjudicial una y otra vez. La Asamblea y el Senado de California dominados por los demócratas y su gobernador republicano Schwarzenegger son los culpables más recientes de difundir este desatino económico.
La legislatura de California aprobó un proyecto de ley que incrementaría el salario mínimo de su actual nivel de $6,75 por hora a $7,75 por hora durante los dos próximos años. El proyecto de ley también ordena incrementos salariales anuales automáticos atados a la tasa de inflación. En 2004 Schwarzenegger veto un proyecto de ley que hubiese elevado el salario en $1, pero ahora favorece el incremento y solamente se opone a los futuros aumentos automáticos. Pero ya sea que esté o no ligado a la tasa de inflación, cuando el salario mínimo es incrementado los trabajadores de baja capacitación pierden.
En el fondo todos lo saben. Todos sabemos que si el gobierno eleva el salario mínimo en $20 la hora, muchos empleados serían despedidos. Las empresas no son organizaciones de caridad; contratan trabajadores solamente cuando los trabajadores generan más ingresos para la empresa que lo que cuestan en salarios y compensaciones. Sabemos que la productividad de muchos trabajadores es menor a $26,75 la hora y que los mismos serían despedidos si el salario mínimo tuviese ese valor. Sin embargo, la gente se engaña a sí misma cuando considera que incrementos menores no perjudicarán al empleo.
Algunos trabajadores, particularmente los adolescentes en empleos de medio-tiempo, tienen una productividad muy baja que torna no rentable pagarles más de $6,75 la hora. Para estos trabajadores, el aumento del 15 por ciento en el salario mínimo propuesto por los políticos significará desempleo. En 2004 el Employment Policy Institute estudió el impacto de elevar el salario mínimo de California en $1. Hallaron que aproximadamente 18.600 californianos perderían sus empleos y que en el proceso se perderían unos $220 millones en concepto de ingresos totales.
El Gobernador Schwarzenegger debería saber que incrementar el salario mínimo lesiona a los trabajadores poco capacitados. Sostiene que Milton Friedman es uno de los dos economistas que más influenciaron su pensamiento sobre la economía y que incluso regala el texto económico elemental de Friedman “Libertad de Elegir” como presente navideño. Si se acuerda de la lectura del libro debería recordar que Friedman escribe, “La alta tasa de desocupación entre los adolescentes, y especialmente los adolescentes negros, es tanto un escándalo como una seria fuente de desasosiego social. No obstante es en gran medida un resultado de las leyes de salario mínimo”.
Uno no precisa mirar solamente a los economistas conocidos por apoyar a los mercados libres para encontrar opositores al salario mínimo. Paul Samuelson, un ganador del Premio Nobel del MIT y fuertemente inclinado a la izquierda, escribió en 1970, “¿Qué bien le hace a un joven negro saber que un empleador debe pagarle $2 por hora si la circunstancia de que se le debe pagar esa suma es lo que le impide conseguir un trabajo?”
Los jóvenes, en particular los jóvenes de las minorías, son los más duramente afectados por las leyes de salario mínimo en virtud de que a menudo no han todavía acumulado las habilidades para ser contratados de manera rentable a salarios más altos. Muchos trabajan media jornada mientras asisten a la escuela. Otros han ingresado recién a la fuerza laboral y están adquiriendo habilidades sobre el trabajo que los ayudará a percibir salarios mayores en el futuro. Los estudios reflejan esto cuando encuentran que solamente el 20 por ciento de todos los que perciben el salario mínimo son asalariados solteros que son jefes de hogares. Lamentablemente, al volver desocupados a quienes aspiran a ser trabajadores en una etapa temprana de sus vidas, las leyes de salario mínimo socavan al mismo proceso de aprendizaje laboral que eventualmente conduce a salarios más elevados.
Las leyes de salario mínimo pueden perjudicar a los trabajadores poco capacitados, pero benefician a los trabajadores sindicalizados. Virtualmente ningún trabajador sindicalizado percibe el salario mínimo, ¿así que cómo se benefician? Las leyes de salario mínimo aumentan la demanda por los trabajadores sindicalizados al convertir en desocupados a sus competidores de bajo costo y poco capacitados. No es ningún accidente que los sindicatos y sus políticos sean a menudo los mayores partidarios de incrementar el salario mínimo. Pero es deshonesto que afirmen que apoyan el aumento del salario mínimo en beneficio de los pobres.
El Gobernador Schwarzenegger debería vetar cualquier incremento en el salario mínimo, ya sea que el mismo se encuentre vinculado a la inflación o no. Si en verdad está interesado en fortalecer a nuestra economía y ayudar a los trabajadores poco capacitados a percibir más ingresos, debería llevar adelante políticas que mejoren nuestra productividad. En la medida que nuestra economía crezca, un mercado laboral libre y competitivo garantizará que los trabajadores ganen tanto como sea posible.
¿Salario mínimo? Desatino máximo
Las leyes de salario mínimo perjudican a los trabajadores poco capacitados a los que se supone vienen a ayudar. Elevar el salario perjudica aún más a estos trabajadores. No importa de cuantas maneras lo digan los economistas, los políticos, incluso aquellos que supuestamente simpatizan con los mercados libres, están contentos de difundir esta política perjudicial una y otra vez. La Asamblea y el Senado de California dominados por los demócratas y su gobernador republicano Schwarzenegger son los culpables más recientes de difundir este desatino económico.
La legislatura de California aprobó un proyecto de ley que incrementaría el salario mínimo de su actual nivel de $6,75 por hora a $7,75 por hora durante los dos próximos años. El proyecto de ley también ordena incrementos salariales anuales automáticos atados a la tasa de inflación. En 2004 Schwarzenegger veto un proyecto de ley que hubiese elevado el salario en $1, pero ahora favorece el incremento y solamente se opone a los futuros aumentos automáticos. Pero ya sea que esté o no ligado a la tasa de inflación, cuando el salario mínimo es incrementado los trabajadores de baja capacitación pierden.
En el fondo todos lo saben. Todos sabemos que si el gobierno eleva el salario mínimo en $20 la hora, muchos empleados serían despedidos. Las empresas no son organizaciones de caridad; contratan trabajadores solamente cuando los trabajadores generan más ingresos para la empresa que lo que cuestan en salarios y compensaciones. Sabemos que la productividad de muchos trabajadores es menor a $26,75 la hora y que los mismos serían despedidos si el salario mínimo tuviese ese valor. Sin embargo, la gente se engaña a sí misma cuando considera que incrementos menores no perjudicarán al empleo.
Algunos trabajadores, particularmente los adolescentes en empleos de medio-tiempo, tienen una productividad muy baja que torna no rentable pagarles más de $6,75 la hora. Para estos trabajadores, el aumento del 15 por ciento en el salario mínimo propuesto por los políticos significará desempleo. En 2004 el Employment Policy Institute estudió el impacto de elevar el salario mínimo de California en $1. Hallaron que aproximadamente 18.600 californianos perderían sus empleos y que en el proceso se perderían unos $220 millones en concepto de ingresos totales.
El Gobernador Schwarzenegger debería saber que incrementar el salario mínimo lesiona a los trabajadores poco capacitados. Sostiene que Milton Friedman es uno de los dos economistas que más influenciaron su pensamiento sobre la economía y que incluso regala el texto económico elemental de Friedman “Libertad de Elegir” como presente navideño. Si se acuerda de la lectura del libro debería recordar que Friedman escribe, “La alta tasa de desocupación entre los adolescentes, y especialmente los adolescentes negros, es tanto un escándalo como una seria fuente de desasosiego social. No obstante es en gran medida un resultado de las leyes de salario mínimo”.
Uno no precisa mirar solamente a los economistas conocidos por apoyar a los mercados libres para encontrar opositores al salario mínimo. Paul Samuelson, un ganador del Premio Nobel del MIT y fuertemente inclinado a la izquierda, escribió en 1970, “¿Qué bien le hace a un joven negro saber que un empleador debe pagarle $2 por hora si la circunstancia de que se le debe pagar esa suma es lo que le impide conseguir un trabajo?”
Los jóvenes, en particular los jóvenes de las minorías, son los más duramente afectados por las leyes de salario mínimo en virtud de que a menudo no han todavía acumulado las habilidades para ser contratados de manera rentable a salarios más altos. Muchos trabajan media jornada mientras asisten a la escuela. Otros han ingresado recién a la fuerza laboral y están adquiriendo habilidades sobre el trabajo que los ayudará a percibir salarios mayores en el futuro. Los estudios reflejan esto cuando encuentran que solamente el 20 por ciento de todos los que perciben el salario mínimo son asalariados solteros que son jefes de hogares. Lamentablemente, al volver desocupados a quienes aspiran a ser trabajadores en una etapa temprana de sus vidas, las leyes de salario mínimo socavan al mismo proceso de aprendizaje laboral que eventualmente conduce a salarios más elevados.
Las leyes de salario mínimo pueden perjudicar a los trabajadores poco capacitados, pero benefician a los trabajadores sindicalizados. Virtualmente ningún trabajador sindicalizado percibe el salario mínimo, ¿así que cómo se benefician? Las leyes de salario mínimo aumentan la demanda por los trabajadores sindicalizados al convertir en desocupados a sus competidores de bajo costo y poco capacitados. No es ningún accidente que los sindicatos y sus políticos sean a menudo los mayores partidarios de incrementar el salario mínimo. Pero es deshonesto que afirmen que apoyan el aumento del salario mínimo en beneficio de los pobres.
El Gobernador Schwarzenegger debería vetar cualquier incremento en el salario mínimo, ya sea que el mismo se encuentre vinculado a la inflación o no. Si en verdad está interesado en fortalecer a nuestra economía y ayudar a los trabajadores poco capacitados a percibir más ingresos, debería llevar adelante políticas que mejoren nuestra productividad. En la medida que nuestra economía crezca, un mercado laboral libre y competitivo garantizará que los trabajadores ganen tanto como sea posible.
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