Reproducimos una traducción de la carta publicada en The Wall Street Journal el 2 de julio de 2008
El artículo de Michael Casey «In Argentina, Che Guevara Finally Gets More Than a Lousy T-Shirt — Rebel»s Birthplace Unveils a Statue of Him As It Reconsiders His Complex Legacy» (“En Argentina, el Che Guevara finalmente obtiene algo más que una andrajosa remera – El lugar de nacimiento del rebelde inaugura una estatua suya al tiempo que reconsidera su complejo legado”) -14 de junio- sobre el resurgimiento del Che Guevara en Argentina en el 80º aniversario de su natalicio, se refiere tan solo de manera tangencial a los crímenes del revolucionario y puede dejar la impresión de que son una cuestión de opinión política en vez de un hecho histórico.
El artículo menciona que «durante su época como guerrillero, él. . . ejecutó al menos a un sospechado de traidor». Ejecutó a muchos más. Por ejemplo, Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario de Fidel Castro, afirma que poco antes del triunfo de la revolución Guevara ordenó la ejecución de más de 20 personas en Santa Clara, donde su columna se encontraba activa. Este testimonio es confirmado por Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario, quien explica que entre las victimas se incluían campesinos que se habían unido a los rebeldes porque no tenían trabajo.
Esas ejecuciones empalidecen en comparación con lo que aconteció cuando Guevara fue puesto al mando de la prisión conocida como «La Cabaña» inmediatamente después del triunfo de Fidel Castro. Si bien es cierto que ejecutó a cientos «del régimen de Batista», también ejecutó a individuos que no tenían vinculación con el régimen. Javier Arzuaga, el capellán vasco que se desempeñaba en ese entonces en «La Cabaña», me manifestó que entre los 800 prisioneros habían algunos periodistas, empresarios y comerciantes.
Guevara envió a muchos jóvenes latinoamericanos a la muerte considerando que eran mártires de una religión secular. Con la excepción de Cuba, toda revolución que organizó fue aplastada, incluidos los esfuerzos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, Haití y su país natal, Argentina, donde los seguidores de Guevara provocaron una reacción de los militares que costó decenas de miles de vidas. También se entrometió en el Congo en 1965, donde se alió con dos carniceros — Pierre Mulele y Laurent Kabila. Eventualmente, tuvo que abandonar el país. Su incursión fatal en Bolivia falló en generar una revolución campesina y provocó la muerte de muchos de sus compañeros, así como la suya propia.
Otras proezas de Guevara incluyen el establecimiento de campos de trabajos forzados (Guanahacabibes, 1961). Ayudó a que Cuba se convirtiese en un títere soviético, y arruinó la economía de la isla, primero como titular del Banco Central, y luego como Ministro de Industria al desviar recursos hacia industrias que colapsaron poco después de que fueron creadas. También redujo la cosecha de azúcar (el pilar de Cuba) a la mitad, creando en consecuencia la necesidad de un severo racionamiento de alimentos.
No sorprende en absoluto que los secuaces progubernamentales que están empleando la violencia contra algunos de los críticos de las políticas populistas de la Presidente Cristina Fernández por estos días en Argentina enarbolen las banderas del Che Guevara. Guevara se refería así mismo como una «máquina de matar», un lenguaje que esos secuaces comprenden muy bien. El gobierno al que apoyan está encaminado a arruinar la agricultura de Argentina al aplicar gravámenes sobre el 75% de las ganancias de los agricultores, controlar los precios, limitar las exportaciones e inflar la moneda.
Alvaro Vargas Llosa
Traducido por Gabriel Gasave
El Che Guevara no fue un héroe para aquellos a los que ultrajó
Reproducimos una traducción de la carta publicada en The Wall Street Journal el 2 de julio de 2008
El artículo de Michael Casey «In Argentina, Che Guevara Finally Gets More Than a Lousy T-Shirt — Rebel»s Birthplace Unveils a Statue of Him As It Reconsiders His Complex Legacy» (“En Argentina, el Che Guevara finalmente obtiene algo más que una andrajosa remera – El lugar de nacimiento del rebelde inaugura una estatua suya al tiempo que reconsidera su complejo legado”) -14 de junio- sobre el resurgimiento del Che Guevara en Argentina en el 80º aniversario de su natalicio, se refiere tan solo de manera tangencial a los crímenes del revolucionario y puede dejar la impresión de que son una cuestión de opinión política en vez de un hecho histórico.
El artículo menciona que «durante su época como guerrillero, él. . . ejecutó al menos a un sospechado de traidor». Ejecutó a muchos más. Por ejemplo, Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario de Fidel Castro, afirma que poco antes del triunfo de la revolución Guevara ordenó la ejecución de más de 20 personas en Santa Clara, donde su columna se encontraba activa. Este testimonio es confirmado por Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario, quien explica que entre las victimas se incluían campesinos que se habían unido a los rebeldes porque no tenían trabajo.
Esas ejecuciones empalidecen en comparación con lo que aconteció cuando Guevara fue puesto al mando de la prisión conocida como «La Cabaña» inmediatamente después del triunfo de Fidel Castro. Si bien es cierto que ejecutó a cientos «del régimen de Batista», también ejecutó a individuos que no tenían vinculación con el régimen. Javier Arzuaga, el capellán vasco que se desempeñaba en ese entonces en «La Cabaña», me manifestó que entre los 800 prisioneros habían algunos periodistas, empresarios y comerciantes.
Guevara envió a muchos jóvenes latinoamericanos a la muerte considerando que eran mártires de una religión secular. Con la excepción de Cuba, toda revolución que organizó fue aplastada, incluidos los esfuerzos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, Haití y su país natal, Argentina, donde los seguidores de Guevara provocaron una reacción de los militares que costó decenas de miles de vidas. También se entrometió en el Congo en 1965, donde se alió con dos carniceros — Pierre Mulele y Laurent Kabila. Eventualmente, tuvo que abandonar el país. Su incursión fatal en Bolivia falló en generar una revolución campesina y provocó la muerte de muchos de sus compañeros, así como la suya propia.
Otras proezas de Guevara incluyen el establecimiento de campos de trabajos forzados (Guanahacabibes, 1961). Ayudó a que Cuba se convirtiese en un títere soviético, y arruinó la economía de la isla, primero como titular del Banco Central, y luego como Ministro de Industria al desviar recursos hacia industrias que colapsaron poco después de que fueron creadas. También redujo la cosecha de azúcar (el pilar de Cuba) a la mitad, creando en consecuencia la necesidad de un severo racionamiento de alimentos.
No sorprende en absoluto que los secuaces progubernamentales que están empleando la violencia contra algunos de los críticos de las políticas populistas de la Presidente Cristina Fernández por estos días en Argentina enarbolen las banderas del Che Guevara. Guevara se refería así mismo como una «máquina de matar», un lenguaje que esos secuaces comprenden muy bien. El gobierno al que apoyan está encaminado a arruinar la agricultura de Argentina al aplicar gravámenes sobre el 75% de las ganancias de los agricultores, controlar los precios, limitar las exportaciones e inflar la moneda.
Alvaro Vargas Llosa
Traducido por Gabriel Gasave
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