Mucho antes del reciente fallo de la Corte Suprema, California eliminó las preferencias raciales en las admisiones universitarias. Esa victoria se ve ahora amenazada, ya que la clase dirigente de California se esfuerza por restaurar el tipo de racismo institucional que prevalecía antes del caso Bakke de 1978.
La Iniciativa por los Derechos Civiles de California (CCRI es su sigla en inglés), es decir la Proposición 209 en la boleta electoral del 5 de noviembre de 1996, eliminó las preferencias raciales en la educación, el empleo y las contrataciones estatales. Aunque con la oposición del ex candidato presidencial Jesse Jackson, los californianos aprobaron la CCRI por una margen del 54 al 46 por ciento.
Contrariamente a la creencia popular, la medida y la iniciativa no terminaron con la acción afirmativa. El Estado siguió ofreciendo un lugar para cada estudiante, y las universidades estatales podían ayudar a los estudiantes en términos económicos. El desastre que predijeron las fuerzas a favor de la preferencia racial nunca llegó a producirse.
Como explicó Thomas Sowell en su libro Intellectuals and Race, el descenso en la inscripción de individuos pertenecientes a una minoría en la UCLA y la UC Berkeley fue compensado por el incremento en otros campus de la UC. Y lo que es más importante, aumentó el número de estudiantes afroamericanos e hispanos que se graduaron en el sistema de la UC, incluido un incremento del 55% de aquellos que se graduaron en cuatro años con un promedio académico de 3,5 o más.
Los estudiantes no se encontraban representados según su porcentaje en la población, pero eso nunca ocurre debido a factores como las diferencias personales, el esfuerzo y la elección. Estas realidades no se registraron en el sistema educativo del estado.
En 2011, la Universidad de California en San Diego creó el cargo de vicerrector para la equidad, la diversidad y la inclusión, como señaló Heather Mac Donald, una «sinecura de la diversidad» que era «salvajemente redundante», costosa e innecesaria a la luz de la ley estatal. Los regentes de la UC aprobaron el nuevo puesto, mientras el sistema de la UC incrementaba el costo de las matrículas y rociaba con gas pimienta a los estudiantes que protestaban pacíficamente contra los aumentos.
En 2012, el senador estatal Edward Hernández introdujo la Enmienda Constitucional 5 del Senado, para permitir a los votantes considerar la eliminación de la prohibición de preferencias raciales y étnicas de la CCRI. Olivia Liao, presidenta de la Asociación de Ex Alumnos de la Joint Chinese University, tildó a la SCA-5 de discriminatoria y abogó por admisiones «basadas en el mérito.» La enmienda se retiró en 2014, pero volvió a presentarse en 2020.
La demócrata de San Diego Shirley Weber reactivó la SCA-5, denunciando que «el programa de igualdad de oportunidades de California fue derribado por la aprobación de la Proposición 209 en 1996». Según Weber, «la disparidad persistente, e incluso creciente, sigue existiendo, en particular para los asiático-americanos, los isleños del Pacífico, los negro-americanos, los latinoamericanos, los nativo-americanos y las mujeres, y debe ser rectificada.» Y así sucesivamente.
La enmienda para derogar la Proposición 209 aterrizó en los comicios de 2020 como la Proposición 16. Los votantes de California la rechazaron por un porcentaje de votos del 57,23 a favor y 42,77 en contra, un margen más amplio que la victoria de la Proposición 209 en 1996. Los reaccionarios de la clase dominante se apresuraron a contraatacar.
En febrero pasado, el asambleísta demócrata Corey Jackson presentó la Enmienda Constitucional 7 de la Asamblea, que va dirigida contra la Proposición 209. Sujeta a la «aprobación del gobernador», la medida aprueba programas «basados en la investigación» para «aumentar la esperanza de vida, mejorar los resultados educativos o sacar de la pobreza a grupos específicos por motivos de raza, color, etnia, origen nacional o géneros, sexos u orientaciones sexuales marginados».
Como explica CalMatters, la medida «permitiría a las agencias estatales enviar al gobernador una solicitud de exención para evitar las restricciones de la Proposición 209, siempre y cuando la excepción esté basada en investigaciones académicas», algo que en California puede significar casi cualquier cosa.
El republicano Bill Essayli, hijo de inmigrantes libaneses y primer musulmán en la Asamblea estatal, calificó a la ACA-7 de «política retrógrada», citando su apoyo a la Proposición 209.
«Creo que es un error en los Estados Unidos de América volver hacia atrás e introducir a la raza en la política gubernamental», afirmó el ex fiscal durante el debate sobre la medida. «Podemos proporcionar servicios a las comunidades desfavorecidas sin hacer que la raza sea un factor», sostuvo Essayli. «El gobierno debe tratar a la gente por igual… No deseo que el gobierno me trate de forma diferente a los demás. Deseo que me traten igual».
Jackson, el primer miembro negro del Caucus LGBTQ, replicó que Essayli es «un ejemplo perfecto de cómo una minoría puede convertirse en supremacista blanco haciendo todo lo posible por ganarse el afecto supremacista blanco y fascista». No quedó en claro en qué tipo de investigación académica estuvo basaba esa acusación.
Los promotores de la ACA-7 parecieron ignorar que el sistema de universidades comunitarias de California, el sistema universitario estatal y la Universidad de California estaban abiertos a todos los estudiantes. El gran Jackie Robinson fue alumno del Pasadena City College, fundado en 1924. En 1939, Robinson se matriculó en la UCLA y, en 1954, el futuro campeón de decatlón Rafer Johnson asistió a la UCLA con becas deportivas y académicas.
Johnson llegó a ser presidente del consejo estudiantil y el decatleta C.K. Yang, a quien derrotó en los Juegos Olímpicos de 1960, también fue alumno de la UCLA. El nativo de la República de China (Taiwán) ingresó en la UCLA en 1959 sin hablar inglés y se graduó en 1964. Así pues, mucho antes de la orden ejecutiva de 1965, las universidades de California estaban adoptando medidas de discriminación positiva para garantizar la igualdad de oportunidades.
Los votantes de California evidenciaron su preferencia por la igualdad de oportunidades en 1996 y 2020. La ACA-7 haría retroceder el reloj a la década de 1970, con cuotas raciales y étnicas. El racismo institucional es ahora la preferencia de la reaccionaria clase dirigente de California.
Traducido por Gabriel Gasave
El racismo reaccionario de California
Mucho antes del reciente fallo de la Corte Suprema, California eliminó las preferencias raciales en las admisiones universitarias. Esa victoria se ve ahora amenazada, ya que la clase dirigente de California se esfuerza por restaurar el tipo de racismo institucional que prevalecía antes del caso Bakke de 1978.
La Iniciativa por los Derechos Civiles de California (CCRI es su sigla en inglés), es decir la Proposición 209 en la boleta electoral del 5 de noviembre de 1996, eliminó las preferencias raciales en la educación, el empleo y las contrataciones estatales. Aunque con la oposición del ex candidato presidencial Jesse Jackson, los californianos aprobaron la CCRI por una margen del 54 al 46 por ciento.
Contrariamente a la creencia popular, la medida y la iniciativa no terminaron con la acción afirmativa. El Estado siguió ofreciendo un lugar para cada estudiante, y las universidades estatales podían ayudar a los estudiantes en términos económicos. El desastre que predijeron las fuerzas a favor de la preferencia racial nunca llegó a producirse.
Como explicó Thomas Sowell en su libro Intellectuals and Race, el descenso en la inscripción de individuos pertenecientes a una minoría en la UCLA y la UC Berkeley fue compensado por el incremento en otros campus de la UC. Y lo que es más importante, aumentó el número de estudiantes afroamericanos e hispanos que se graduaron en el sistema de la UC, incluido un incremento del 55% de aquellos que se graduaron en cuatro años con un promedio académico de 3,5 o más.
Los estudiantes no se encontraban representados según su porcentaje en la población, pero eso nunca ocurre debido a factores como las diferencias personales, el esfuerzo y la elección. Estas realidades no se registraron en el sistema educativo del estado.
En 2011, la Universidad de California en San Diego creó el cargo de vicerrector para la equidad, la diversidad y la inclusión, como señaló Heather Mac Donald, una «sinecura de la diversidad» que era «salvajemente redundante», costosa e innecesaria a la luz de la ley estatal. Los regentes de la UC aprobaron el nuevo puesto, mientras el sistema de la UC incrementaba el costo de las matrículas y rociaba con gas pimienta a los estudiantes que protestaban pacíficamente contra los aumentos.
En 2012, el senador estatal Edward Hernández introdujo la Enmienda Constitucional 5 del Senado, para permitir a los votantes considerar la eliminación de la prohibición de preferencias raciales y étnicas de la CCRI. Olivia Liao, presidenta de la Asociación de Ex Alumnos de la Joint Chinese University, tildó a la SCA-5 de discriminatoria y abogó por admisiones «basadas en el mérito.» La enmienda se retiró en 2014, pero volvió a presentarse en 2020.
La demócrata de San Diego Shirley Weber reactivó la SCA-5, denunciando que «el programa de igualdad de oportunidades de California fue derribado por la aprobación de la Proposición 209 en 1996». Según Weber, «la disparidad persistente, e incluso creciente, sigue existiendo, en particular para los asiático-americanos, los isleños del Pacífico, los negro-americanos, los latinoamericanos, los nativo-americanos y las mujeres, y debe ser rectificada.» Y así sucesivamente.
La enmienda para derogar la Proposición 209 aterrizó en los comicios de 2020 como la Proposición 16. Los votantes de California la rechazaron por un porcentaje de votos del 57,23 a favor y 42,77 en contra, un margen más amplio que la victoria de la Proposición 209 en 1996. Los reaccionarios de la clase dominante se apresuraron a contraatacar.
En febrero pasado, el asambleísta demócrata Corey Jackson presentó la Enmienda Constitucional 7 de la Asamblea, que va dirigida contra la Proposición 209. Sujeta a la «aprobación del gobernador», la medida aprueba programas «basados en la investigación» para «aumentar la esperanza de vida, mejorar los resultados educativos o sacar de la pobreza a grupos específicos por motivos de raza, color, etnia, origen nacional o géneros, sexos u orientaciones sexuales marginados».
Como explica CalMatters, la medida «permitiría a las agencias estatales enviar al gobernador una solicitud de exención para evitar las restricciones de la Proposición 209, siempre y cuando la excepción esté basada en investigaciones académicas», algo que en California puede significar casi cualquier cosa.
El republicano Bill Essayli, hijo de inmigrantes libaneses y primer musulmán en la Asamblea estatal, calificó a la ACA-7 de «política retrógrada», citando su apoyo a la Proposición 209.
«Creo que es un error en los Estados Unidos de América volver hacia atrás e introducir a la raza en la política gubernamental», afirmó el ex fiscal durante el debate sobre la medida. «Podemos proporcionar servicios a las comunidades desfavorecidas sin hacer que la raza sea un factor», sostuvo Essayli. «El gobierno debe tratar a la gente por igual… No deseo que el gobierno me trate de forma diferente a los demás. Deseo que me traten igual».
Jackson, el primer miembro negro del Caucus LGBTQ, replicó que Essayli es «un ejemplo perfecto de cómo una minoría puede convertirse en supremacista blanco haciendo todo lo posible por ganarse el afecto supremacista blanco y fascista». No quedó en claro en qué tipo de investigación académica estuvo basaba esa acusación.
Los promotores de la ACA-7 parecieron ignorar que el sistema de universidades comunitarias de California, el sistema universitario estatal y la Universidad de California estaban abiertos a todos los estudiantes. El gran Jackie Robinson fue alumno del Pasadena City College, fundado en 1924. En 1939, Robinson se matriculó en la UCLA y, en 1954, el futuro campeón de decatlón Rafer Johnson asistió a la UCLA con becas deportivas y académicas.
Johnson llegó a ser presidente del consejo estudiantil y el decatleta C.K. Yang, a quien derrotó en los Juegos Olímpicos de 1960, también fue alumno de la UCLA. El nativo de la República de China (Taiwán) ingresó en la UCLA en 1959 sin hablar inglés y se graduó en 1964. Así pues, mucho antes de la orden ejecutiva de 1965, las universidades de California estaban adoptando medidas de discriminación positiva para garantizar la igualdad de oportunidades.
Los votantes de California evidenciaron su preferencia por la igualdad de oportunidades en 1996 y 2020. La ACA-7 haría retroceder el reloj a la década de 1970, con cuotas raciales y étnicas. El racismo institucional es ahora la preferencia de la reaccionaria clase dirigente de California.
Traducido por Gabriel Gasave
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