Ahora que la ley que eleva el techo de la deuda ha sido promulgada y que los republicanos han ganado algo de terreno en materia de solvencia fiscal, su atención debe centrarse en una nueva frontera: la política monetaria. Uno de los principales impulsores del déficit del gasto público es el costo del servicio de la deuda, el cual es determinado en gran medida por las decisiones de la Reserva Federal sobre las tasas de interés. La próxima etapa del debate debería incluir el hecho de examinar los efectos presupuestarios del próximo movimiento del banco central.
No es políticamente apropiado sugerir que la política monetaria tiene algo que ver con la planificación fiscal, aparte de vincularse con las estimaciones de la inflación anual. Al fin y al cabo, la Reserva Federal es una agencia gubernamental independiente. Pero un análisis de cómo las cifras presupuestarias se ven afectadas por la suba de las tasas de interés es realista. En julio de 2021, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) proyectó el costo a 10 años del servicio de la deuda pública estadounidense para 2022-31 en 5,43 billones de dólares. El mes pasado, la CBO estimó que el costo para 2024-33 será de 10,56 billones de dólares.
No es de extrañar que la reducción de 1,53 billones de dólares en el gasto deficitario que la CBO proyecta ahora para 2024-33 como resultado del acuerdo sobre el techo de la deuda, sea considerada insuficiente por algunos miembros del Congreso. Aunque el acuerdo incluye una reducción de 188.000 millones de dólares de los costos en concepto de intereses, aun deja al costo del servicio de la deuda a 10 años por encima de los 10,37 billones de dólares.
Cuando los funcionarios de la Reserva Federal voten el miércoles si aumentan aún más su tasa de interés de referencia, no estarán pensando acerca de cómo ello podría desequilibrar los cálculos del presupuesto federal. Pero deberían considerar cómo la política monetaria de auge y depresión causa estragos en la disciplina fiscal.
Pasar de una tasa de interés de los fondos federales inferior al 0,25% a la tasa actual superior al 5% en el lapso de 15 meses tiene repercusiones. Cuando la Fed mantiene las tasas de interés cercanas a cero -como hizo de 2008 a 2015 y de nuevo de 2020 a 2012-, es fácil que los funcionarios de la Casa Blanca y los miembros del Congreso se vuelvan complacientes con la deuda. El monto en manos del público puede aumentar drásticamente para pagar el gasto deficitario, pero el costo morigerado de los emprestititos hace que parezca razonable. En el ejercicio fiscal 2021, la tasa de interés promedio de la deuda federal se situó en un mínimo histórico del 1,61%. La CBO prevé ahora que la tasa se duplique para 2032.
Podría subir aún más si el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC es su sigla en inglés) decide incrementar la tasa de interés oficial, ya sea esta semana o en su reunión de julio, en respuesta a la fuerte y constante demanda de mano de obra, que la Fed confía en frenar.
Esto plantea un interrogante: ¿Y si la estrategia de la Reserva Federal de reducir la inflación subiendo las tasas de interés no funciona? Entre sus consecuencias se encuentra la de un gobierno que estará pagando aún más dinero en concepto de intereses, aunque esté constriñendo el crecimiento económico del sector privado.
El modelo de la Reserva Federal incorpora la noción de la curva de Phillips, según la cual la inflación y la desocupación están inversamente relacionadas: cuando una sube, la otra baja. Hasta que haya una moderación discernible en las condiciones del mercado laboral, el enfoque del FOMC es seguir aumentando las tasas de interés. Pero como las últimas buenas cifras del empleo siguen desafiando las expectativas, las autoridades monetarias deben cuestionar sus supuestos teóricos. Como se dice que en una ocasión preguntó John Maynard Keynes: «Cuando cambia mi información, cambio de opinión. ¿Qué haces tú?».
En lugar de intentar contrarrestar la robustez de la contratación de empleados con otro incremento de un cuarto de punto de la tasa de interés oficial, los funcionarios de la Reserva Federal deberían dar más importancia al hecho de mantener las tasas de interés estables y predecibles. Dejen que la economía elabore su propio planteo para reducir la inflación mediante mayores niveles de producción y crecimiento. Se necesita más inversión de capital empresarial para aumentar la productividad. No la desalienten aumentando el costo del capital.
Los legisladores son reacios a darle consejos de política monetaria a la Reserva Federal por temor a cercenar la independencia del banco central. Pero difícilmente pueden ser una parte desinteresada, y no deberían evitar expresar su preocupación por las consecuencias negativas que la estrategia de la Fed tiene sobre la economía y la planificación fiscal.
Esto podría dar lugar a una evaluación pendiente de las herramientas de la Reserva Federal, que está creando sus propios problemas. La principal herramienta de política monetaria del FOMC es el pago de intereses sobre los 5,8 billones de dólares en las cuentas en efectivo que los bancos comerciales y los fondos de inversión del mercado monetario mantienen depositados en la Reserva Federal. Como la tasa de interés de referencia ha subido, esta práctica se ha vuelto extremadamente costosa. Desde septiembre, los gastos por intereses de la Reserva Federal han superado los ingresos por intereses que recibe de su propia cartera.
En lugar de devolver sus ganancias al Tesoro después de cubrir los gastos, la Reserva Federal está acumulando pérdidas crecientes por sus operaciones, eliminando para un futuro indefinido una importante fuente de ingresos para el gobierno. En el presupuesto federal propuesto por la administración Biden para el ejercicio fiscal 2022, se proyectaron beneficios de la Reserva Federal hasta un total de 814.000 millones de dólares para el periodo de 10 años 2022-31.
¿Por qué no optó el banco central por subir las tasas de interés vendiendo gran parte de sus tenencias de deuda del Tesoro (5,2 billones de dólares) y valores respaldados por hipotecas (2,6 billones de dólares) en vez de pagar directamente a los bancos comerciales y a los fondos de inversión del mercado monetario para que dejaran su dinero en efectivo? Las operaciones de mercado abierto son la forma tradicional de aumentar las tasas, pero desde que el ex presidente de la Fed Ben Bernanke emprendió la flexibilización cuantitativa a través de compras a gran escala de deuda respaldada por el gobierno, los funcionarios del FOMC se han mostrado renuentes a «normalizar» las tenencias de cartera, pareciendo preferir una mayor presencia en los mercados financieros. Otra táctica errónea de la Reserva Federal.
Al soslayar las cuestiones relativas a la política monetaria, el Congreso ha permitido que la Reserva Federal se vuelva demasiado poderosa, demasiado prominente y demasiado política. Ya es suficientemente malo que el banco central haya malogrado su manejo de la inflación, su cometido más importante. Ahora es esencial mitigar mayores daños causados por las erráticas políticas respecto de las tasas de interés y emprender las reformas necesarias de la Reserva Federal.
Traducido por Gabriel Gasave
Las herramientas de política monetaria de la Reserva Federal precisan una revisión
Ahora que la ley que eleva el techo de la deuda ha sido promulgada y que los republicanos han ganado algo de terreno en materia de solvencia fiscal, su atención debe centrarse en una nueva frontera: la política monetaria. Uno de los principales impulsores del déficit del gasto público es el costo del servicio de la deuda, el cual es determinado en gran medida por las decisiones de la Reserva Federal sobre las tasas de interés. La próxima etapa del debate debería incluir el hecho de examinar los efectos presupuestarios del próximo movimiento del banco central.
No es políticamente apropiado sugerir que la política monetaria tiene algo que ver con la planificación fiscal, aparte de vincularse con las estimaciones de la inflación anual. Al fin y al cabo, la Reserva Federal es una agencia gubernamental independiente. Pero un análisis de cómo las cifras presupuestarias se ven afectadas por la suba de las tasas de interés es realista. En julio de 2021, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) proyectó el costo a 10 años del servicio de la deuda pública estadounidense para 2022-31 en 5,43 billones de dólares. El mes pasado, la CBO estimó que el costo para 2024-33 será de 10,56 billones de dólares.
No es de extrañar que la reducción de 1,53 billones de dólares en el gasto deficitario que la CBO proyecta ahora para 2024-33 como resultado del acuerdo sobre el techo de la deuda, sea considerada insuficiente por algunos miembros del Congreso. Aunque el acuerdo incluye una reducción de 188.000 millones de dólares de los costos en concepto de intereses, aun deja al costo del servicio de la deuda a 10 años por encima de los 10,37 billones de dólares.
Cuando los funcionarios de la Reserva Federal voten el miércoles si aumentan aún más su tasa de interés de referencia, no estarán pensando acerca de cómo ello podría desequilibrar los cálculos del presupuesto federal. Pero deberían considerar cómo la política monetaria de auge y depresión causa estragos en la disciplina fiscal.
Pasar de una tasa de interés de los fondos federales inferior al 0,25% a la tasa actual superior al 5% en el lapso de 15 meses tiene repercusiones. Cuando la Fed mantiene las tasas de interés cercanas a cero -como hizo de 2008 a 2015 y de nuevo de 2020 a 2012-, es fácil que los funcionarios de la Casa Blanca y los miembros del Congreso se vuelvan complacientes con la deuda. El monto en manos del público puede aumentar drásticamente para pagar el gasto deficitario, pero el costo morigerado de los emprestititos hace que parezca razonable. En el ejercicio fiscal 2021, la tasa de interés promedio de la deuda federal se situó en un mínimo histórico del 1,61%. La CBO prevé ahora que la tasa se duplique para 2032.
Podría subir aún más si el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC es su sigla en inglés) decide incrementar la tasa de interés oficial, ya sea esta semana o en su reunión de julio, en respuesta a la fuerte y constante demanda de mano de obra, que la Fed confía en frenar.
Esto plantea un interrogante: ¿Y si la estrategia de la Reserva Federal de reducir la inflación subiendo las tasas de interés no funciona? Entre sus consecuencias se encuentra la de un gobierno que estará pagando aún más dinero en concepto de intereses, aunque esté constriñendo el crecimiento económico del sector privado.
El modelo de la Reserva Federal incorpora la noción de la curva de Phillips, según la cual la inflación y la desocupación están inversamente relacionadas: cuando una sube, la otra baja. Hasta que haya una moderación discernible en las condiciones del mercado laboral, el enfoque del FOMC es seguir aumentando las tasas de interés. Pero como las últimas buenas cifras del empleo siguen desafiando las expectativas, las autoridades monetarias deben cuestionar sus supuestos teóricos. Como se dice que en una ocasión preguntó John Maynard Keynes: «Cuando cambia mi información, cambio de opinión. ¿Qué haces tú?».
En lugar de intentar contrarrestar la robustez de la contratación de empleados con otro incremento de un cuarto de punto de la tasa de interés oficial, los funcionarios de la Reserva Federal deberían dar más importancia al hecho de mantener las tasas de interés estables y predecibles. Dejen que la economía elabore su propio planteo para reducir la inflación mediante mayores niveles de producción y crecimiento. Se necesita más inversión de capital empresarial para aumentar la productividad. No la desalienten aumentando el costo del capital.
Los legisladores son reacios a darle consejos de política monetaria a la Reserva Federal por temor a cercenar la independencia del banco central. Pero difícilmente pueden ser una parte desinteresada, y no deberían evitar expresar su preocupación por las consecuencias negativas que la estrategia de la Fed tiene sobre la economía y la planificación fiscal.
Esto podría dar lugar a una evaluación pendiente de las herramientas de la Reserva Federal, que está creando sus propios problemas. La principal herramienta de política monetaria del FOMC es el pago de intereses sobre los 5,8 billones de dólares en las cuentas en efectivo que los bancos comerciales y los fondos de inversión del mercado monetario mantienen depositados en la Reserva Federal. Como la tasa de interés de referencia ha subido, esta práctica se ha vuelto extremadamente costosa. Desde septiembre, los gastos por intereses de la Reserva Federal han superado los ingresos por intereses que recibe de su propia cartera.
En lugar de devolver sus ganancias al Tesoro después de cubrir los gastos, la Reserva Federal está acumulando pérdidas crecientes por sus operaciones, eliminando para un futuro indefinido una importante fuente de ingresos para el gobierno. En el presupuesto federal propuesto por la administración Biden para el ejercicio fiscal 2022, se proyectaron beneficios de la Reserva Federal hasta un total de 814.000 millones de dólares para el periodo de 10 años 2022-31.
¿Por qué no optó el banco central por subir las tasas de interés vendiendo gran parte de sus tenencias de deuda del Tesoro (5,2 billones de dólares) y valores respaldados por hipotecas (2,6 billones de dólares) en vez de pagar directamente a los bancos comerciales y a los fondos de inversión del mercado monetario para que dejaran su dinero en efectivo? Las operaciones de mercado abierto son la forma tradicional de aumentar las tasas, pero desde que el ex presidente de la Fed Ben Bernanke emprendió la flexibilización cuantitativa a través de compras a gran escala de deuda respaldada por el gobierno, los funcionarios del FOMC se han mostrado renuentes a «normalizar» las tenencias de cartera, pareciendo preferir una mayor presencia en los mercados financieros. Otra táctica errónea de la Reserva Federal.
Al soslayar las cuestiones relativas a la política monetaria, el Congreso ha permitido que la Reserva Federal se vuelva demasiado poderosa, demasiado prominente y demasiado política. Ya es suficientemente malo que el banco central haya malogrado su manejo de la inflación, su cometido más importante. Ahora es esencial mitigar mayores daños causados por las erráticas políticas respecto de las tasas de interés y emprender las reformas necesarias de la Reserva Federal.
Traducido por Gabriel Gasave
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