Paul Krugman es editorialista del New York Times y ganador del premio Nobel de Economía. No obstante, más que cualquier otro economista en el país, de manera rutinaria desacredita a la misma profesión que lo ha honrado.
Krugman afirma que el Obamacare en verdad funciona. Cree también que todo el sistema de atención médica funcionaría mejor si el gobierno pagara todas nuestras cuentas médicas. Al formular estas afirmaciones, escribe de la manera en la que lo haría un no-economista. Dondequiera que haya individuos que consideren que los problemas de política sanitaria pueden ser resueltos sin ningún conocimiento de economía, Krugman está allí para darles ayuda y consuelo – semana tras semana, mes tras mes.
He aquí una alerta para el lector sobre algunos de los errores más atroces de Krugman.
Monopolio. Cuando se trata de la atención de la salud, el monopolio es mejor que la competencia y lo público es mejor que lo privado, según Krugman. En la columna del viernes pasado, escribió: “El modo más sencillo de asegurar que las personas tengan acceso a la atención médica esencial es que el gobierno pague sus cuentas directamente”.
¿En serio? ¿Funcionaría eso para otros servicios profesionales? ¿Abogados? ¿Contadores? ¿Arquitectos? ¿Ingenieros? Trate de imaginar cómo sería la contabilidad socializada. Mientras lo hace, pregúntese si la opinión de Krugman se aplicaría igualmente bien a otros servicios esenciales. ¿Estarían mejor satisfechas nuestras necesidades de alimentos, vestimenta y refugio si el gobierno pagara todas las cuentas?
Cuando Adam Smith, el padre de la economía, escribió la Riqueza de las Naciones explicó que la competencia del sector privado es superior al monopolio del sector público. Por entonces, sólo existían unos pocos experimentos a pequeña escala de producción y distribución socializada para analizar. La Colonia Jamestown, por ejemplo. Pero en el siglo XX, tuvimos experimentos socialistas a gran escala — en la Unión Soviética, en China y en otros países. Corea del Norte es un ejemplo constante. Fueron todos fracasos monumentales.
¿Es posible que la medicina sea diferente? Aparentemente no. La medicina socializada en Rusia no parecía funcionar mucho mejor que las tiendas de comestibles socializadas.
Instituciones. Como cualquier libro de texto decente de economía introductoria debería explicar, las instituciones importan. Hay una razón por la cual Federal Express es diferente del Servicio Postal de los EE.UU. y porqué, en un esfuerzo por sobrevivir, el último está tratando de parecerse más al primero. Al argumentar a favor de un monopolio gubernamental en la provisión de la atención médica, Krugman solía señalar al sistema de atención de la salud para los Veteranos (VA como se lo conoce en inglés) como el ideal. En estos días está siguiendo los pasos de Bernie Sanders, presionando por un Medicare para todos. En otras ocasiones, él parece insinuar que el Medicaid para todos sería algo bueno. Aparentemente, aún no ha descubierto el Servicio de Salud Indígena.
Traducido por Gabriel Gasave
Lo que Paul Krugman no entiende sobre la economía de la salud
Paul Krugman es editorialista del New York Times y ganador del premio Nobel de Economía. No obstante, más que cualquier otro economista en el país, de manera rutinaria desacredita a la misma profesión que lo ha honrado.
Krugman afirma que el Obamacare en verdad funciona. Cree también que todo el sistema de atención médica funcionaría mejor si el gobierno pagara todas nuestras cuentas médicas. Al formular estas afirmaciones, escribe de la manera en la que lo haría un no-economista. Dondequiera que haya individuos que consideren que los problemas de política sanitaria pueden ser resueltos sin ningún conocimiento de economía, Krugman está allí para darles ayuda y consuelo – semana tras semana, mes tras mes.
He aquí una alerta para el lector sobre algunos de los errores más atroces de Krugman.
Monopolio. Cuando se trata de la atención de la salud, el monopolio es mejor que la competencia y lo público es mejor que lo privado, según Krugman. En la columna del viernes pasado, escribió: “El modo más sencillo de asegurar que las personas tengan acceso a la atención médica esencial es que el gobierno pague sus cuentas directamente”.
¿En serio? ¿Funcionaría eso para otros servicios profesionales? ¿Abogados? ¿Contadores? ¿Arquitectos? ¿Ingenieros? Trate de imaginar cómo sería la contabilidad socializada. Mientras lo hace, pregúntese si la opinión de Krugman se aplicaría igualmente bien a otros servicios esenciales. ¿Estarían mejor satisfechas nuestras necesidades de alimentos, vestimenta y refugio si el gobierno pagara todas las cuentas?
Cuando Adam Smith, el padre de la economía, escribió la Riqueza de las Naciones explicó que la competencia del sector privado es superior al monopolio del sector público. Por entonces, sólo existían unos pocos experimentos a pequeña escala de producción y distribución socializada para analizar. La Colonia Jamestown, por ejemplo. Pero en el siglo XX, tuvimos experimentos socialistas a gran escala — en la Unión Soviética, en China y en otros países. Corea del Norte es un ejemplo constante. Fueron todos fracasos monumentales.
¿Es posible que la medicina sea diferente? Aparentemente no. La medicina socializada en Rusia no parecía funcionar mucho mejor que las tiendas de comestibles socializadas.
Instituciones. Como cualquier libro de texto decente de economía introductoria debería explicar, las instituciones importan. Hay una razón por la cual Federal Express es diferente del Servicio Postal de los EE.UU. y porqué, en un esfuerzo por sobrevivir, el último está tratando de parecerse más al primero. Al argumentar a favor de un monopolio gubernamental en la provisión de la atención médica, Krugman solía señalar al sistema de atención de la salud para los Veteranos (VA como se lo conoce en inglés) como el ideal. En estos días está siguiendo los pasos de Bernie Sanders, presionando por un Medicare para todos. En otras ocasiones, él parece insinuar que el Medicaid para todos sería algo bueno. Aparentemente, aún no ha descubierto el Servicio de Salud Indígena.
Traducido por Gabriel Gasave
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