Las recientes propuestas para “federalizar” el funcionamiento de la seguridad aeroportuaria son contrarias a la noción de sentido común de que las cuestiones locales son manejadas de la mejor manera posible por la gente local. Por otra parte, la historia de la intervención federal—en las relaciones laborales, el cuidado de la salud, los recursos naturales, la medicina del trabajo y la seguridad, y una multitud de otras áreas—sugiere que federalizar la seguridad de los aeropuertos traería resultados igualmente decepcionantes.
Los estudios de la Oficina General de Contabilidad y del Inspector General del Departamento de Transporte, así como los horribles acontecimientos del 11 de septiembre, demuestran que la seguridad aeroportuaria necesita una puesta a punto importante. Adoptando un sistema federal único, sin embargo, se corre el riesgo de adormecer a los estadounidenses en una falsa sensación de seguridad. En el mejor de los casos, sería una pobre manera de fomentar la innovación y la responsabilidad.
Compare el Servicio Postal de EE.UU. con FedEx y verá por qué. Simplemente ponga, administradores federales carentes de incentivos para hacer un buen trabajo. Si un encargado local de la seguridad de un aeropuerto falla, cada uno sabe a quién considerar responsable. Si un administrador federal falla en uno o dos casos importantes, en contraste, él puede siempre reclamar haber hecho un buen trabajo porque “el sistema funcionó para el 99 por ciento de los aeropuertos.”
La responsabilidad por la seguridad aeroportuaria ha sido desordenadamente dividida entre varias partes—las autoridades locales, las líneas aéreas, los aeropuertos, y la Administración Federal de la Aviación (F.A.A. es su sigla en Inglés)—lo que ha generado una paupérrima responsabilidad. Sin embargo, la responsabilidad no será mejorada poniendo simplemente todos los aspectos de la seguridad del aeropuerto en manos de una agencia federal.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y la Oficina del Alcohol, el Tabaco y las Armas de Fuego han demostrado en tiempos recientes prestaciones y responsabilidad horrorosamente mediocres. ¿Por qué una nueva Agencia Federal de la Seguridad Aeroportuaria lo haría algo mejor?
Necesitamos crear una estructura institucional que alinee los intereses de todo lo involucrado en la seguridad de los aeropuertos, un sistema que fomente la innovación y la responsabilidad. Tal sistema puede ser creado y operado con éxito solamente en el sector privado.
En años recientes, muchos aeropuertos Europeos han sido privatizados, dando como resultado un servicio mejor—incluida la seguridad—y la responsabilidad. Ese resultado beneficia a todos. Los Estados Unidos deberían adherir a tal reforma, no alejarse de ella colocando todos sus huevos en una canasta socialista.
Traducido por Gabriel Gasave
No federalicen la seguridad en los aeropuertos
Las recientes propuestas para “federalizar” el funcionamiento de la seguridad aeroportuaria son contrarias a la noción de sentido común de que las cuestiones locales son manejadas de la mejor manera posible por la gente local. Por otra parte, la historia de la intervención federal—en las relaciones laborales, el cuidado de la salud, los recursos naturales, la medicina del trabajo y la seguridad, y una multitud de otras áreas—sugiere que federalizar la seguridad de los aeropuertos traería resultados igualmente decepcionantes.
Los estudios de la Oficina General de Contabilidad y del Inspector General del Departamento de Transporte, así como los horribles acontecimientos del 11 de septiembre, demuestran que la seguridad aeroportuaria necesita una puesta a punto importante. Adoptando un sistema federal único, sin embargo, se corre el riesgo de adormecer a los estadounidenses en una falsa sensación de seguridad. En el mejor de los casos, sería una pobre manera de fomentar la innovación y la responsabilidad.
Compare el Servicio Postal de EE.UU. con FedEx y verá por qué. Simplemente ponga, administradores federales carentes de incentivos para hacer un buen trabajo. Si un encargado local de la seguridad de un aeropuerto falla, cada uno sabe a quién considerar responsable. Si un administrador federal falla en uno o dos casos importantes, en contraste, él puede siempre reclamar haber hecho un buen trabajo porque “el sistema funcionó para el 99 por ciento de los aeropuertos.”
La responsabilidad por la seguridad aeroportuaria ha sido desordenadamente dividida entre varias partes—las autoridades locales, las líneas aéreas, los aeropuertos, y la Administración Federal de la Aviación (F.A.A. es su sigla en Inglés)—lo que ha generado una paupérrima responsabilidad. Sin embargo, la responsabilidad no será mejorada poniendo simplemente todos los aspectos de la seguridad del aeropuerto en manos de una agencia federal.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y la Oficina del Alcohol, el Tabaco y las Armas de Fuego han demostrado en tiempos recientes prestaciones y responsabilidad horrorosamente mediocres. ¿Por qué una nueva Agencia Federal de la Seguridad Aeroportuaria lo haría algo mejor?
Necesitamos crear una estructura institucional que alinee los intereses de todo lo involucrado en la seguridad de los aeropuertos, un sistema que fomente la innovación y la responsabilidad. Tal sistema puede ser creado y operado con éxito solamente en el sector privado.
En años recientes, muchos aeropuertos Europeos han sido privatizados, dando como resultado un servicio mejor—incluida la seguridad—y la responsabilidad. Ese resultado beneficia a todos. Los Estados Unidos deberían adherir a tal reforma, no alejarse de ella colocando todos sus huevos en una canasta socialista.
Traducido por Gabriel Gasave
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