La diferencia entre democracia y república
Recientemente, el 11 de marzo de 2024, salió una publicación por un grupo de aproximadamente sesenta ciudadanos autonombrados El Movimiento para el Rescate de la Auténtica República Democrática, solicitándoles al presidente de la república que destituya de inmediato a la fiscal general y al Congreso Nacional de la República que desobedezca e ignore las resoluciones de la Corte de Constitucionalidad. Aparte de que incurren en instigar al presidente y a los diputados a cometer el delito de sedición, su nombre me recuerda otros, igualmente contradictorios, como la República Democrática de Alemania, o la República Democrática de Corea o República Democrática del Congo.
La democracia es un sistema de gobierno despótico, donde no impera la ley, sino que solo la voluntad de la mayoría. De esta manera, usando el poder de la fuerza que da el número, la mayoría viola los derechos de la minoría.
Apoyando a este manifiesto, el sacerdote Sergio Godoy, de Semilla, está llamando a una consulta popular para determinar si las acciones de la fiscal general constituyen causa plenamente justificada para que el presidente de la república la remueva del cargo.
Puede que lo sepan o no, pero las medidas que están tomando sí son democráticas. La democracia es un sistema de gobierno despótico, donde no impera la ley, sino que solo la voluntad de la mayoría. De esta manera, usando el poder de la fuerza que da el número, la mayoría viola los derechos de la minoría.
La república
La república es todo lo contrario. Es un sistema de gobierno constitucional donde impera la ley. Es un estado de derecho, lo que significa que el derecho individual antecede al pacto social y las leyes se elaboran para proteger los derechos de los individuos. Kant lo explica bien en Hacia la paz perpetua:
«La constitución republicana se fundamenta, primero, de acuerdo con los principios de la libertad de los miembros de una sociedad (como seres humanos), segundo, de acuerdo con el principio de dependencia de todos sus miembros a un sistema común de leyes (como súbditos), y, tercero, de acuerdo con la ley de igualdad de sus miembros (como ciudadanos). […] Toda forma de gobierno o regencia (forma reginimis) es o republicana o despótica. […] La democracia es, en el sentido correcto del término, necesariamente despotismo, porque establece un poder ejecutivo en el que todos toman decisiones para y, si necesario, contra cualquier individuo que no esté de acuerdo con el resto. Ello constituye una contradicción de la voluntad general consigo misma y con la libertad, de todos que a su vez no son todos.»
Aristóteles, al igual que Sócrates y Platón, estaba desencantado con la democracia y escribe en La Política:
«El espíritu de ambas [democracia y monarquía] es el mismo, y las dos por igual ejercitan un mandato despótico sobre los mejores ciudadanos. Los decretos del pueblo corresponden a los edictos del tirano; … El demagogo hace que los decretos del pueblo invaliden las leyes, al referir todo asunto a la asamblea popular… Aún más, aquellos que tienen alguna queja contra los magistrados dicen, ‘dejad que el pueblo sea el juez’; el pueblo está encantado de aceptar la invitación; y así la autoridad de cada organismo se ve gravemente disminuida. Tal democracia está razonablemente abierta a la objeción de que no es una constitución; porque donde las leyes no tienen autoridad, no hay constitución. La ley debe gobernar sobre todos, y los magistrados deben juzgar sobre los asuntos particulares, y sólo esto debe considerarse un gobierno constitucional.»
En su espíritu democrático, los miembros del Movimiento para el Rescate de la Auténtica República Democrática pretenden justificar en el número estar por encima de la ley, porque ahora esta no les conviene. Cuando la ley protegía a Thelma Aldana, entonces sí la apoyaban. Pero la ley es universal y aplica a todos y a cada uno, nos guste o no.
Igualdad ante la ley
La igualdad externa (jurídica) a la que se refiere Kant dentro de un Estado constituye aquella relación entre los ciudadanos según la cual nadie puede vincular jurídicamente a otro sin someterse él mismo a la ley y poder ser, así mismo, obligado a su vez. Es decir, que en una república todos sin excepción alguna están sometidos al imperio de la ley. Y la ley para ser legítima debe ser general y universal.
En su espíritu democrático, los miembros del Movimiento para el Rescate de la Auténtica República Democrática pretenden justificar en el número estar por encima de la ley, porque ahora esta no les conviene. Cuando la ley protegía a Thelma Aldana, entonces sí la apoyaban. Pero la ley es universal y aplica a todos y a cada uno, nos guste o no.
La contradicción
Guatemala no es una democracia, sino que una república como reza en la constitución que dice: «Constitución Política de la República de Guatemala.» Y la ley debe prevalecer.
Una república democrática es una contradicción en términos.
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