Machado: Un faro de esperanza en la crisis política de Venezuela
Los políticos que hablan de una «cita con la historia» me generan una sensación inquietante. No obstante, resulta complicado negar que las elecciones presidenciales que se celebrarán en Venezuela el 28 de julio podrían ser precisamente eso. La oposición (o, más exactamente, el movimiento de resistencia) está en su momento más fuerte. Se encuentra cohesionada en torno a una de las líderes más formidables de América Latina, María Corina Machado, una mujer con convicciones liberales clásicas que cuenta con aproximadamente un 70% de apoyo popular. En contraste, el tirano que gobierna el país y toda su administración nunca habían estado tan débiles.
Se han debilitado hasta tal punto que incluso los aliados de Nicolás Maduro en América Latina, como el brasileño Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro (quien, en muchos aspectos, también se inclina hacia el chavismo), han comenzado a distanciarse de los intentos de Caracas por manipular las elecciones semanas antes de la votación. Estos intentos han incluido el cercenamiento del derecho de Machado a presentarse a los comicios.
Para que no se malinterprete mi entusiasmo, es importante aclarar que el sistema en Venezuela está completamente en contra de la oposición. Nicolás Maduro ya ha incumplido lo acordado en Barbados en octubre de 2023, bajo supervisión internacional. Este acuerdo, entre la dictadura venezolana y la Plataforma Unitaria Democrática, tenía como objetivo garantizar que las elecciones presidenciales fueran libres y justas.
Después de ganar las primarias por amplia mayoría, María Corina Machado no pudo presentarse como candidata. A su suplente, Corina Yoris, también se le impidió inscribirse como candidata. Tras diversas maniobras y contramaniobras, la oposición unida decidió respaldar a uno de los pocos candidatos autorizados a registrarse, Edmundo González, un respetado diplomático de 74 años que, sin embargo, era prácticamente desconocido para el público.
Desde entonces, Machado ha recorrido todo el país, atrayendo a grandes multitudes allá donde va. El Consejo Nacional Electoral no ha actualizado el registro electoral (otra violación de los Acuerdos de Barbados), lo que implica que millones de personas no podrán votar, incluida, lo que es crucial, la inmensa mayoría de los ocho millones de venezolanos que han tenido que abandonar el país en los últimos años y aborrecen el régimen. Además, se ha prohibido la presencia el día de las elecciones de observadores internacionales neutrales, incluidos los de la Unión Europea, otra violación de los Acuerdos de Barbados.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿cuáles son los motivos para el optimismo? En el contexto de Venezuela, el optimismo no significa que Maduro vaya a aceptar su derrota la noche de las elecciones. Seguro que intentará amañar el proceso electoral. Sin embargo, con una diferencia casi garantizada de tres a uno a favor de González, será mucho más difícil para Maduro alterar el recuento de votos con la misma facilidad que en ocasiones anteriores.
La oposición ha establecido una extensa red de observadores locales y equipos bien capacitados que estarán atentos a cualquier irregularidad o incidente sospechoso el día de las elecciones y, a través de diversos medios, difundirán cuantiosa información para mantener informados a los venezolanos y al resto del mundo. El fraude será flagrante y grotesco, lo que probablemente desencadenará un proceso, incluyendo la resistencia interna y la presión internacional, que a la dictadura no le resultará fácil contrarrestar. Muchos venezolanos y miembros de la comunidad internacional creen que una victoria contundente de la oposición el 28 de julio podría provocar fisuras en el régimen, desactivar las órdenes de Maduro y desencadenar algún tipo de transición.
Machado y sus colaboradores (muchos de los cuales están en prisión o bajo protección diplomática en la embajada argentina) han ofrecido garantías de que negociarán un traspaso pacífico del poder con cualquier facción creíble del régimen dispuesta a reconocer la victoria de la oposición. Esto incluye la posibilidad de que el chavismo continúe existiendo como una fuerza política en una democracia liberal pluralista.
Quienes, como María Corina Machado, llevan décadas luchando por la libertad, merecen mantener viva la esperanza de que esta vez las cosas serán distintas.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.
- 23 de julio, 2015
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