La escasez de Ozempic pone de manifiesto los problemas de la FDA, pero la telemedicina ofrece esperanzas
En noviembre pasado, el New York Times se preguntaba: “¿Qué es Ozempic y por qué está recibiendo tanta atención?”. Cinco meses después, respondía a su propio interrogante con el titular: “Así es como luce un medicamento milagroso”.
Y sí que parece serlo. Los resultados de los ensayos clínicos demuestran que casi el 83% de los pacientes perdieron cantidades clínicamente significativas de peso mientras utilizaban Ozempic. Una rápida búsqueda en Google halla cientos de relatos exitosos de pacientes que pierden peso y no lo recuperan. Incluso ayuda a las personas con diabetes tipo 2, que a menudo lidian contra problemas hormonales mientras intentan perder peso.
No es de extrañar que más de 25.000 pacientes empezaran a utilizar Wegovy (el mismo fármaco que Ozempic, pero con una dosis diferente) cada semana a mediados de 2024. Tampoco resulta sorprendente que todos los tratamientos inyectables para adelgazar escasearan desde entonces. En octubre de 2024, la escasez dejó a muchos pacientes en un escenario de “infierno viviente”. Algunos no pudieron continuar o terminar su tratamiento: recuperaron peso, sufrieron peligrosas fluctuaciones de peso (que pueden causar daños cardiovasculares) y no alcanzaron los umbrales del índice de masa muscular (IMC) para someterse a intervenciones quirúrgicas.
Desde luego, el gobierno no ha ayudado a una situación ya de por sí difícil. En primer lugar, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) autorizó a las farmacias de medicamentos compuestos a fabricar versiones “de imitación” de inyecciones de fármacos para adelgazar. Esta decisión fue recibida con una demanda judicial, que aún está en curso. La agencia también decidió retirar Mounjaro y Zepbound (sustitutos de Ozempic) de su lista de productos escasos. Los profesionales del sector criticaron la decisión por producirse “sin previo aviso, sin solicitar la opinión de las partes afectadas y del público, y sin una significativa justificación”.
Incluso si los fabricantes de medicamentos pueden incrementar el suministro, la confusión sobre si las versiones de “imitación” pueden ser recetadas y cuáles medicamentos de marca se encuentran en verdad disponibles, seguirá complicando la vida a médicos, farmacias y pacientes.
Afortunadamente, mientras el sistema sanitario y la FDA ignoran qué responder, la telemedicina se esfuerza por acercar una medicina de avanzada a los pacientes.
Ro, una empresa de telemedicina directa al consumidor, ha desarrollado un rastreador nacional de suministros de la hormona GLP-1 (el agente adelgazante que se encuentra en Ozempic) para informar de qué medicamentos para adelgazar están disponibles y en qué lugares. Esta impresionante herramienta está a disposición de todo el mundo. Ro también proporciona a los clientes acceso a enfermeras y otros profesionales cualificados que pueden ayudar a orientar las decisiones médicas cuando el tratamiento se interrumpe o requiere utilizar un medicamento diferente.
Dado que el Ozempic y otros tratamientos similares pueden costar casi 1.000 dólares al mes sin seguro ni cobertura, otras empresas de telesalud y telemedicina están ayudando a los pacientes a solventar precios más bajos. Por nombrar algunas, HIMS, Lemonaid Health, Henry Health y Sesame se han asociado con farmacias de medicamentos compuestos para ofrecer a los pacientes acceso directo a versiones más baratas de Mounjaro y Zepbound. Amazon Clinic -el servicio de telemedicina asociado a Amazon Pharmacy- permite a los pacientes comparar los precios de los distintos tratamientos de pérdida de peso por marcas.
Como consecuencia indirecta de la inventiva de la telemedicina, algunos fabricantes de marca han bajado sus precios. Ante la mayor competencia para llegar a los pacientes, Eli Lilly redujo el precio de Zepbound alrededor de un 50% y comenzó a ofrecer la opción de una ampolleta monodosis. Los viales suelen ser menos engorrosos de usar que las lapiceras auto inyectoras y más fáciles de fabricar, lo que permite una producción más rápida.
No sabemos cuándo terminará oficialmente esta escasez, cuál será el resultado de la demanda legal por “imitación” o si estos faltantes volverán a producirse a medida que estos medicamentos se hagan aún más populares. Lo que sí sabemos es que cuando surgen estos y otros problemas, la competencia funciona para aportar soluciones. Exactamente eso es lo que está haciendo la telemedicina.
Traducido por Gabriel Gasave
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
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