Una posible solución para la guerra en Ucrania
Muchos analistas de política exterior de todo el mundo parecen estar resignados a una guerra larga, agobiante y dolorosa en Ucrania, y se llevan las manos a la cabeza al declarar que tanto Ucrania como Rusia carecen de un incentivo claro para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la conflagración.
Recientemente, los ucranianos han tomado impulso en el sur y el noreste de Ucrania y están haciendo algunos progresos en la región del Donbás en el sudeste del país. La parte que gana una guerra suele tener menos incentivos para sentarse a la mesa de negociaciones de paz y, en este caso, los ucranianos quieren mantener su impulso durante el próximo invierno. Y lo más importante es que Ucrania desea recuperar las áreas de su país ocupadas por Rusia.
Por otro lado, los rusos siguen teniendo la fuerza más grande y han asumido formidables posiciones defensivas en ciertos sectores clave del campo de batalla. Además, aunque el dictador ruso Vladimir Putin está actualmente perdiendo en el conflicto, los analistas creen que, dado que su legitimidad para gobernar en su país se basa en el machismo y en una ideología que quiere unir a Rusia, Bielorrusia y Ucrania bajo el dominio ruso, podría ser derrocado si no consigue algún tipo de "victoria" en Ucrania. Así que, a pesar del pésimo desempeño de sus fuerzas militares en el conflicto hasta ahora, Putin se encuentra esperando soportar el frío invierno, cuando su destrucción sin sentido de la infraestructura de Ucrania podría (aunque es poco probable) socavar la voluntad del pueblo ucraniano para combatir, y la reducción de las exportaciones de energía rusa a Europa podría (más probablemente) erosionar su apoyo al esfuerzo bélico de Ucrania. Por lo tanto, a menos que uno de los dos bandos militares colapse dramáticamente, el campo de batalla probablemente tendrá que estancarse y ambas partes tendrán quedar exhaustas antes de que un acuerdo sea siquiera una posibilidad.
Si bien es cierto que en el corto y medio plazo estos factores clave pueden no estar tendiendo hacia unas auténticas negociaciones de paz, a más largo plazo podría haber un camino hacia un acuerdo duradero. Después de que los rusos invadieran la región ucraniana de Crimea a finales de febrero de 2014, llevaron a cabo un referéndum en esta zona de habla rusa para legitimar su invasión ilegal.
Sin embargo, este sondeo de opinión fue una farsa. A principios de marzo de ese mismo año, los rusos precipitaron a la población de Crimea a un referéndum con dos opciones que eran básicamente la misma cosa; los crimeos podían votar ser anexados a Rusia o restaurar la autonomía de las autoridades de Crimea, que acababan de ser instaladas por Rusia y que solicitaron la anexión a Rusia. Según el historiador de Yale Timothy Snyder, a pesar de que los resultados oficiales afirmaban que cerca del 90 por ciento de la población de Crimea acudió a las urnas, y que casi todos los votantes eligieron la anexión directa, documentos internos del Kremlin revelaban un índice de participación de sólo el 30 por ciento, con el voto dividido entre las dos opciones. Snyder también señaló que los votantes no disponían de fuentes noticiosas que fuesen independientes de la propaganda de los ocupantes rusos ni de la presencia de calificados observadores internacionalmente para garantizar que la votación fuera libre y justa. Incluso los votos del escaso 30% podrían haber sido coaccionados por el ejército invasor.
En aquel momento, Putin aceptó los "deseos" de los votantes de Crimea y, en contra de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y los tratados y garantías de seguridad previos entre Rusia y Ucrania, anexó la región.
No obstante, a pesar de que el referéndum de 2014 dirigido por Rusia durante una invasión y ocupación militar fue espurio, referendos legítimos, libres y justos realizados por las Naciones Unidas u otras organizaciones internacionales neutrales podrían ser una posible solución a la guerra actual. A menos que se les permita la verdadera autodeterminación a las regiones de Donbás, Crimea y el sur de Ucrania ocupadas por Rusia, podrían estallar futuras guerras en ellas. Sin embargo, antes de que pueda celebrarse algún referéndum, todas las fuerzas militares de ambos contendientes tendrían que retirarse de las áreas. Entonces se podría dar a las regiones opciones reales entre permanecer en Ucrania, ser anexadas a Rusia o incluso volverse independientes de ambos países. En cualquier acuerdo de paz, para que el mismo tenga la mejor oportunidad de perdurar, tanto Rusia como Ucrania tendrían que comprometerse de antemano a aceptar la voluntad de los habitantes de estas regiones. Una Rusia exhausta tendría que resignarse a que estas zonas supuestamente rusófilas pueden haber cambiado de opinión tras haber sido brutalmente invadidas; una Ucrania cansada y devastada por la guerra tendría que admitir que no recuperará todo el territorio que tenía antes del conflicto.
Esta solución puede que no sea perfecta, pero es probable que escuchar la voz del pueblo proporcione un estado de cosas final más satisfactorio y estable que aquel que ofrecerían dos gobiernos enfrentados que se disputan un territorio en el que puede haber muchos ciudadanos reacios y, por tanto, rebeldes.
Traducido por Gabriel Gasave
El autor es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.
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