La inflación no es causada por los aumentos salariales
El aumento de los salarios no genera inflación ("Raises for Job Switchers Heighten Inflation Risk" ("Los aumentos para los que cambian de empleo incrementan el riesgo de inflación", Wall Street Journal, 25 de abril de 2022, p. A1). En cambio, los incrementos salariales son un síntoma de las tasas de inflación crecientes. Cuando los precios están -y la gente espera que estén- en una marcha ascendente, los trabajadores exigen (y los empleadores están dispuestos a pagar) salarios más altos en efectivo en un intento por mantener el nivel de vida. Concluir lo contrario es confundir los aumentos en el precio de un bien (el trabajo) con el aumento de los precios de todos los bienes.
La "inflación por una suba en los costos" no puede sostenerse sin aumentos continuos de la oferta monetaria, la cual es en realidad la responsable de las actuales presiones al alza en los precios. Los salarios están determinados por los precios, no son determinantes de los precios. En un mercado laboral competitivo, el valor de un empleado para un empleador depende del valor de los bienes o servicios adicionales producidos por ese empleado. El valor de esos bienes y servicios es lo que los clientes están dispuestos a pagar por ellos. Dicho de otro modo, la demanda de trabajo se deriva de la demanda de los productos que el trabajo produce.
Los economistas que argumentan que la inflación es generada por el aumento de los salarios están reafirmando esencialmente la teoría marxista (y para ser históricamente precisos, John Lockiana o Adam Smithiana) del valor trabajo. La conclusión de que los precios dependen únicamente de los aportes de trabajo necesarios para producir un bien o servicio fue detonada en el siglo XIX por la revolución marginalista que explicó la determinación de los salarios en base a la productividad de los trabajadores. Algunos, pero no todos, de los aumentos de los costos de cualquier factor de producción pueden ser trasladados a los consumidores en forma de precios más altos, pero en un entorno inflacionario, esos aumentos de costos pueden ser sólo "nominales" y no significar cambios en el precio de un insumo en relación con otros.
Los empleados que cambian de trabajo para obtener un salario más alto no tienen la culpa, ni ahora ni en el futuro, de la suba de precios, que es una consecuencia previsible de las políticas monetarias despilfarradoras. De hecho, el crecimiento de los salarios que informan los titulares de los periódicos -un 4,5% en promedio- fue más lento que la tasa de inflación (6,6% en precios al consumidor) durante el primer trimestre de 2022 ("Pay and Benefits Soar in Tight Labor Market" ("Los sueldos y los beneficios se disparan en un mercado laboral ajustado"), Wall Street Journal, 30 de abril de 2022, p. A1).
Por lo tanto, los salarios reales (ajustados por inflación) han estado cayendo, precisamente lo contrario de la defectuosa "explicación" del aumento de los precios por una suba en los costos.
Traducido por Gabriel Gasave
William F. Shughart II es Asociado Senior del Independent Institute, profesor J. Fish Smith de Public Choice en la Utah State University, ex presidente de la Southern Economic Association y editor del libro del Instituto, Taxing Choice.
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