Rumania: La libertad corroe hasta al comunismo

Ahora quisiéramos hablar de Rumania, que ocupa el lugar 23 en el Índice de Libertad Económica del Fraser Institute, entre los 162 países que analiza dicho Índice, con un puntaje de 7.83/10. En una perspectiva internacional, con dicho puntaje se encuentra entre Chipre y Holanda. Esto es un gran avance, si consideramos que en 1990, hacia el final de la época comunista, el puntaje era de 4.49/10.

La historia de Rumania es profunda y extensa: fue una provincia romana llamada Dacia, conquistada por el Emperador Trajano (que gobernó Roma del año 98 al 117 de nuestra era). Incluso, el nombre de Rumania deriva del latín romanus ("romano" en español), que acabó por designar a la parte oriental del Imperio romano.

Para lo que a nosotros interesa, el tema de la libertad económica en los últimos años, debemos dar un salto en la historia y solo decir que Rumania fue ocupada por la Unión Soviética y dominada con mano de hierro desde 1947 y hasta diciembre de 1989, cuando el régimen comunista cae en medio de una revuelta popular, la llamada revolución rumana de 1989.

A partir de 1990 vino un duro período de reforma económica, desde una economía completamente dirigida y nacionalizada por el Estado, básicamente agrícola y de escasa producción industrial, a una de libre mercado, preponderantemente de servicios, en paralelo con su tránsito a una democracia representativa de tipo occidental. Fue un período difícil, de crisis económica, con una caída del 48% del PIB industrial, una inflación de entre el 50% y el 300%, el colapso de la moneda y una fuerte migración de su población más joven.

No obstante, las reformas de libre mercado comenzaron a rendir fruto relativamente pronto, encabezadas por la privatización de amplios sectores económicos: En 2004 ingresó a la OTAN como un reconocimiento a su nueva estabilidad, y en 2007 ingresó como miembro pleno a la Unión Europea, lo que le permitió diversificar sus exportaciones, y atraer más inversión. En 2010 ya fue considerado un país de altos ingresos, con un alto índice de desarrollo humano.

Sobre los resultados de Rumania en el Índice de Libertad Económica citado, en el primer componente del Índice, tamaño del gobierno, Rumania tiene un puntaje de 7.24/10. Este puntaje ha mejorado considerablemente ya que, en 1990, el puntaje era de 3.87/10. Entre las mejoras destaca la reducción de inversión de empresas paraestatales como porcentaje de la inversión total, ya que durante el comunismo toda industria estaba estatizada, y la tenencia de la tierra estaba igualmente estatizada. Hoy en día la inversión de empresas paraestatales es del 12.44 por ciento, uno de los más bajos en los países desarrollados. Rumania no tiene empresa petrolera de estado, y permite la inversión extranjera en el petróleo y el gas.

En cuestión del Impuesto sobre la Renta personal, Rumania ha tomado decisiones valientes. En el 2000, el ISR personal era de 40 por ciento; hoy en día es del 10 por ciento, más bajo incluso que Hong Kong, Singapur, y hasta Suiza y Liechtenstein.

En el segundo componente del Índice, sistema legal y derechos de propiedad, Rumania tiene un puntaje de 6.24/10. No es excelente, pero si mejor que otros países excomunistas como Moldova que no están en la Unión Europea. Rumania necesita mejorar en la independencia judicial, contando con tribunales verdaderamente imparciales, para subir este puntaje. Pero no se debe negar los grandes cambios que ha hecho Rumania.

En el tercer componente del Índice, moneda sana, Rumania tiene un puntaje de 9.33/10. Rumania se caracteriza por su baja inflación y su baja variabilidad de la inflación, lo que permite la predictibilidad de las transacciones. Los ciudadanos rumanos pueden tener cuentas en moneda extranjera.

En el cuarto componente del Índice citado, libre comercio, Rumania tiene un puntaje de 8.7/10.  Rumania hoy en día pertenece a la Unión Europea, lo que le permite que sus productos entren libres de aranceles en los 27 países de la Unión Europea, más la Asociación Europea de Libre Comercio. Además, el arancel externo de la Unión Europea es relativamente bajo. Rumania se caracteriza por trámites aduaneros ágiles. Rumania tiene pocos controles de capital y, en cambio, una gran apertura financiera. En este componente Rumania ha hecho un gran salto, ya que en tiempos del comunismo era una economía cerrada a la inversión extranjera, y había poco comercio con el exterior.

En el quinto componente del Índice, regulaciones bancarias, laborales y empresariales, Rumania tiene un puntaje de 7.60/10.

En regulaciones bancarias destaca que no hay tasas de interés negativas, y el gobierno no absorbe mucho el ahorro nacional, por lo que el ahorro se destina en su mayoría al sector privado.

En regulaciones laborales el balance es mitigado. Por un lado, no hay servicio militar obligatorio y no hay restricciones en las horas de trabajo. El despido justificado cuando la empresa se achica está permitido. Por otro lado, el reclutamiento es más rígido, el periodo de prueba es solo de 3 meses. Además, que los contratos colectivos, una gran parte se hacen a nivel país, y no a nivel empresa.

En regulaciones empresariales lanzar una empresa no toma muchos días ni requiere mucha documentación, y el costo es muy bajo. Pagar impuestos no toma muchas horas.

Por otro lado, los requerimientos administrativos son bastante pesados. Además, hay un déficit de la administración pública imparcial. Obtener los permisos de construcción puede tomar más que el promedio de la OCDE.

Para que Rumania esté en lo alto de la cresta de la libertad económica, el país necesita mejorar más su sistema legal, hacer una gran mejora regulatoria y mejorar mucho más la flexibilidad laboral, para dar empleo a una población joven, que muchas veces prefiere emigrar. De cualquier manera, por hoy, Rumania es uno de los ejemplos exitosos del tránsito de una economía comunista anquilosada, a una economía capitalista ágil, moderna y de creciente bienestar.