No carguemos nuevamente la mochila
Fundación LibreMente, San Nicolás
En medio de los acontecimientos de desestabilización de los gobiernos latinoamericanos de estos últimos meses, los argentinos estamos contando los días, las horas y los minutos para nuestras elecciones presidenciales. Los resultados de las elecciones primarias llevadas a cabo el 11 de agosto de este año me hacen pensar que estamos en un círculo del cual no podemos salir. En el año 2015 nos encontramos con la sorpresa de que la gente decidió dejar de lado una carga que llevábamos desde hace muchos años llamada “peronismo” votando al actual presidente Mauricio Macri. Muchos estarán de acuerdo que su gestión no fue la ideal o no fue una gestión que haya resuelto muchos de los problemas que tenemos, y una parte más radical de sus votantes se podrían ir al extremo en el que califican la gestión como un fracaso que nos adhirió nuevos problemas a tal punto de que en las PASO nos topamos con un resultado que nadie se esperaba. El candidato Alberto Fernández del Frente de Todos arrasó con el 47,66% de los votos mientras que el presidente Macri solo fue votado por el 32,09% de las personas.
El panorama hasta acá nos mostraba que era inminente la vuelta de esta carga de la que nos quisimos deshacer en el año 2015 pero en este último mes la gente ha demostrado apoyo al actual presidente movilizándose en 30 diferentes ciudades del país bajo la pauta del “Sí se puede”.
La gran cantidad de personas que se hicieron presentes a esta convocatoria me hace pensar que todavía hay fragmentos de esperanza y posibilidades de que en una segunda vuelta podamos sacarnos de una vez por toda esta mochila que hemos cargado nuevamente, y por ahora, en un solo hombro.
Hasta acá se podrán imaginar que apoyo la candidatura del actual presidente. Si bien están en lo correcto cabe aclarar que este modelo no es mi preferido. Creo que para que un país pueda resolver sus problemas y encaminarse rumbo al crecimiento, lo debe hacer a través de instituciones que resguarden las libertades de todos sus ciudadanos. Si hay algo que ha sido muy claro a lo largo del tiempo es que a mayor presencia del Estado hay menos respeto por las libertades de sus habitantes y viceversa.
La pregunta que me hago es: ¿Tenemos que luchar para sacarnos el Estado de nuestras vidas? En el lo personal imploro a esta idea, que es fundamental dentro del liberalismo: llevar al Estado a su mínima expresión. No creo que estén dadas las condiciones culturales necesarias en esta época, pero de algo sí estoy muy convencido y es que debemos aspirar a más libertad. Celebraría si algún día estamos preparados para dar el salto hacia una libertad plena. Pero en estos momentos estamos delante de una situación muy frágil. Este domingo los argentinos tenemos la responsabilidad moral de elegir entre dos modelos. Un modelo caracterizado por causas de corrupción, de fraude, por un fuerte desprecio hacia la propiedad privada y un mal manejo de la justicia utilizándola a su favor. Y el otro modelo que, si bien no podemos negar su incomprensión sobre la manera de resolver los problemas económicos, guarda un mayor respeto hacia las instituciones que fueron avasalladas por gobiernos pasados. Esta voluntad por respetar al individuo (el que hace valer sus libertades a través de instituciones) desde mi punto de vista, es potencialmente una actitud superadora que nos invita a pasar de una situación como la que estábamos sometidos a otra en la que tenemos algo más de libertad.
No quiero obligar a nadie a pensar de determinada manera, sólo escribo estas líneas para llamar la atención de los jóvenes de mi edad a los que la clase política a lo largo de los años les ha hecho creer que no tienen el ímpetu de opinar sobre temas de política, economía y otros ya que “carecen de madurez” o directamente porque “no saben”. A estos jóvenes les digo no se dejen engañar. Y sé que el camino es muy largo y difícil pero como ya sabemos “la esperanza es lo último que se pierde”.
El autor, de 19 años, es estudiante de Derecho en la Universidad Siglo 21 y colaborador de la Fundación LibreMente de San Nicolás, Buenos Aires.
- 23 de julio, 2015
- 19 de diciembre, 2024
- 29 de febrero, 2016
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