Maduro usurpador y títere cubano obedece al pueblo
«La amenaza no es más que la comunicación de los propios móviles, expresados para hacer ver claramente. al otro las consecuencias automáticas que se derivarían de sus actos. Y, dicho sea de paso, si se consigue la disuasión resultan beneficiadas ambas partes.» Thomas Shelling (La Estrategia del Conflicto)
Siguiendo con el planteamiento arriba citado de Thomas Shelling en su ya mencionada obra, es pertinente señalar que, en una comunicación política cuando se amenaza con un acto sea de carácter, diplomático, económico o militar, a ser realizado el cual no se posee otro incentivo que el de intimidar o disuadir al adversario por medio de las consecuencias dañosas que de él se derivarían
Siendo la condición sine qua non de la advertencia en cuestión, que el amenazante tiene que tener no sólo los incentivos sean (económicos, geopolíticos, ideológicos, religiosos, etc.), para llevar a cabo el ultimátum en cuestión, sino los medios materiales, humanos, más la legitimidad tanto interna como externa, entendida esta, como el apoyo político preciso para implementarla en caso de que sea necesario.
Aclarado el punto arriba expuesto como marco teórico de análisis, pasaremos a analizar el caso de los Estados Unidos y Venezuela, así como gran parte de la comunidad de países latinoamericanos que se han plegado en mayor o menor grado a la estrategia de la Administración Trump. Estrategia que ha contado con un amplio apoyo bipartidista en el Congreso de los Estados Unidos, así como de la sociedad estadounidense en general, incluyendo a los principales medios de comunicación de este país, frente a la grave crisis de índole política y socioeconómica por la cual atraviesa la nación suramericana.
Venezuela bajo el régimen chavista se ha convertido en un factor de desestabilización en el hemisferio americano, especialmente para los países sudamericanos más afectados por la inmigración masiva de venezolanos que huyen de la crisis de su país, como ha sido el caso de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú principalmente.
Además de la presencia de los grupos narcoterroristas como las FARC y el ELN, en territorio venezolano ya de larga data, así como el resto de las células de algunos grupos del Oriente Medio, que mantienen un esquema de lavado de dinero proveniente de actividades del narcotráfico y de la corrupción en Venezuela como mecanismo de financiación, teniendo como operadores importantes grupos locales de linaje árabe de diferentes orígenes y religiones, sean estos, (árabes libaneses, sirios, o palestinos), de culto cristiano, musulmán sunita, chiítas o druso principalmente. Operando a sus anchas bajo juegos de doble cara, infiltrando a su vez por órdenes del narco régimen a ciertos estiércoles políticos en los mandos medios y altos de la oposición en venezolana.
Siendo estos algunos de los incentivos que tendría la Administración Trump y en gran parte el resto de la comunidad internacional, para cumplir la amenaza de desalojar por la fuerza a la camarilla de usurpadores ilegítimos y delincuenciales, que actualmente ejercen el poder de facto por medio de la violencia y la intimidación psicológica en Venezuela, frente a un pueblo que demostró su rechazo de manera masiva y contundente este 23 de enero a la misma.
No obstante, a las razones arriba expuestas, es relevante señalar que la eficacia de la amenaza depende como ya lo hemos señalado, no solo de la determinación verbal del amenazante, en este caso de los Estados Unidos de America, y de las razones y la legitimidad subyacente de las mismas. Si no de la capacidad material y humana de llevar a cabo tal amenaza hasta lograr sus objetivos.
No pretendemos aburrir al lector con una lista larga de los sistemas de armas, capacidad logística y posicionamiento de bases que los Estados Unidos posee en un rango que va desde 90 a 2500 millas náuticas de Venezuela. Si no, solamente mencionar algunos de estos recursos navales y aéreo, representados entre otros: por los submarinos de propulsión nuclear de la clase los Ángeles, Virginia y los Ohio reconfigurados, como el de los buques de superficie que portan el sistema de Combate Aegis y sus sistemas de lanzamiento vertical, o VLS, MK 41 y 57 que albergan decenas de misiles tipo crucero entre otros.
En lo referente a los medios aéreos, podemos mencionar a los aviones sigilosos F22 y F35 estacionados en las bases aéreas de Tyndall y Eglin al noroeste del Estado de la Florida, respectivamente, a si como al posible uso de los bombarderos estratégicos B2 Spirit, acantonados en la Base Aérea de Whiteman, mas los B-52 y los B1-B Lancer, sumado a los aviones AWACS de alerta temprana aerotransportados, y cisternas KC-10 Extender presentes en la Base Aérea de Hato en Curazao, vitales estos para la vigilancia del espacio aéreo del enemigo y la consiguiente logística de reabastecimiento.
Medios estos que le darían la capacidad a los EEUU de iniciar un ataque de saturación masiva sobre los centros de control y defensa aérea que posee la «gloriosa y temible» FANB venezolana, más otros objetivos estratégicos, eliminándolos en pocos minutos de manera simultánea, con precisión milimétrica, con el fin de controlar el espacio aéreo venezolano, y así poder desarticular las líneas de comandos y controles, políticos, militares, y de represión policial y judicial. Operaciones que contarían no solo con la legitimidad política, sino jurídica, tanto en marco del orden jurídico estadounidense, como en el internacional dada la gravedad de delitos cometidos por estos funcionarios al servicio del régimen en Venezuela. Como se puede constatar en los innumerables informes y resoluciones emanados de las diversas instancias internacionales en materia de Derechos Humanos como el de las Naciones Unidas, y la Organización de Estados Americanos entre otras.
Tales operaciones darían paso a los drones militares estadounidenses de la clase MQ-9 Reaper, Predator o el Avenger entre otros, y tal vez algunos de los otros sistemas de ataque del Pentágono, que son totalmente furtivos, y portadores de los misiles Helfire II y de bombas de precisión, con el fin de sobrevolar las 24 horas del día los espacios estratégicamente importantes de Venezuela, para dar caza a los cabecillas políticos, militares, judiciales y policiales represivos del grupo narcoterrorista usurpador. Más otras operaciones de tipo militar táctico que podrían ser ejecutadas pero que no valdría la pena mencionar. Esto obligaría a los usurpadores, en caso de llegar a sobrevivir, irse a refugiar cobardemente en algunas embajadas de sus países amigos en Caracas, o tratar de salir del país.
No estamos haciendo votos para que tales operaciones se lleven a cabo, solo realizamos un análisis objetivo de la capacidad de los EEUU en materializar su amenaza. Pues los mecanismos de defensa que posee la FANB, sin entrar en aspectos técnicos, no serían problema para el Comando Sur, ni mucho menos sería factible el soporte militar de China ni de Rusia, más allá de las declaraciones formales de apoyo político, y tal vez de cierto soporte de inteligencia estratégica. Pues estos países no tendrían ni el interés, ni la capacidad militar de parar tales operaciones. Para muestra un botón, Israel ha atacado un centenar de veces objetivos en Siria, frente a las mejores baterías antiaéreas rusas, S-300 y 400, burlándolas y sobre pasándolas, al margen de los acuerdos políticos acordados por los Estados Unidos e Israel con Putin, de no interferir en las operaciones áreas de estos dos países sobre suelo sirio. Los rusos han visto burlados sus sistemas de defensa aérea varias veces tanto por Israel como por los Estados Unidos en el país mediterráneo.
Para muestra un botón la podemos encontrar en las recientes declaraciones sobre Venezuela del almirante Craig S. Faller, jefe del Comando Sur (SOUTHCOM) de los EE. UU., donde el mismo expresó, “Maduro debe haber dado garantías y dinero a su alto mando militar (todos corruptos). Ya nosotros tenemos experiencia en esto, y lo hemos hecho con fuerza militar en Panamá cuando sacamos a Noriega, o cuando en Haití reinstauramos la democracia con Aristide”, expresó Faller. En lo referente a las declaraciones de Rusia, las calificó de “ruido sin efecto. No le prestaría atención a lo que dice”.
Si a esto le sumamos las reiteradas declaraciones del senador estadounidense Marcos Rubio, como la del propio presidente Donald Trump, referente a que nadie debe de tener duda que la camarilla usurpadora representada por Maduro tiene la pelota en sus manos. Pues según estos líderes estadounidenses, Maduro tendrá que decidir qué camino tomar según su interés personal o el de sus mentores, los cubanos y del resto de sus adláteres militares y civiles que lo rodean frente a un escenario de esta magnitud.
Maduro deja de ser el tonto útil de los alacranes y gusanos cubanos que lo único que han hecho en Venezuela es clavar su ponzoñoso veneno y chupar como gusanos nuestros recursos económicos a nuestras expensas. Lo que suceda en Venezuela será tú única responsabilidad ante la historia y de nadie más.
El autor es abogado y politólogo mención Relaciones Internacionales (UCV) cuenta con postgrados en: Negociaciones Económicas Internacionales del Instituto de altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, y es MBA y Máster en Finanzas, (FEN de la Universidad de Chile).
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