¿Ahora los taxis? Gobierno de Raúl Castro cierra la tenaza sobre el sector privado
Primero cancelaron los permisos para abrir nuevos negocios. Luego cerraron la cooperativa de contadores más grande del país. Ahora, el gobierno de Raúl Castro quiere controlar a los taxis privados.
El plan del gobierno es organizar a los taxistas en cooperativas controladas por el Estado y con precios regulados. Los llamados boteros, como se conoce a los taxistas que manejan viejos autos estadounidenses, no están contentos.
“Ningún negocio que se haga con el Estado cubano es bueno. Nos hemos mantenido hasta ahora nosotros solos, no necesitamos de la ‘ayuda del Estado’”, dijo Rodrigo Hernández, un “botero” que trabaja en la capital, en declaraciones a Cubanet. “Pienso que esto no es para nada bueno, ellos piensan que nosotros somos millonarios y quieren que trabajemos por 20 dólares al mes como hacen con los médicos y los profesionales. En lo particular no pienso entrar en ningún convenio con el Estado y estoy seguro que mis compañeros tampoco”, enfatizó.
El nuevo plan llega después del anuncio de suspensión hasta nuevo aviso de licencias para abrir nuevos negocios —como restaurantes privados o casas de alquiler para turistas— y la imposición de nuevos impuestos, en lo que parece una nueva ofensiva para limitar al sector privado en la isla e impedir el surgimiento de una clase empresarial exitosa.
Algunos de estos negocios privados cuentan con capital cubanoamericano, por lo que su regulación tendría un impacto para los cubanos que en el sur de la Florida han invertido en estas empresas, usualmente familiares.
No todos los que manejan estos autos son sus dueños y hay emprendedores que tienen una flota entera para la cual contrata a los conductores, explicó el economista cubano Omar Everleny Pérez. A diferencia de la propiedad de las casas, que está limitada, no existen limitantes en cuanto al número de autos que un cubano puede poseer, añadió.
Los taxis privados surgieron por una necesidad básica que el gobierno de la isla no ha podido resolver: el transporte de pasajeros. Durante el llamado Periodo Especial —como se le conoce a la severa crisis económica que sobrevino en las década de los años 1990 tras la pérdida de los subsidios soviéticos— el transporte público prácticamente dejó de existir. Y 25 años después, aun no se ha recuperado. Muchos cubanos, con un poco de efectivo disponible, dependen de los taxis privados incluso para ir a trabajar.
Con el auge del turismo y la entrada de remesas a la isla, los taxistas están haciendo mucho dinero y el Partido Comunista ya dejó claro que no permitirá que en Cuba se acumule riqueza.
Unos 54,350 trabajadores se dedicaban al transporte de carga y pasajeros en el sector privado en el 2016, según cifras recopiladas por Emilio Morales, presidente del Havana Consulting Group. Y la actividad es una de las más lucrativas, con una facturación mínima de más de 200 millones de pesos convertibles (unos $260 millones), según sus estimados.
Pero los taxistas privados se han ganado la ojeriza del gobierno también por otro motivo: en febrero protagonizaron una inédita huelga en La Habana, en protesta por el control de los precios y las rutas que impusieron las autoridades.
Hasta ahora,el gobierno ha dicho que su nuevo plan es una “propuesta” y que quienes no quieran unirse a estas cooperativas, podrán seguir trabajando como “taxi libre”, dijo a la televisión estatal Marta Oramas Rivero, viceministra del Transporte. Sin embargo, los que se integren a estas cooperativas tendrán el uso “exclusivo” de esas rutas.
El incentivo a quienes acepten la propuesta del gobierno sería la gasolina más barata y piezas de repuesto a precios mayoristas. Pero a cambio, solo podrían cubrir las rutas designadas con precios bajísimos y establecer contratos con sitios designados por el gobierno para estacionar los vehículos. Tampoco queda claro qué es lo que los funcionarios consideran precios mayoristas, pues en un reporte del diario oficial Granma, otra funcionaria los definió como “precios minorista[s] menos un 20 por ciento de descuento”.
Hasta la fecha “no hay un mercado mayorista en Cuba” para los negocios privados, dijo el economista Carmelo Mesa Lago, quien criticó esta propuesta de controlar precios y rutas.
“Por una parte dicen que el trabajo por cuenta propia es importante y por el otro están controlando más y tratando de sacarles más impuestos”, dijo. “Para mí, esto no tiene sentido”.
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