La desigualdad que empobrece
Recientemente el Banco Mundial –BM- dio a conocer su informe anual 2016, en el cual habla sobre las acciones emprendidas para poner fin a la pobreza extrema.
De acuerdo a este informe, el BM calcula que, por primera vez en la historia, el número de personas que viven en la pobreza extrema está por debajo del 10% de la población mundial. También indica que ahora hay más prosperidad y que el “centro de gravedad económica se está desplazando hacia las economías emergentes”.
Sin embargo, también reporta que aún hay cientos de millones de personas que viven con menos de USD$1.90 diarios, de los cuales más de la mitad se encuentran en África subsahariana. El BM se ha propuesto, como objetivo para el 2030, reducir a menos del 3% la pobreza extrema en el mundo.Para ello enfatizan que se debe reducir la desigualdad económica y hacer que el crecimiento beneficie a los más pobres.
Reducir el número de personas en situación de pobreza extrema es una meta loable, ya que implica mejorar la calidad de vida de los más necesitados y para eso debemos tener claro no sólo cuál es el camino más eficiente sino también sostenible en el largo plazo y en especial el moral para lograrlo.
Muchas personas tienden a enfocarse en la desigualdad económica como la causa de la pobreza por consiguiente visualizan la riqueza como algo estático, algo así como un pastel a repartir donde la ganancia de uno implica la pérdida del otro. Es por eso que observamos titulares acusando a la inequidad –económica- como una amenaza para reducir la pobreza.
Esta visión del mundo es acorde con sociedades donde el gobierno no sólo consiente sino que además solapa y protege la expolación convirtiéndola en legal mediante privilegios. Privilegios que gozan los allegados de los políticos en el poder y que sufren el resto de la población. Es por eso que es muy importante comprender que la expoliación legal no es creación de riqueza sino por el contrario es el saqueo de la misma y para que ésta pueda existir es necesario que exista la desigualdad ante la Ley.
Mientra que la desigualdad económica, en una sociedad libre sin privilegios, es el resultado de utilizar eficientemente los talentos y recursos para generar bienes o servicios que son intercambiados libremente. Aquí la riqueza no es estática sino en constante cambio, aquí no hay un pastel a repartir sino cientos o miles que surgen con el ingenio humano potenciado por la libertad. Los exitosos son aquéllos que sirven mejor a su comunidad proveyénndole de lo que necesita en el precio, el lugar y el tiempo correcto.
La desigualdad económica en un ambiente de libertad es inspiradora como el éxito empresarial de Steve Jobs, Bill Gates, Elon Musk o Mark Zuckerberg por sólo mencionar algunos. Ellos han hecho mejor nuestras vidas y por ello han logrado generar riqueza. ¿Son mucho más ricos que muchos de sus compatriotas? Sí ¿eso es inmoral? No si la riqueza acumulada la han ganado de forma legítima sin privilegios, es decir han creado su riqueza y no la han saqueado.
La desigualdad que realmente empobrece y amenaza la mejora de vida de los más pobres es la desigualdad ante la Ley y no la desigualdad económica como nos quieren hacer creer. La desigualdad económica siempre existirá mientras exista diversidad en nuestro planeta pero esto no es inmoral ya que todos acorde a sus habilidades tendrán la libertad de emprender y perseguir sus fines. Cuántas historias no conocemos de personas laboriosas que surgieron de la nada y lograron mejorar no sólo su vida sino de todos aquellos con los que hicieron intercambios libres.
La desigualdad que realmente empobrece no es la inequidad material sino la desigualdad ante la Ley.
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