¿Está por venir lo peor?

El Expreso de Guayaquil

En países prósperos, los cambios en ciclos económicos son previstos por lo que sucede en las bolsas de valores, poderoso indicador que anticipa el inicio de la crisis o prosperidad. Durante meses las bolsas han estado muy volátiles. Grandes expertos en inversiones bursátiles están perplejos por la magnitud de variaciones en precios de acciones y fuertes caídas. Las pérdidas son enormes.

En días de colapso mundial se pierden 800.000 millones de dólares por cada 1 % de descenso en los índices, aproximadamente 8 veces el PIB anual de Ecuador. Los llamados Global sell-off se repiten. Este comportamiento advierte que algo no anda bien en la economía mundial y eso engloba múltiples problemas de orden económico, monetario, social, religioso y bélico.

El 21 de septiembre el Banco de Desarrollo de Asia presentó la revisión del Panorama Económico de la región; redujo las tasas de crecimiento de los países asociados. El PIB de China crecerá 6,8 %, representando caída de 40 % del promedio. Hay nuevas privatizaciones de empresas públicas ineficientes. En China existen burbujas en la mayoría de sectores económicos: banca, bienes raíces y manufactura. Días atrás el índice industrial cayó al nivel más bajo en más de una década. El problema no es solo Asia, incluye todos los continentes.

A los problemas económicos hay que sumar los políticos. Putin decidió aumentar su poder en Medio Oriente y hacer de Rusia una fuerza potente en la región. Comenzó a aportar armas, tropa y aviones al presidente Al Asad de Siria. Su argumento es que hay 5.000 rusos unidos al Estado Islámico y no los quiere de regreso en su país, prefiere eliminarlos en Siria. También bombardea a los sirios de oposición que hace tres años decidieron destituir a Al Assad; sus opositores son apoyados por EE.UU., Francia y otros países de Europa occidental.

La Unión Europea estableció sanciones a Rusia por el tema Crimea y Ucrania. Japón quiere prepararse para enfrentar a China y a Corea del Norte. Llegamos a nuestra convulsionada región, con gobernantes que viven en otro mundo, asegurando que todo está bien y bajo control.