Conciencia, politica
Al pueblo venezolano se le ha trasmitido la idea, pretensión, como a todos los países “democráticos”, de que los gobiernos “democráticos” deben acatar y respetar la letra de la Constitución; pero eso no ha sido posible y en algunos casos imposible; pero todos los políticos lo repiten y prometen.
Según De Jasay esa es una esperanza semejante a la de creer que un cinturón de castidad cumpla su finalidad cuando quien lo lleva tiene la llave.
Hoy es posible distinguir la existencia de buena cantidad de ciudadanos que no se sienten identificados con ningún país en particular, que se denominan ciudadanos del mundo, que les molesta los nacionalismos, que sienten que su patria es el planeta.
Ciudadanos independientes, libertarios y exhibiendo buena dosis de lógica. Formulan una pregunta ante el problema que nos presenta el totalitarismo en algunos países del planeta y, sobre todo, en América.
¿Qué decir de nosotros en Venezuela? ¿Se ha hecho un diagnostico del problema? ¿Cómo acertar y no caer en lagunas o errores teóricos y/o técnicos?
Suponemos que si, variados diagnósticos y, por si no es suficiente, además, algunos medios, encuestadoras y “cantidad” de analíticos, profesionales de todo tipo y nivel, pasaron a formar parte de los denominados “actores políticos” y/o “operadores políticos”, “analistas políticos”, “líderes políticos”, también, con la pretensión de que cuanto expresan es la ultima “verdad”.
¿Recibimos, entonces, demasiada luz intelectual? ¿Por qué tanta luz se apago de repente y estamos en esta oscuridad (“oscurana” como dicen en el llano)? ¿Tanta luz nos cegó a todos? ¿Quedamos, entonces, en manos de las peores tinieblas?
Teorías viejas y nuevas, sobre el capital y el marxismo, etc., con sus variantes, sustentan todo lo teórico.
Ver y sentir que no es verdad que el gobierno acata y cumple con la constitución provoca un choque, un sacudón, una conmoción, en cada uno de los pobladores de esta y de cualquier otra nación democrática.
Ver arrasada la teoría constitucional y su consecuente límite y control del poder es, realmente, no solo un acontecimiento sino toda una revelación.
¿Somos más ingenuos ahora que antes? ¿Somos idiotas y/o más idiotas que antes? ¿Tanto como para no ver ni comprender al régimen que tenemos delante de nuestras narices y de quien, desde una isla, lo dirige? Nos cegó tanta luz.
¿Cuántos han tenido que huir? ¿Cuántos tienen el equipaje listo? ¿Cuántos lamentan no poder huir? ¿Cuántos están dispuestos a enfrentarlo y cambiarlo sin saber cómo ni cuándo? ¿Cuántos ya están sometidos, entregados? ¿Cuántos muertos y presos y desaparecidos van y faltan? ¿Cuántos dudan? ¿Cuántos y cuáles asumen la actuación de dirigirlo para cambiarlo?
Los desafíos y más desafíos no han bastado ni bastan. La retorica tampoco. La represión y falta de libertad y democracia se acentúa. El terror esta allí, con armados y dirigidos; prisioneros por disentir. El crimen no cesa y llega hasta la niñez. Vengadores por justicia. Verdugos hasta voluntarios.
Tendremos que llegar a la conclusión de que nuestro liderazgo no se ha tomado en serio el entender la naturaleza y dinámica de este gobierno. Allí un gran error, pues han pasado 16 años y la población está recibiendo una dosis de escasez en todo que jamás supuso y/o espero.
Para unos todo se resolverá en tiempos y lapsos venideros, democráticamente, votando, cumpliendo con la constitución que el régimen, evidentemente, nunca ha cumplido, ni posiblemente cumplirá.
Para otros hay que resolver lo más pronto posible, no hay ya condiciones mínimas, debe, tiene y puede ser rápido; pero sin saber cómo, quien, cuando.
Para unos y otros y gran parte de quienes están en funciones oficiales ya la realidad, la escasez, hasta de humanidad, les está tocando la puerta. La represión, el terror y el crimen, a pesar de la fuerte censura, no se puede ocultar.
¿Por qué existe todavía? ¿Cómo se sustenta? ¿Por qué se le retiro la opinión y apoyo de los “suyos” e incluso de buena parte del mundo exterior? Parece estar a la vista del mundo y de la nación. También comienzan a conocerse en los medios las razones por las cuales sería bueno y razonable el pronto cambio, pacifico, lógico, que se largue.
¿Por qué no hay un rechazo de toda la sociedad a la inmoralidad, nepotismo y corrupción oficial? ¿Por qué no hay un rechazo unánime por el uso y abuso de todos los recursos públicos a favor del partido de gobierno?
¿Por qué no rechazamos todos los vejámenes de hacer colas y presentar cedula de identidad para adquirir los enseres, alimentos, medicinas, etc., indispensables para la vida, la existencia?
¿Por qué no rechazamos todos la “influencia” que ejerce el gobierno de la Habana sobre el gobierno venezolano y la no presentación de la partida de defunción de quien fuera Presidente Constitucional de este País? ¿Y la de nacimiento del proclamado?
¿Por qué no rechazamos todas las injerencias exteriores evidentes de los restos del comunismo internacional totalitario corrupto en los asuntos internos de nuestra nación? Hay miles de por qué.
Defender la libertad y la soberanía está en primera línea y sustentada en la conciencia individual y ciudadana.
Decir lo que ni unos ni otros quieren escuchar por el simple hecho de ser hombre libre y ciudadano también esta, creo, arraigado en el ser humano, tal como se ha manifestado en los pueblos sometidos por el totalitarismo. Los totalitarios casi siempre han terminado de manera similar.
Parece que está cerca, y ojala no este equivocado, el momento para que la conciencia del pueblo venezolano, por su voluntad y propios meritos, una vez más, rompa las cadenas, se libere de la jaula o corral, en que han querido reducirnos mentes totalitarias y sin ningún tipo de escrúpulos.
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