¿Y si ganan los republicanos mañana?
El Colombiano, Medellín
Mañana serán las elecciones de mitad de período en EE.UU., que aunque no tienen que ser un terremoto que derrumbe el edificio del gobernante de turno, sí pueden tener efectos de segundo orden en la estructura que afecten la capacidad de la misma, o por lo menos que el ocupante actual tenga cada vez más restricciones y hasta empiece a empacar para el trasteo.
Las probabilidad de que el Partido Republicano tome el control del Senado y pueda mantener el de la Cámara ha venido creciendo desde finales del año pasado y se ha ido fortaleciendo en los últimos meses, no tanto por las virtudes del Partido Republicano sino porque al gobierno Obama, además de la "mala suerte", porque se le aparecieron cosas "aparentemente" inesperadas como ISIS y el ébola, se le están amontonando la ausencia de logros, el incumplimiento de promesas, la falta de reciedumbre para tomar decisiones trascendentales, y el aumento de la percepción de que EE.UU. no se ha vuelto un actor más sensato y neutral en el escenario internacional, sino más débil de lo que ya era.
Si los republicanos se toman el Congreso, no significaría que el gobierno Obama colapsará o le pondrán un ancla tan pesada que no podrá mover ni un dedo, pero el ritmo podría ser mucho más lento y algunas cosas podrían empezar a tener otros rumbos.
La legislación ambiental y la política energética podrían tener algunas modificaciones y casos como el de la aprobación del oleoducto Keystone empezaría a lubricarse. La reforma migratoria seguiría en veremos, pues los demócratas no tendrían músculo para empujarla, en caso de que realmente quisieran hacerlo, y porque los republicanos parece que todavía prefieren perder votos latinos que los de sus sectores más extremos, que en los dos años que faltan son el objetivo de cualquier partido. Los partidos en EE.UU. primero aseguran los votos del espectro más tradicional y luego intentan virar hacia el centro para buscar los votos que les permitan ganar las elecciones.
Puede que el tema presupuestario sea menos traumático y sin que la política de impuestos vaya a cambiar rotundamente, resultaría difícil que más impuestos a los sectores de mayores ingresos y a las empresas prosperen.
La tarea que se impuso el Partido Republicano de meterle un palo a la rueda del Obamacare continuará y aunque el programa ha superado una parte de los problemas iniciales que casi lo matan apenas naciendo, es tan intrincado y tiene tantas cosas no resueltas que no hay que ser superdotado para frenarlo. Igual suerte podrían tener algunas modificaciones al sistema financiero que supuestamente fue el culpable de la crisis de 2008.
Los posibles candidatos de ambos partidos a las elecciones de 2016 tampoco serían revelados del todo a causa de estas elecciones, y menos asegurar con certeza quién será el ganador. El Partido Republicano no tiene todavía buenas opciones, y en el Demócrata la señora Clinton no sabe si lanzarse es comprar la boleta de una rifa de una derrota segura. Como en muchas partes, las próximas elecciones no las ganarían los buenos, sino el que menos torpezas cometa.
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