Argentina: El presupuesto refleja un país de saqueadores
La primera razón para que exista el Estado es que todos nos desarmamos y le delegamos el monopolio de la fuerza a un grupo de personas, elegidas mediante el voto, para que ejerzan ese monopolio, dentro de los límites que marca la constitución. Es decir, no le otorgamos el monopolio de la fuerza para que luego lo utilice en contra de nuestras libertades. Por el contrario, la primerísima función del Estado es utilizar ese monopolio de la fuerza para defender el derecho a la vida, la propiedad y la libertad de las personas. Defendernos del crimen común. Si esta condición no se da, no le encuentro sentido a la existencia del Estado. ¿Para qué delegar el monopolio de la fuerza a un grupo de personas elegidas, si no defienden el derecho a la vida, a la libertad y la propiedad de la gente?
El presupuesto nacional tiene previsto un gasto para 2013 de $ 628.712 millones. De ese monto solo $ 34.904 millones está en el rubro Servicio de Defensa y Seguridad, es decir solo el 5,6% del total de lo que gastará el gobierno nacional va a la función más elemental del Estado, y ojo que dentro de esa cifra están incluidos $ 1.439 millones para Inteligencia, algo que nadie sabe, salvo los que usan esos recursos, para qué sirve y qué hacen con ese dinero.
El 63% del gasto total de la administración nacional está englobado en lo que se denominan servicios sociales, que incluye las jubilaciones y pensiones más una serie de gastos llamados sociales, como subsidios a desocupados, AUH, etc.
En el rubro Servicios Económicos se gastarán, según el presupuesto inicial, sin incluir las modificaciones posteriores, $ 102.656 millones. ¿Qué comprende este rubro? Energía y combustibles, transporte (entre estos dos rubros se llevan más del 80% de los $ 102.656 millones) y otros ítems como agricultura, industria, comercio, turismo, etc. La deuda pública está en otro rubro aparte y representa el 9% del presupuesto.
Finalmente están los gastos destinados a la Administración Gubernamental, Legislativa, Judicial, Relaciones Exteriores, Administración fiscal, etc.
Para tener una idea del desmadre del gasto público, en el presupuesto de 2001 se preveía un gasto de $ 51.232 millones y caímos en default. Pero el dato relevante es que el actual gasto es 12 veces mayor al del 2001.
Si lo medimos en dólares, en 2001 se gastaban U$S 51.232 millones y en 2013 U$S 117.670 millones al tipo de cambio oficial promedio del año. Es decir, en dólares oficiales se más que duplicó. Y la comparación es válida porque el tipo de cambio real oficial es casi igual al de diciembre de 2001.
Ahora bien, analizando estos datos está la definición del país que tenemos. Los recursos destinados a la defensa y la seguridad son mínimos y gastamos una fortuna en planes sociales, en actividades económicas del Estado que deberían ser realizadas por el sector privado y en miles de millones de pesos destinados a tener tarifas artificialmente bajas.
Es decir, Argentina tiene un doble saqueo en este momento. Saquea la gente a los comercios y las casas de las personas y saquea el Estado a la población con impuestos y el impuesto inflacionario para financiar una serie de gastos que apuntan más al clientelismo político que a la llamada solidaridad social.
De acuerdo a un trabajo de la Fundación Libertad y Progreso, en 2012 el Estado Nacional manejó 58 planes “sociales” llegando a 18 millones de beneficiarios. Estamos hablando del 44% de la población. A estos planes habría que agregarles los planes sociales provinciales y municipales y veríamos cifras siderales que, supuestamente, están destinados a contener a la gente más humilde. Sin embargo, la gente humilde no tuvo problemas en salir a saquear comercios, lo cual nos lleva a la conclusión que ese gastadero de dinero no contiene a nadie.
¿Y por qué no se contiene a nadie? Porque Argentina es una país de saqueadores, con el Estado a la cabeza dando el ejemplo. Buena parte de la población y empresarios quieren vivir a costa del trabajo ajeno. Pretenden ser mantenidos por el otro. Empresarios que se creen con derecho a tener mercados cautivos para saquear a los consumidores, gente que se cree con derecho a vivir sin trabajar y que otros lo mantengan o le paguen la casa y cosas por el estilo.
Alguna vez un presidente uruguayo dijo, sin advertir que la cámara de televisión estaba grabando, que los argentinos éramos todos unos chorros, del primero al último. Aunque nos duela, la realidad es esa. Todos queremos vivir a costa del trabajo ajeno, que es lo mismo que ser un ladrón, con la diferencia que en vez de ir con un revolver a robar le pedimos al Estado que use el monopolio de la fuerza para que le robe a nuestros semejantes para que nos entregue el fruto del botín. El Estado se vuelve cómplice del ladrón que quiere vivir del trabajo ajeno, y para eso utiliza la expoliación legal.
Como dice Bastiat en su ensayo La Ley:
Es absolutamente necesario que este asunto de la expoliación legal se resuelva, y no hay más que tres soluciones:
Que los menos expolien a los más.
Que todos expolien a todos.
Que ninguno expolie a nadie.
Hay que elegir entre expoliación parcial, expoliación universal o ausencia de expoliación.
La ley no puede perseguir sino uno de aquellos tres resultados.
¿En qué situación estamos? En que todos expolien a todos. Expolición o saqueo universal en términos de Bastiat. Los ladrones comunes nos saquean y el Estado nos saquea para “planes sociales” (clientelismo político) y políticas económicas activas, mientras tanto, el Estado gastando escasos recursos en seguridad, tenemos a los ladrones comunes que también nos roban y matan aun cuando la policía no está de huelga.
En todos contra todos, nadie tiene interés en invertir. Produce lo necesario para vivir, pero la Argentina no ofrece, en este sistema de saqueo generalizado, un futuro de progreso. Por el contrario, genera más pobreza porque cada vez se produce menos. ¿Para que producir si el Estado me saquea con impuestos y la inflación?
En definitiva, los saqueos que vimos la semana pasada, son solo parte de un saqueo generalizado, claro que más violentos.
Pero al ver cómo ante la huelga de la policía la gente se organizó en defensa propia para frenar los saqueos, concluimos que aún sin este Estado custodiándonos la gente termina defendiéndose. Eso sí, defenderse del saqueo de los ladrones parece ser más fácil que defenderse del saqueo del Estado, porque el Estado tiene el monopolio de la fuerza y lo usa contra de la gente decente que trabaja y produce diariamente.
El día que se termine con el saqueo del Estado universal, entonces el presupuesto asignará los recursos para lo que fue creado, esto es: defender la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Y no harán falta planes sociales de contención. La contención la darán las inversiones que crearán puestos de trabajo para que cada uno viva del fruto de su esfuerzo personal. Tenemos que pasar del saqueo universal al vivir del fruto de nuestro trabajo. Así de simple.
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