Ruptura constitucional en Bolivia
El Deber, Santa Cruz
El Tribunal Constitucional ha autorizado la
re-relección del presidente Evo Morales, que obtiene así una seudolegalidad
para postularse a un tercer mandato, cuando la misma Constitución que él
promovió y promulgó solo permite dos. Se vulnera la Constitución, se destruye
lo poco que queda del Estado de derecho y se evidencia el sometimiento de los
altos tribunales de justicia al partido oficialista.
El argumento utilizado –el nacimiento del Estado
Plurinacional, momento a partir del cual comenzaría a contar todo de nuevo–
no tiene ninguna base jurídica y responde a una réplica del discurso
oficialista. La Constitución en ningún momento afirma esto ni desconoce la
República de Bolivia, nombrada en varios artículos. Si se aplicara dicho
razonamiento, una especie de borrón y cuenta nueva constitucional, el país
caería en un caos jurídico y legal que haría imposible ejercer funciones de
autoridad pública y hasta los mismos derechos ciudadanos.
Este no es un problema legal sino político. El tema
de fondo es que para el modelo populista autoritario desarrollado por el
chavismo, al cual se adhiere el Gobierno boliviano, la democracia es un
método para llegar al poder y no un sistema de gobierno en el cual se crea y
respete. Los fundamentos de lo democracia, como la sujeción a la
Constitución, la independencia y separación de poderes, los limites al poder
de los gobernantes que impone el Estado de derecho, la alternancia basada en
elecciones libres con árbitros independientes, el respeto al pluralismo
resultante del voto ciudadano, son simplemente incompatibles con el
autoritarismo chavista.
Al igual que en Venezuela, donde la Corte Suprema de
Justicia dio legalidad a la continuación de Maduro en la Presidencia cuando
ya había fenecido su mandato o a su permanencia como presidente cuando Chávez
falleció, en Bolivia el Tribunal Constitucional cumple la misma función, dar
una supuesta legalidad a una medida de hecho y no de derecho. Frente a estos
abusos, la mejor forma de defender el Estado de derecho es actuar de forma
impecablemente democrática y conquistar para esta causa a la mayoría de la
opinión pública, único camino para generar la alternancia en el poder
El autor
fue presidente del Senado de Bolivia.
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