El traspie argentino en las Malvinas
La disputa entre Argentina y Gran Bretaña por las
islas Malvinas/Falkland ha vuelto a caldearse, y los últimos
acontecimientos apuntan a un nuevo revés para la diplomacia argentina en
su legítimo reclamo sobre las islas del Atlántico Sur.
Cuando muchos
de ustedes lean estas líneas, los 3.200 habitantes de las
Malvinas/Falkland, ocupadas por los británicos, habrán llevado a cabo un
referéndum para decidir si quieren seguir siendo un territorio
británico de ultramar con un gobierno propio.Todo parece indicar que el
referéndum confirmará el masivo apoyo a la continuidad del estatus
británico de las islas, y que será una victoria propagandística para los
isleños probritánicos.
Alrededor de 60 periodistas de todo el
mundo se registraron para visitar esas remotas islas y cubrir el
referéndum el 10 y 11 de marzo. Posteriormente, los miembros de la
Asamblea Legislativa de las islas iniciarán una gira mundial para
publicitar el resultado del referéndum, y para pregonar sus derechos
bajo el principio de la autodeterminación de los pueblos.
Si bien
los reclamos de Argentina sobre las islas son legítimos, la agresiva
campaña internacional de la presidenta argentina Cristina Fernández de
Kirchner no ha hecho mas que dañar el reclamo argentino.
Con su
exigencia de negociar bilateralmente con Gran Bretaña sin participación
de los isleños, su retórica cada vez más hostil contra los habitantes de
las islas, su prohibicion de que buques con bandera de las islas
amarren en puertos argentinos y su amenaza de acciones legales contra
empresas que busquen petróleo en los mares circundantes, Argentina ha
empujado a los isleños a celebrar este referéndum, y llevar sus
resultados a foros internacionales.
Aunque no tan grave como la
desastrosa invasión a las islas realizada por la dictadura militar
argentina en 1982, la ofensiva del actual gobierno argentino podría
servir como un ejemplo modelo de incompetencia diplomática. Tanto es
asi, que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña ya lo
está explotando a su favor.
En una entrevista realizada la semana
pasada, durante una escala en Miami de su gira por Nueva York,
Washington, México y Cuba, la directora para asuntos latinoamericanos de
la cancillería británica, Kate Smith, me dijo que “lo que en realidad
impulsó al gobierno de las islas a llevar a cabo el referéndum fue su
preocupación de que el gobierno argentino estaba incrementando su
retórica de una forma que descartaba el punto de vista de los isleños”.
Smith
agregó que “celebrar un referéndum que demuestre real y oficialmente su
punto de vista ampliará y fortalecerá la posición de los isleños”.“Hubo
un momento, hace unos años, cuando tuvimos discusiones constructivas
(con Argentina) sobre temas como la pesca, las comunicaciones, y hasta
los hidrocarburos, pero ese periodo lamentablemente ya terminó”, me dijo
Smith. “Con este gobierno argentino, no hemos encontrado este tipo de
cooperación en absoluto”.
El senador Daniel Filmus, presidente de
la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado argentino y partidario
de la presidenta Fernández de Kirchner, me dijo que el referéndum
Malvinas/Falkland “no tiene ninguna importancia”, porque –a diferencia
del de Timor Oriental y otros– no ha sido conducido por Naciones Unidas.
Filmus
dijo que los isleños no tienen lugar en la mesa de negociaciones
“porque son británicos”. Explicó que “la población que está allí es una
población que fue implantada por la fuerza en 1833”, cuando los
británicos ocuparon las islas y expulsaron a los argentinos.
“Los isleños podrían haberse ahorrado el referéndum, porque está claro que son británicos”, agregó.
Mi
opinión: los derechos de Argentina sobre las islas son legítimos,
porque –tal como escribió en 1927 el experto en derecho internacional de
la Universidad de Columbia, Julius Goebel, en su libro “La lucha por
las Falklands”– Francia transfirió la soberanía de las islas a la corona
española en 1767, y cuando Argentina se independizó oficialmente de
España en 1816, heredó legalmente todas las ex posesiones españolas en
su territorio.
Eso significa que cuando los británicos ocuparon
las islas en 1833 y las llamaron Falklands, ocuparon un territorio
argentino y lo poblaron con colonos británicos, según el libro de Goebel
y su secuela, un estudio del profesor de derecho internacional de la
Universidad de Yale, Michael W. Reisman, de 1983.
Pero la
acalorada retórica de Fernández de Kirchner, así como la hostilidad de
su gobierno hacia los islenos, sirve más para ganar el aplauso fácil en
Argentina que para ayudar al país a recuperar las islas.
Si Argentina realmente quiere reafirmar su legítimo derecho sobre las islas, debería seducir a los isleños, en vez de acosarlos.
Está
claro que ganarse a los isleños con intercambios económicos y
culturales podría tardar generaciones. Pero con su sobre-actuación y
soberbia, el gobierno argentino ha provocado un referéndum que les dará a
los británicos y a los isleños un argumento más para oponerse a
cualquier cambio en el estatus legal de las islas.
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