¡Presenten a Chávez vivo o muerto!
El exembajador de Panamá ante la OEA, el Dr.
Guillermo Cochez, una persona generalmente muy bien informada, afirma
que Hugo Chávez, presidente de Venezuela, realmente murió hace unos días
y reta al gobierno de ese país a que lo desmienta. ¿Cómo? De la única
manera creíble: presentando al enfermo o, en su defecto, al cadáver.
Hasta
ahora, los portavoces del chavismo –el ministro Ernesto Villegas, el
vicepresidente Nicolás Maduro, el diputado Diosdado Cabello— han dicho
cosas contradictorias, pero comienzan a dosificar malas noticias sobre
la salud de Chávez, como si prepararan a la opinión pública para
comunicarle el fatal desenlace anunciado por Cochez.
Era un predecible crescendo.
Si, efectivamente, Chávez ha muerto, tienen que notificarlo de esa
manera, porque, hasta ahora, han jugado con el embuste de que el
teniente coronel se estaba curando progresivamente. Falsedad a la que el
propio Fidel Castro le prestó su ya mínima credibilidad, asegurando,
públicamente, que el líder bolivariano estaba en proceso de
recuperación, mentira que no pueden deshacer tajantemente, sino poco a
poco, para no desacreditar aún más a quienes engañaron a los venezolanos
y a la opinión pública de una forma tan cruel y descarada.
¿Cuándo
ocurrirá esto? El problema parece estar en el carácter ilegítimo de
Nicolás Maduro. Si la información transmitida por Cochez es verídica,
Chávez murió sin jurar su cargo de presidente, de manera que Maduro
nunca pudo ser designado vicepresidente y ocupa esa posición de manera
fraudulenta, lo que constituye un flagrante delito descrito en el
artículo 214 del código penal venezolano, castigado con pena de cárcel:
usurpación de funciones públicas.
¿Quiénes saben lo que realmente
sucede en la cúpula chavista? Sin duda, demasiadas personas para que el
secreto no se conozca a corto plazo: los Castro y otra veintena de
cubanos, incluido el personal médico que lo atendió en La Habana, donde
aparentemente se produjo la muerte cerebral; la familia de Chávez
(hijas, hermanos, padres, exesposas); la dirigencia del chavismo, los ex
vicepresidentes Elías Jaua y José Vicente Rangel –un viejo estalinista
con fama de imprudente–, y una docena de militares venezolanos de alto
rango que ven lo que sucede con cierto nerviosismo producto de la
incertidumbre.
En total, más de un centenar de personas conocen
exactamente lo que sucede, sin contar los principales servicios de
inteligencia del mundo: Estados Unidos, Rusia, Israel, e incluso China,
que se juega miles de millones de dólares en el destino de Venezuela y,
por si acaso se produce una situación caótica, le ha secado las fuentes
de financiamiento.
Todos estos servicios tienen la capacidad de
interferir y escuchar llamadas telefónicas, entrar en los correos
electrónicos y descifrar los mensajes encriptados que
se transmiten los gobiernos. Todos ellos, además, cuentan con
colaboradores situados en las inmediaciones del poder que les dan
informaciones más o menos fidedignas.
El chavismo, en fin, por su
enfermiza voluntad de acaparar el poder a cualquier precio, se ha
colocado en esta situación desesperada. ¿Qué puede hacer? Lo honorable,
si Chávez murió, es que sus dirigentes no continúen engañando al pueblo
venezolano, incluidos los propios chavistas, y digan exactamente la
verdad: cuándo y cómo el presidente llegó al final de su vida.
A
partir de ahí, está la Constitución, la “bicha” tan querida por Chávez,
con sus definidos procedimientos legales para enfrentarse a esta
circunstancia, recurriendo a los métodos democráticos sin necesidad de
que surja un estallido de violencia.
De acuerdo con ella, el
fraudulento señor Maduro debe apartarse del poder –aunque lo elijan como
candidato del chavismo–, mientras Diosdado Cabello asume la presidencia
y convoca a elecciones en un plazo de treinta días.
Naturalmente,
también, como han hecho hasta ahora, los dirigentes chavistas pueden
continuar enredándose en sus mentiras, inventándose una juramentación post mortem
de Chávez, y una falsa designación de Maduro, pero todo lo que
lograrían con esa conducta sería fatigar aún más a la opinión pública
venezolana, a estas alturas asqueada de que le tomen el pelo como si esa
sociedad estuviera compuesta por idiotas y oligofrénicos.
En todo
caso, lo fundamental es lo que dijo el exembajador Cochez: que
presenten el cuerpo de Chávez. Vivo o muerto, pero que lo presenten.
Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós.
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