La devaluación venezolana: El espejo que adelanta para la Argentina

La Nación

Cuando México devaluó en 1994 parecía que la Argentina
era la lógica próxima víctima. Ambos grandes alumnos del Consenso de
Washington, parecían gemelos en una mirada más que gruesa. No era
cierto. Los procesos políticos eran muy diferentes.

Por muchas razones hoy la Argentina no es Venezuela. No está gobernada por un presidente gravemente enfermo y ausente desde hace dos meses que supuestamente firma decretos.

Pero hay lamentables puntos de coincidencia. Se puede
decir, las circunstancias de la economía internacional son muy
favorables para América latina y todos los países las aprovechan, salvo
la Argentina y Venezuela.

Los mercados internacionales de deuda, de bienes y los
inversores tienen gran confianza en la región y están dispuestos a
apostar a ella, menos en la Argentina y en Venezuela.

Los países de América latina tienen una entrada
inaudita de dólares que les aprecia la moneda, menos en la Argentina y
en Venezuela, que no saben qué hacer para que no se les vayan los
capitales.

Caracas y Buenos Aires comparten además el desprestigio
internacional, la falta absoluta de credibilidad en las instituciones
por parte de la enorme mayoría de los países. Argentina y Venezuela
comparten relaciones estrechas con gobiernos impresentables. La
Argentina, además, acumula enormes conflictos comerciales hasta con los
que son sus aliados más importantes.

Esos paralelos son funestos para la Argentina, ya que
ni siquiera los otros bolivarianos como el Ecuador de Rafael Correa y la
Bolivia de Evo Morales se ven tan similares a la Venezuela del
presidente convaleciente en el exterior como el país que gobierna
Cristina Kirchner..