Captar opositores, la nueva estrategia del chavismo

La Nación

CARACAS. – Sólo habían transcurrido 51 días desde que
el diputado Hernán Núñez, candidato antichavista para la gobernación de
Sucre, perdiera frente al PSUV en las elecciones del 16 de diciembre.
Varias semanas de perfil bajo hasta que, anteayer, Núñez se sintió
tocado por el repentino rayo de la justicia y, en una sesión
parlamentaria televisada, "saltó la talanquera", como le dicen aquí a un
acrobático cambio de bando político.

Un show digno del mejor circo político, entre aplausos
de sus nuevos compañeros, palmadas estilo NBA y cánticos de "victoria
popular". "Desde hoy, Hernán Núñez está con la verdad, está con Chávez",
aseveró antes de salir corriendo para evitar a los periodistas que
antes tanto buscaba.

Gracias al nuevo tránsfuga, el tercero en unos cuatro
meses, la bancada chavista alcanza los 98 diputados, a sólo uno de la
ley habilitante tantas veces empleada por Chávez.

Y no tengo ninguna duda de que la van a aplicar, no
importa que esté enfermo en La Habana", confirmó el diputado opositor
Carlos Berrizbeitia a LA NACION. Con esta ley, el oficialismo podría
gobernar a golpe de decreto, pasando por encima del propio Parlamento.

"Se está moviendo mucho dinero, también se está
presionando a los más débiles" confirmaron fuentes de la oposición a
este diario. El giro copernicano de Núñez, que olvidó las críticas a las
"mentiras" sobre la salud de Chávez y los ataques al gobernador
chavista de Sucre, confirma tales temores.

Una hora antes del nuevo espectáculo parlamentario, el
opositor Richard Mardo había denunciado que el presidente de la
Asamblea, Diosdado Cabello, "le mandó un emisario" para que "hablara mal
de Capriles y de Primero Justicia [PJ, su partido]". Una invitación a
saltar la misma barrera, con premio incluido: congelar las denuncias que
se le venían encima.

No hubo acuerdo y aprovechó Cabello su tribuna para
exhibir varios cheques dirigidos al dirigente de PJ en Aragua. Otros dos
políticos del mismo partido, Gustavo Marcano y Juan Carlos Caldera,
recibieron acusaciones parecidas.

"Sorpresas que da la vida", dijo Cabello en medio del
show. Pocos creyeron al número dos del PSUV en el día que volvió a
utilizar la presidencia parlamentaria no para ejercer su función de
árbitro, sino para atacar a PJ. Su acusación es de peso: supuesta
financiación ilegal. Tanto que ayer Pedro Carreño, su mano derecha,
exigió al Supremo que encarcele a los tres diputados señalados.

"Es uno de los acontecimientos más vergonzosos en la
historia del Poder Legislativo", se lamentó ayer Ramón Aveledo,
secretario ejecutivo de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD).
"Las donaciones privadas no constituyen delito en Venezuela", insistió
para defender a los suyos. Así es: está prohibido el financiamiento
público a los partidos, que sobreviven con donaciones de particulares.

Todos menos el PSUV, que cuenta con cientos de millones
para sus campañas, procedentes de Pdvsa y de las instituciones del
Estado.

¿Qué puede haber empujado a Cabello a mencionar la soga
política en casa del ahorcado? La Venezuela chavista ocupa el puesto
165 de 176 en el ranking de la corrupción. En el termómetro creado por
Transparencia Internacional empata con Haití en el último lugar del
continente y sólo supera a países como Corea del Norte, Afganistán e
Irak.

Incluso el propio Cabello, que junto con Maduro
conforma el binomio de poder del chavismo sin Chávez, ostenta otro
pequeño récord: 17 denuncias sobre malversación de fondos por 111
millones de dólares por su gestión al frente del estado de Miranda,
donde precedió a Henrique Capriles. El Parlamento que ahora preside
ordenó cerrar la investigación.

La misma asamblea que ignoró 434 casos de posible
corrupción presentados en 2012, en la presidencia de Cabello. Sólo se
sancionaron cuatro de las denuncias.