Ecuador y Mercosur
Ecuador ha sido invitado a ser miembro pleno del Mercosur. El
gobierno ha declarado que este asunto se decidirá en el primer
trimestre del 2013. El mero argumento de que este bloque retardaría
nuestra apertura al comercio con el resto del mundo debería ser
suficiente para descartar la idea de atarnos a este, pero hay otras razones.
Entre estas, el simple hecho de que Ecuador ya tiene el comercio prácticamente liberado con los países de Mercosur.
En 2004, Colombia, Ecuador y Venezuela firmaron un Acuerdo de
Complementación Económica (ACE) que para 2018 resultaría en un área de
libre comercio entre los países firmantes. Vicente Albornoz y Carolina
Landín, de Cordes, indican que “para el 2012, Brasil tiene liberado más
del 95% del universo arancelario, mientras que Argentina tiene 93%
totalmente liberado o con una preferencia muy alta”. Además, actualmente
Ecuador tiene el comercio liberado con los países andinos. Si se vuelve
miembro pleno de Mercosur habría un conflicto entre ese comercio andino
liberado y el alto Arancel Externo Común (AEC) que este bloque le
exigiría.
Uno podría argumentar que el mercado de
Mercosur es más grande que el mercado de la Comunidad Andina de Naciones
(CAN) y eso es cierto. No obstante, aún estando liberado casi
todo nuestro comercio con los países de Mercosur, este mercado no ha
demostrado preferencia por las exportaciones ecuatorianas. Albornoz
y Landín indican que las exportaciones no petroleras de Ecuador entre
2006 y 2010 crecieron en US$2.633 millones y que solo el 4% corresponde
al crecimiento de las exportaciones a Argentina y Brasil, los dos
miembros más importantes de Mercosur. Mientras tanto, 27% del
crecimiento corresponde a exportaciones realizadas a los países andinos y
69% al resto del mundo. Queda claro que nuestro mayor potencial de
crecimiento no está en Mercosur. Tampoco está ahí la oportunidad de
diversificar nuestra canasta de exportaciones. Entre 2006 y 2010,
exportamos 205 partidas arancelarias –es decir, productos distintos– a
Argentina y Brasil, mientras que a los países andinos exportamos 1.393
partidas.
Desde el punto de vista de quienes no
creen en el libre comercio, sino en el “comercio dirigido”, Mercosur
podría parecer una herramienta ideal. Brasil y Argentina
todavía creen en utilizar el proteccionismo comercial para desarrollar
sus industrias y seguramente nuestro gobierno comparte esa visión. Pero
incluso desde ese punto de vista, a Ecuador este bloque no le conviene.
Lo que los gobiernos de Brasil y Argentina consideran beneficioso para
sus industrias, probablemente no lo es para la ecuatoriana. Bernardo
Acosta señala que el AEC de Mercosur encarecería las materias primas que
importan los productores ecuatorianos: “el 91% de las materias primas
que tienen arancel 0% en Ecuador está grabado con aranceles que van del
2% al 26% en el Mercosur”.
Francamente hay que rascarse la
cabeza para tratar de entender por qué nuestro gobierno podría
considerar seriamente unirse a la muralla de Mercosur. Tal vez
no pretende abrir la economía al resto del mundo, ni siquiera
implementar la fracasada sustitución de importaciones, sino simplemente
ser parte de otro club de presidentes socialistas del Siglo XXI, en
virtud del cual una creciente burocracia internacional podrá seguir
acumulando millas viajando a cumbres donde los presidentes podrán
proyectar a nivel regional sus diatribas.
- 28 de diciembre, 2009
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