México: ¿Un paso adelante?
El acuerdo nacional de 95 puntos firmado por los
tres partidos políticos más grandes de México puede tener un impacto
positivo en ese país, y podría darle una lección de civilidad al
Congreso de Estados Unidos y a varios países latinoamericanos.
El
Pacto por México, tal como se denomina el acuerdo político, fue firmado
el 2 de Diciembre por el nuevo presidente mexicano Enrique Peña Nieto y
los líderes de los dos partidos de oposición más grandes del país.
Muchos lo describen como el acuerdo más ambicioso jamás firmado por
líderes políticos mexicanos para modernizar el país y volverlo más
competitivo.
Entre otras cosas, el Pacto por México se compromete a
la creación de sistemas de seguridad social y de salud universales, y
la implementación de una reforma educativa que incluya la evaluación de
los docentes. También plantea reformas energéticas, un compromiso de
aumentar el presupuesto de ciencia y tecnología en el 1 por ciento del
PBI del país, y convoca a llamar a licitaciones para dos nuevas cadenas
de televisión, así como medidas anti-monopólicas para crear una mayor
competencia en la industria de las telecomunicaciones.
Algunas de
las propuestas del Pacto por México, tales como las reformas educativa y
de telecomunicaciones, serán presentadas ante el Congreso antes del 15
de diciembre, indican los firmantes. Otras serán sometidas al Congreso
en el curso de los próximos dos años, aseguran.
Aunque muchos
aplauden el Pacto por México como un acuerdo histórico, los escépticos
señalan que muchas de sus cláusulas son vagas declaraciones de buenas
intenciones que no serán fáciles para una aprobación en el Congreso. El
problema estará en los detalles, opinan los menos optimistas.
Además,
los escépticos ven el Pacto por México como “un pacto de cúpulas”, que
no pasó por un proceso de aprobación formal dentro de cada partido, y
que por lo tanto, no compromete a todos los legisladores de los tres
partidos firmantes.
El Pacto por México fue firmado por Peña
Nieto, la presidenta del Partido Institucional Revolucionario (PRI)
María Cristina Díaz; el presidente del Partido de Acción Nacional (PAN)
Gustavo Madero, y el presidente del Partido para la Revolución
Democrática (PRD) Jesús Zambrano. Horas después de la ceremonia de la
firma, el ala izquierda del PRD denunció que Zambrano había firmado el
pacto sin la aprobación de su partido.
Sin embargo, existe un
consenso bastante amplio de que el Pacto por México es algo nuevo en la
política mexicana. El país sufre una parálisis política desde hace
varias décadas porque los partidos no lograban ponerse de acuerdo en
cómo destrabar las reformas energética, fiscal, y educativa en el
Congreso. El día después de que se firmó el pacto, el mercado de valores
de México aumentó en un 1.2 por ciento pese a la baja registrada en el
mercado de valores de Nueva York.
Jeffrey Davidow, ex jefe de la
oficina de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado quien
también fue embajador en México durante la administración Clinton, me
dijo que “aunque es apenas un punto de partida, el Pacto por México es
un documento impresionante”.
El acuerdo nacional “revela un nivel
de consenso político que en general no ha existido en México durante
los últimos años”, dijo. “Lamentablemente, en Estados Unidos, que
también enfrenta la necesidad de lidiar con problemas estructurales
importantes, no vemos ningún indicio de esa clase de cooperación y
madurez”, agregó Davidow.
Mi opinión: Estoy de acuerdo. Aunque no
es para nada seguro que el Pacto por México vaya a producir resultados
concretos, — las peleas sobre los detalles pueden malograr toda la
iniciativa a la hora de discutirse en el Congreso – es un avance
importante para un país, cuyo Congreso dividido no ha permitido sacar
adelante reformas fundamentales.
Aunque por ahora el Pacto por
México no sea más que un papel, en una democracia tan vibrante como la
de México, donde los medios no son tímidos a la hora de exigirles a los
políticos que cumplan sus promesas, el documento será un instrumento de
presión para que los políticos cumplan su palabra.
Tal vez más
importante aún, el Pacto por México le dará a Peña Nieto un escudo para
protegerse contra los poderosos sindicatos y monopolios empresariales
que en muchos casos tienen estrechos vínculos con su propio partido.
Podría permitirle a Peña Nieto – si es que se anima – a ejecutar
reformas importantes y decirle a los intereses especiales: “No puedo
hacer nada al respecto, porque esto lo acordaron los tres partidos”.
Eso,
por sí mismo, convierte el Pacto por México en un instrumento
potencialmente valioso que podría impulsar el avance de México. Y
también podría servir de ejemplo para Estados Unidos en momentos en que
su Congreso no logra consolidar una fórmula para evitar un abismo fiscal
el 31 de Diciembre; y para varios países latinoamericanos en que el
gobierno y la oposición ni se hablan.
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