Falacias del ataque antiliberal
Quienes defendemos la economía de
mercado por sobre el estatismo a menudo somos catalogados de defensores de
intereses oscuros, títeres de los ricos y poderosos. Esto es una forma de
falacia ad hominem donde se deja de lado los argumentos y se ataca a la
persona.
Para dar un ejemplo de esta falacia, yo puedo decir que la Tierra gira
alrededor del sol debido a la atracción gravitacional que existe entre ambos;
otra persona podría tratar de desacreditarme diciendo que eso no es cierto
porque yo defiendo los intereses de los científicos, o que no deben creerme
porque una vez me pasé un semáforo en rojo. En este ejemplo, mi crítico se
abstiene totalmente de criticar el argumento presentado por mí, y en vez de
ello, me critica a mí directamente. Mi argumento puede ser cierto o falso, pero
ello no depende de si defiendo ciertos intereses o si me paso los semáforos en
rojo; atacarme a mí es una forma de distracción precisamente para no tener que
discutir la idea.
Por supuesto no es cierto que los liberales defendamos a los
ricos, aunque sí defendemos el derecho a que cualquier persona se pueda
enriquecer mediante el trabajo y la innovación. Es un error suponer que un
empresario o un rico por serlo, defiende el libre mercado. Siempre existirán
empresarios en busca de rentas estatales, subsidios, leyes que los protejan de
la competencia, siempre habrá empresarios dispuestos a amarrarse o tomar el
poder político para extraer privilegios. Esto no tiene nada que ver con
liberalismo.
Otra falacia ad hominem es
catalogarnos como egoístas consumados, personas sin escrúpulos que no tienen
más Dios que el dinero y el ánimo de lucro y que están dispuestos a vender a su
madre por ganar unos centavos. Por supuesto abundan los liberales profundamente
religiosos, o quienes incluso siendo ateos o agnósticos son esposos y padres
abnegados, ayudan a sus comunidades, donan sus fortunas a la beneficencia, se
preocupan por el bienestar de los más pobres, apoyan a escuelas y hospitales, etc.
Y también abundan entre los estatistas y socialistas personas sin escrúpulos,
que proclaman defender a los pobres y se enriquecen a costa del Estado,
personas que se atribuyen una moralidad superior pero que engañan a sus parejas
o no pagan la pensión de sus hijos. Por lo tanto este argumento es fácilmente
desacreditado con unos abundantes contraejemplos.
Otra falacia es decir que a los
defensores del libre mercado no nos interesan los pobres y los asalariados.
Para desacreditar esta idea solo basta notar que hay menos pobres en los países
capitalistas y que los trabajadores en estos países tienen mejores salarios,
mejores condiciones laborales y mejores niveles de vidas que sus pares viviendo
en países de tendencia o tradición estatista. ¿Cuántos obreros bolivianos
quieren irse a Estados Unidos a trabajar? ¿Cuántos obreros estadounidenses
quieren ir a Bolivia a trabajar? Los hechos hablan por sí solos. Es irónico que
los socialistas, quienes dicen defender a los trabajadores y a los pobres,
defiendan un sistema que empobrece a los trabajadores y a los pobres.
- 28 de diciembre, 2009
- 28 de marzo, 2016
- 29 de mayo, 2015
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