La ONU se equivoca en educación
Mientras que los discursos del presidente Obama,
del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y del primer ministro israelí
Benjamin Netanyahu se llevaron los principales titulares de la Asamblea
General de las Naciones Unidas la semana pasada en Nueva York, hubo otro
acontecimiento importante que pasó casi inadvertido: el lanzamiento por
parte del secretario general de la ONU Ban Ki Moon de un plan para
colocar la educación en el centro de la agenda política mundial.
El
plan, llamado Educación Primero, podría haber sido por mucho el
acontecimiento más importante de la Asamblea General, pero probablemente
pase a la historia como una gran oportunidad perdida para mejorar los
estándares educativos mundiales y reducir la pobreza. Antes de examinar
en qué se equivoca este plan y cómo se puede mejorar, echemos a un
vistazo al esquema general de Educación Primero.
Ban describio a
Educación Primero como una iniciativa global de 1,500 millones de
dólares para mejorar los estándares educativos. Varios países
—incluyendo Dinamarca, Australia, Sudáfrica y Brasil— fueron designados
“líderes” del proyecto, y promoverán la iniciativa en sus respectivas
regiones. Además, varias empresas, incluyendo la Western Union
Foundation y la MasterCard Foundation, han prometido respaldar el plan.
“Se
trata probablemente de la campaña de más alto nivel que se haya lanzado
por la educación, ya que esta siendo presidida por el propio secretario
general de la ONU, en lugar de por alguna de las agencias de la ONU o
por algún gobierno individual”, me dijo la directora global de Educación
de UNICEF, Susan Durston. “Es el más alto nivel de liderazgo que
podríamos esperar”.
La idea de tratar de colocar a la educación en
el centro de la agenda política mundial no podría ser mas acertada. “En
este mundo basado en el conocimiento, la educación es la mejor
inversión que pueden hacer los países para construir sociedades
prósperas, saludables y equitativas”, dijo Ban en su presentación de
Educación Primero.
Las prioridades del proyecto serán que todos
los niños vayan a la escuela, mejorar la calidad educativa y promover
valores tales como la paz y la responsabilidad ambiental en las aulas.
Para lograr ese objetivo, Educación Primero “convocará a un amplio
espectro de sectores”, dijo Ban. El sector principal seran los
gobiernos, y luego – en orden descendente – las naciones donantes,
docentes, familias, estudiantes, la sociedad civil, organizaciones
multilaterales como las agencias de la ONU, la comunidad empresaria, la
academia y los medios.
“No hay nada que pueda reemplazar al
liderazgo político nacional" para mejorar los niveles educativos, dice
el documento de Educación Primero, refiriéndose a las alianzas que la
nueva organización planea realizar con gobiernos. Agrega que los
gobiernos deben aumentar sus esfuerzos para alcanzar la educación básica
universal y “entrenar, apoyar y mantener motivados a los docentes”.
Mi
opinión: El mayor error de Educación Primero es creer que los gobiernos
le darán carácter prioritario a mejorar los estándares educativos. No
lo harán, por la simple razón de que los líderes políticos piensan en
plazos electorales —tres o cuatro años— mientras que la inversión en
tareas claves para mejorar la calidad educativa, como el entrenamiento
de docentes, o la formación de directores de escuelas, muchas veces
empieza a dar resultados en quince años.
A menos que haya una
enorme presión social desde abajo para mejorar la educación — como lo
estamos viendo hoy en Chile—, muy pocos gobiernos invertirán en planes a
largo plazo para mejorar la calidad educativa. Los políticos invierten
en edificios escolares que salen en la foto, pero -si no hay presion
social- pocos se pueden dar el lujo de invertir en proyectos que no
salen en la foto.
Educación Primero debería tomar como ejemplo lo
que ocurrió en Brasil, donde una alianza de grandes empresarios, medios
de comunicacion, líderes académicos y estrellas del mundo del
espectáculo y deportivo se unieron para crear Todos Pela Educacao, una
organizacion no-gubernamental que fijó metas concretas para mejorar los
estándares educativos, y lanzó una masiva campaña de televisión para
convertir a la educación en una prioridad de todos los brasileros.
Una vez que se logró eso, los políticos prestaron atención, y el
gobierno de Brasil adoptó prácticamente todo el plan de Todos Pela
Educacao, asumiéndolo como propio.
Para lograr que el nuevo
programa de la ONU funcione, debería invertir el orden de su lista de
"protagonistas", y poner a los gobiernos al final. Educación Primero
debería buscar el apoyo económico de empresarios como Carlos Slim y Bill
Gates, y reclutar a los artistas, deportistas y académicos más famosos
del mundo para lanzar una campaña global que convierta a la educación de
calidad en uno de los mayores reclamos de los pueblos.
Sólo
entonces se logrará que los gobiernos actúen. Si no ayuda a generar una
presión social desde abajo, Educación Primero sólo será otro engendro de
los burócratas internacionales condenado al fracaso.
- 28 de diciembre, 2009
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