Pacto fiscal en El Salvador: pensar y proponer
La función básica de los impuestos es financiar los aparatos
estatales, para lo cual serían recomendables esquemas de recaudación
simples y eficientes. Sin embargo, los sistemas tributarios suelen ser
complejos e ineficientes. En todo el planeta.
La razón es que a
esa función básica se les suman otros objetivos: a) la redistribución de
ingresos, y b) la reasignación de recursos productivos.
La
redistribución de ingresos, usualmente impulsada por quienes dicen ser
de izquierda, fomenta la existencia de impuestos progresivos, donde la
carga tributaria no es proporcional a los ingresos del contribuyente,
sino progresivamente creciente. Generando, supuestamente…,
transferencias de ingresos de ricos a pobres. ¿Robin Hood?
Y la
reasignación de recursos productivos, usualmente impulsada por quienes
dicen ser de derecha, fomenta la existencia de incentivos (exención de
impuestos) o protecciones sectoriales (prebendas montadas en el sistema
tributario), que no figuran explícitamente en ningún presupuesto.
Generando, invariablemente…, transferencias de ingresos de pobres a
ricos. "Hood Robin".
Izquierdas y derechas, siempre veleidosas por
mostrarse en las antípodas…, coinciden torpemente en su visión
utilitarista, dándole la razón a Bastiat, pensador francés del Siglo
XIX, que definía al Estado como "esa ficción por la cual todos quieren
vivir a expensas de los demás".
Mientras tanto, los problemas
económicos de El Salvador siguen siendo los de siempre: crecimiento
débil, empleo insuficiente, inversiones raquíticas e infraestructura
deficiente. Porque nunca fue un tigre asiático. Pese a la nostalgia de
algunos sobre lo que jamás sucedió.
Las causas de los problemas,
por supuesto, tampoco han variado: el nulo apego a la legitimidad
(muchas legalidades son ilegítimas…), y tres graves falencias del Estado
en su función subsidiaria: seguridad pública, educación pública de
calidad, y salud pública adecuada.
Dichas falencias son
miserablemente regresivas, porque castigan a los más pobres. Los que no
tienen guardaespaldas, ni estudian en escuelas privadas, ni se atienden
en centros de salud privados. Es decir, la enorme mayoría de la
población.
El Estado sólo tiene una forma genuina de obtener
recursos: recaudando impuestos. Hay otras tres que no son genuinas: 1)
el endeudamiento público (que los nietos pagarán con impuestos…); 2) la
venta de activos del Estado (que los abuelos pagaron con impuestos…); 3)
y la droga de la emisión monetaria. Afortunadamente vedada en El
Salvador, aunque añorada por pícaros de diverso pelaje.
Observando
la situación en estas playas cuscatlecas, es totalmente prioritario
avanzar en un pacto fiscal para establecer tres cosas: a) las normas
para la administración del dinero recaudado: transparencia
gubernamental; b) la aplicación específica de los fondos: destino del
gasto; y c) el nivel de impuestos: carga tributaria. Sin politiquería
barata. Al menos en este tema.
Un pacto fiscal es mucho más que un pacto tributario, pues incluye transparencia y destino del uso de fondos. Nada menos.
Asimismo,
es imprescindible que los presupuestos sean plurianuales: un Estado no
puede manejarse con presupuestos de un solo año.
En esa discusión
tienen que estar involucrados los partidos políticos, que son realmente
los únicos que pueden garantizar el cumplimiento a largo plazo de tales
pactos, dado que la Asamblea se renueva con personas que provienen de
las filas de los partidos: los individuos pasan, los partidos quedan.
Finalmente,
en el corto plazo hay problemas que resolver: disponer de US$ 800 que
pudieran ser cobrados de manera adelantada el 24 de enero de 2013 por
los tenedores de Eurobonos 2023. La solución sugerida por Fusades, de
gestionar la disponibilidad de un crédito puente con un banco de
inversión internacional para solventar la eventualidad del cobro, es
absolutamente razonable. Y técnicamente indiscutible. No aplauden, sino
que piensan y proponen.
Pero lo que carece de toda racionalidad es
la posición infantil escuchada de un importante ejecutivo de una
gremial empresarial, sobre que "no estamos para solucionarle el problema
fiscal al gobierno". Notable miopía intelectual.
Habría que
recordarle que el problema fiscal es del Estado, no sólo del gobierno.
Nadie le pide que aplauda. Sí que piense y proponga.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
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