EEUU, retos de su liderazgo global
MIAMI. – El
liderazgo natural de gran potencia que a los Estados Unidos de América
(USA) le otorgan los principios democráticos, tiene un sólido cimiento
en dos pilares fundacionales de esa nacion anglosanjona: su política
nacional y la proyección modélica de esos principios que impulsa a nivel
internacional. Sin embargo, en el umbral de una nueva época para los
seres humanos, esta nación líder necesita reajustar su enfoque y
adaptación para que logre evolucionar en sintonía con los tiempos
modernos.
La
nacion norteamericana esta expuesta a las mismas condiciones que el
resto del mundo a consecuencia de la era globalizada y sus fuerzas
renovadoras. Se trata de una ola de mayor comunicación, protagonismo
personal y empuje liberalizador. Y como en todo el orbe, la patria de George Washington convulsiona
por el choque entre las fuerzas que se resisten a los cambios y las que
están a favor. Esa contradicción genera conflictos y reacciones por un
lado que intentan conservar el orden conocido y, por otro,
transformaciones naturales que aceptan y se benefician a plenitud de las
nuevas oportunidades devenidas de esos cambios, que sin dudas hacen
avizorar un mundo más dinámico.
Nunca
antes hubo tanta humanidad sobre el planeta desde el origen de la
civilización. Tampoco el progreso técnico y científico habia alcanzado
un nivel tan alto de desarrollo que se multiplica día a día, a veces de
una manera alucinante. A gran velocidad surgen nuevas ideas y proyectos,
aplicaciones científicas, modalidades del mejoramiento de la vida en
todos sus aspectos. El ser humano juega un papel más preponderante en la
formación de una opinión y en la consecuente toma de decisiones
nacionales y a esfera global. Este es un hecho positivo que se consolida
a través de las redes sociales y las tecnologias modernas.
En su propio epicentro, Estados Unidos de América, el impacto de esa novedosa dinamica mundial
es inegable. La crisis económica que afecta a ese gran pais y a buena
parte del mundo no es el fracaso del modelo de economía de mercado, como
advierten muchos agoreros del peor conservadurismo. Anteponerle como
solución el modelo de injerencia e intervencion estatista es
precisamente aumentar la dosis del veneno que provoco la presente
situación. Las fuerzas politicas que intentan retrotraer al esquema de
solución pactada con un Estado todopoderoso, encargado de velar por los
intereses de los ciudadanos, lo único que lograrian es remachar la
persistencia de un esquema caduco y ya sobrepasado por la evolucion
humana, y que actua como
freno del imparable y magnífico nuevo caos creativo en todas las
esferas de la vida.
En
USA, las fuerzas conservadoras apuntan a afincarse en el injerencismo
estatal como via de controlar el poder. Son representadas por el Partido
Demócrata, con el Presidente Barack Obama y sus esfuerzos por salir
reelegido. Y como contraparte, el candidato Republicano Mitt Romney
intenta consolidarse como el campeón que pretende regresar a un
capitalismo típicamente norteamericano, pragmático y liberado de buena
parte de la carga impositiva y del exceso de control gubernamental.
No
obstante, ambas corrientes políticas están atrapadas por un modelo de
Gran Sociedad que se abrio paso en las estructuras del Estado, y hoy es
difícil de desmontar. Esa es la clave fundamental hacia la que debe
moverse todo el cambio necesario para adecuar y redirigir la nación
americana por un cause de sano desarrollo y pujante crecimiento. Sin
dudas, emprender este camino implica un reajuste del mecanismo de toma
de decisiones políticas, económicas y sociales en dos enormes y
engrasadas, más bien anquilosadas, maquinarias: los partidos Demócrata y
Republicano. Someterlas a transformaciones permitiría reformar otras
muy importantes en el aparato legislativo y administrativo del Estado.
En el primero, limitando el ejercicio de los senadores y representantes a
dos
períodos continuos y, en el Segundo, estableciendo exámenes periódicos
por oposición para ocupar cualquier cargo como funcionario estatal.
La
imprescindible democratización de ambos cuerpos del Estado los pondria a
tono con el espíritu de las leyes que fundamentaron el origen de la
nación y que establecieron las bases del Estado de Derecho, bien celosas
del efecto nocivo que tiene el poder permanente en manos de los
hombres. Esta demostrado que el ejercicio del poder por largos periodos
de tiempo termina por provocar que prevalezcan los intereses
coorporativos y de grupos, por encima de los intereses de las mayorias
representadas.
Luego
tendría que considerarse la mejor manera de impedir que estos
instrumentos poderosos cedieran, sin presentar ferrea resistencia, ante
la capacidad preponderante del Estado Federal y de los Estados
integrantes en la recolección de los impuestos. Eso podría favorecerse
con una serie de leyes que fomentaran la capacidad de la sociedad civil
para reorganizarse y favorecerse a sí misma con instituciones abiertas a
un número ilimitado de accionistas, que trabajen por el beneficio que
otorgaría ese capital que ahora termina en manos estatales para su
redistribución burocrática. La tarea de supervisarlas sería la
fundamental gestión del Estado, así como el funcionamiento de la
justicia que velaría por los intereses de todos.
Una
gran preocupación de la sociedad norteamericana son los crecientes e
impagables costos de la salud pública. Es un asunto tan álgido y sin
aparente solución vial que se transforma en elemento de crudo debate en
las elecciones. La misma solución estatista de crear un seguro médico
obligatorio, como promueve el Partido Demócrata y el Presidente Obama,
es tan onerosa como intentar evitar abordar el asunto
desde un ángulo antiestatista y de libre empresa sin antes estudiar la
modificación pertinente que necesitan los verdaderos factores que
inciden en el creciente aumento de los costos de salud.
Los
elementos fundamentales a modificar constituyen: el conjunto de leyes
que fomentan el monopolio y protegen de la competencia internacional a
las aseguradoras del patio en el vasto mercado norteamericano; legislar
un nuevo orden legal con un conjunto de leyes que impida el abuso tanto
de la mala práctica médica como de las demandas injustificadas por la
misma razón; el fomento de un beneficio en los impuestos a toda el área
de los productores de los suministros generales para el sistema de salud
y de medicinas a medida que aumenten la calidad y eficiencia de sus
productos, disminuyendo sus costos en los servicios médicos… quedan
otros, pero estos son los más decisivos.
Como
clave para ir reduciendo el aparato burocrático del Estado Federal y
los Estados integrantes de la Unión, así como para promover el ahorro y
capitalización personal frente al crecimiento del gasto y del crédito
como método económico de fomento de la producción y las finanzas, sería
interesante considerar el sistema de impuestos no como un mecanismo de
castigo sobre el que produce, los ricos, sino de premio por lo que se
ahorra e invierte. Es decir, a medida que el contribuyente aumenta sus
inversiones en la economia debe recibir como beneficio una reducción
sustancial de sus impuestos. Con ello se estimularía una sólida
capitalización personal y del núcleo familiar que se volcaria en
negocios de empresas familiares y como accionistas en
otras.
La
promoción de nuevas libertades públicas ayudarian al reacomodo de la
sociedad con los nuevos tiempos. Una mayor garantia del ejercicio de las
libertades individuales, para que las personas puedan estar en
condiciones plenas de responsabilizarse del progreso de sus propias
vidas, las de sus familias y comunidad, contribuirá gradualmente
atenuando la dependencia a la que de modo creciente acostumbra el
Estado, no sólo en los Estados Unidos sino en buena parte del mundo desarrollado,
como por ejemplo Europa. Esta practica politica de las subvenciones
indiscriminadas es determinante en la crisis de incosteabilidad del
Estado planificador del Bienestar mediante los diseños de ingieneria
social.
Esa
es la esencia de la presente crisis, no la disfuncionalidad del modelo
de economía de mercado, el que ha traído más beneficios para la
Humanidad en toda su historia. Pero es en USA, el centro
de donde emerge esta corriente renovadora de la Globalización y el
liberalismo que se basa en el respeto irresctricto a la propiedad
privada y el estimulo a las iniciativas individuales y la libre empresa,
donde la modificación de los obstáculos que se tornan caducos se
volverán un impulso que ayudará a otras naciones a despejar las mismas
dificultades.
Pese
a la aparente crisis insostenible, el mundo marcha a buen paso y sobre
bases sanas. Todas las fuerzas retrógradas, hasta las más agresivas como
ahora se manifiestan en el mundo árabe o en un nuevo repunte de voraz
izquierdismo como en América Latina, seran impregnadas para bien de esa
nueva proyección de la que estados Unidos es, nuevamente, tal como lo
fuera en la 2da Guerra Mundial y como finalizador de la Guerra Fría, el
triunfador campeón progresista. Nada podrá detener está
evolución, que en el fondo es ese mismo impulso de progreso y búsqueda
de la felicidad que ha guiado oscura pero firmemente a los seres humanos
desde que han poblado la Tierra. Nuevos desafíos no
van a impedir esa firme marcha hacia el progreso y la modernidad.
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