El Patriotismo
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“Estado” y “Patria”, ¿son equivalentes?
¿Existe alguna diferencia entre uno y otra, o simplemente son dos
maneras diferentes para referirnos a lo mismo?
El Estado es algo
tangible: una porción de territorio definido, habitado por una población
concreta que dentro de sus límites, está sometida a una determinada
autoridad gubernamental.
En cambio la “patria” es,
fundamentalmente, un sentimiento. En esencia, es el amor que todos
sentimos hacia el “terruño” donde nacimos. Pero es mucho más que un
espacio geográfico. La “patria”, está compuesta por personas que son
significativas en nuestras vidas; por aromas, que nos transportan en el
tiempo a momentos felices o tristes del pasado; por valores y formas de
vida compartidos, que consideramos valiosos. Es el lugar donde queremos
vivir y deseamos que nuestros hijos crezcan.
Para defender a la
“patria” se lucha, y en ocasiones, hasta se muere. Por eso, no es algo
inusual que “patriotas” de diferentes naciones y tiempos, a veces en
condiciones muy desventajosas, hayan vencido a prestigiosos ejércitos
profesionales o a los compuestos por mercenarios.
El “patriotismo” es un sentimiento absolutamente natural, que impulsa a los hombres a realizar las acciones más nobles.
Los
Padres Fundadores de los Estados Unidos tenían clara conciencia de la
diferencia entre ambos conceptos. Ellos compartían la idea de “patria”
que señalamos más arriba. Eso queda de manifiesto porque dejaron
establecido como segunda enmienda de su Constitución, la siguiente
provisión: “Siendo necesaria una milicia ordenada para la seguridad de
un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar
armas”.
Si el propio gobierno pone en peligro “los valores y
formas de vida compartidos”, es decir, a la “patria” que se funda en la
responsabilidad individual, la descentralización y limitación del poder,
el respeto por los derechos individuales y la libertad de los
habitantes, entonces, el pueblo tiene la prerrogativa de defenderse de
la tiranía. Incluso, en última instancia y de ser necesario, por medio
de la lucha armada.
Desde la Época Moderna ha venido ocurriendo,
que los políticos se han ido adjudicando la potestad de determinar, el
significado de ser “patriota”. Y como ocurre siempre que las autoridades
se entrometen en los asuntos privados de las personas, el sentido de
“patriotismo” se envileció. A partir de entonces, se ha tratado de
fusionar la idea de “patria” con la del “estado”, en lo que se ha dado
en llamar “nacionalismo”. La consecuencia fue la concentración del poder
gubernamental en pocas manos. Y, aunque no todos lo digan tan
francamente como lo hizo el rey francés Luis XIV (1638-1715) al
proclamar “El Estado soy yo”, los gobernantes han tendido a confundir
sus propios objetivos con el interés de la patria.
Por el bien de
las naciones, es saludable no confundir “patriotismo” con
“nacionalismo”. El primero, es un sentimiento delicado, intransferible,
que por su propia naturaleza, pertenece al fuero íntimo de los
individuos; el segundo, es inducido, tosco, se origina en las pulsiones
irracionales de un cuerpo colectivo.
En las décadas de los 70s y
80s del siglo XX, los militares de buena parte de Sudamérica
torturaban, asesinaban y hacían “desaparecer” a la gente, alegando que
era para salvar a la “patria”.
En esa misma longitud de onda, el
gobierno de Venezuela ha expulsado recientemente del país al director
para América de la ONG Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco,
después de que presentara un informe crítico sobre la situación de las
libertades públicas en el país, durante los diez años de mandato del
presidente Hugo Chávez. El informe de HRW acusa al mandatario de violar
la Constitución, constreñir los derechos humanos, discriminar a los
ciudadanos por tener ideas políticas opuestas al gobierno y controlar el
Poder Judicial.
El comunicado oficial expresó: "Este ciudadano,
portador de pasaporte chileno, ha violentado la Constitución y las leyes
de la República Bolivariana de Venezuela, agrediendo a las
instituciones de la democracia venezolana".
La misma confusión
conceptual podemos encontrar incluso en los Estados Unidos. Parecería
una broma de mal gusto, que se conozca con el nombre de Ley Patriótica
(USA Patriotic Act), al acta del Congreso que el presidente George W.
Bush promulgó como ley el 26 de octubre de 2001. Su objetivo es
restringir una serie de derechos constitucionales, a fin de ampliar el
poder represivo del Estado sin la intervención del poder judicial, a fin
de garantizar la seguridad nacional y combatir el terrorismo. La misma
ha sido severamente criticada por organismos de derechos humanos debido a
la restricción de las libertades y garantías constitucionales y ha sido
considerada inconstitucional por varios tribunales.
Asimismo, a
raíz de la crisis financiera que por estos días está azotando a los
mercados mundiales, la administración Bush envió al Parlamento un plan
de rescate. Esta intervención del Estado en el sector privado, sin
precedentes en la historia de Estados Unidos, pretendía adquirir los
activos dudosos o "tóxicos" de los bancos, afectados por la crisis
inmobiliaria.
El proyecto original, que luego de negociaciones fue modificado, reclamaba incluir la siguiente cláusula:
Las
decisiones del Secretario (del Tesoro) tomadas bajo la autoridad de
esta Ley no son revisables y no podrán ser revisadas por ningún tribunal
ni por agencia administrativa alguna.
George Bush instó al
Congreso a actuar por la "seguridad de los estadounidenses”, aunque
simultáneamente se contradecía a sí mismo, al reconocer que la votación
sería "difícil", ya que el plan era muy poco popular entre los
contribuyentes.
En la tribuna de la Cámara de Representantes,
tras un acalorado debate, algunos republicanos y demócratas se habían
unido para expresar su oposición al plan de Henry Paulson, Secretario
del Tesoro.
"Lo que simplemente estamos haciendo es coronar al rey
Henry", dijo el republicano John Culberson, de Texas, aludiendo a
Paulson.
"Es una ampliación sin precedentes del poder federal,
inaceptable, que no nos podemos permitir, que nuestros hijos no pueden
permitirse, y que jamás hemos visto en la historia de nuestro país",
dijo, indignado. "Debemos darnos un tiempo, un tiempo para reflexionar",
añadió.
Todo esto debería llevarnos a reflexionar, acerca del alcance y significado de un “patriotismo” bien entendido.
- 4 de febrero, 2025
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