Argentina: Filitos intelectuales
Tío Plinio
querido,
En el barrio
-acuérdese- se los llamaba “filos”. Se “afilaba”. Ni relación seria, para casarse, ni noviazgo.
Filitos. Deslumbramientos transitorios para pasar el rato. Mientras se
aguardaba la llegada del “amor real”.
Nuestra César,
intelectualmente, tiene, tío Plinio querido, sus “filitos”.
Los alterna. Sobre todo desde que partió El Furia, el único que pudo contenerla.
Y desde que se
liberara de la tutela poética de Alberto Fernández.
Pasó por el
encanto transgresivo de Boudou, El Descuidista. La sedujo con aquellos
manotazos hacia los fondos de pensión. Transformados, arbitrariamente, en
logros.
Con el vigor metafórico
de la motocicleta y las vibraciones de la guitarrita.
Pasó por el autoritarismo de Moreno, Guante de Box. Espantosamente simpático.
Con maneras de
peronista cultural que le ayudaron a construir el prestigio de pesado.
Por la
colección de gansadas monumentales para tratar en sobremesas de country.
El Descuidista
se estrelló pronto. Cayó mortalmente acribillado por la adicción incontenible
hacia el ruidito febril de las monedas.
Era tarde. Nuestra César se sepultaba, por aquel filito, en la ciénaga.
Aún hoy supone que, en su megalomanía, que puede recuperarlo. “Blanquear a Boudou, a la cal”
(cliquear). Por mostrarlo a su lado. Como lo que es. Un clavel.
En cambio, los
sopapos desopilantemente inofensivos de Moreno la condujeron, a Nuestra César,
hacia el laberinto del dólar negro. Mágicamente convertido en azul.
El filito con
Guante de Box la llevó al desastre también por los obstáculos inútiles a las
importaciones.
Consiguió
extraordinarias deficiencias donde metió la mano. Sus víctimas justificaban la
propia inoperancia. Por la carencia de lo elemental.
Culpas, todas, de Moreno.
Siempre fue
maravilloso contar con alguien, tío Plinio querido, para echarle la culpa.
Escalas. De Vido. Randazzo. Abalito
Con los esporádicos raptos de cordura, sin filitos,
Nuestra César suele recurrir, en sus escalas, a De Vido y su consigna moral que
le sirve de apodo. “Antes Muerto que Preso”.
Pero De Vido nunca iba a transformarse en otro filito.
Se conocían demasiado.
Podía ser siempre necesario para aplacar algún
sindicalista amenazante. O alejar intendentes, aquí mini-gobernadores, de la
órbita de Scioli. El líder de la Línea Aire y Sol, que tampoco jamás será
filito.
Y si Antes Muerto que Preso volvía, como si aún viviera El Furia, a creerse
indispensable, ahí estaba Randazzo, El ex Killer. Para ser rescatado. Y
rescatarla.
Randazzo venía atrincherado con el quiosquito de los
pasaportes que sellaba. Desairado.
Con pucheritos desde que Nuestra César, para Premier,
optó por la intrascendencia ideal de Abal Medina, El Abalito.
Mucho menos que un filo, El Abalito es, apenas, un
secretario.
Como aquel Fabiancito, al que le fue tan bien en la vida. Pero con la firma de
Premier.
Para devaluarlo
a De Vido, ahí estaba Randazzo. Para clavarle el clavel redituable del
Transporte. Con la caja que hizo, verdaderamente, grande al “modelo”
recaudatorio de El Furia.
Caja que
Nuestra César, meritoriamente, ni quiere tocar. Menos después del estallido del
“modelo”. Con los muertos impresionistas del Once.
El ex Killer tampoco nunca pudo, en realidad, ser filito.
Con la instrucción de Nuestra César, Randazzo aplicó el cambio fantásticamente
revolucionario.
Sacarle los trenes a Cirigliano para dárselos, con arrojo
republicano, a la dupla Roggio-Gaby Romero. Dos chicos ascendentes, acaso, de
La Cámpora.
Espejos
A los que preguntan, cotidianamente, por el destino de
la Argentina, se les sugiere, tío Plinio querido, contemplar Santa Cruz.
La provincia diezmada es el espejo político del kirchner-cristinismo. La
exitosa Santacrucificación Nacional.
Debe
certificarse cuando Nuestra César, por definitiva vez, pontifica sobre el
negocio pendiente. La gran represa sobre el Río Santa Cruz. Condor Cliff y La
Barrancosa. Rebautizadas, para el nuevo lanzamiento, como “Néstor Kirchner”.
Con la
patriótica manipulación de las tierras adquiridas por Lázaro, El Resucitado.
Con otras
tierras de “cóndores”, aún en la nebulosa. Centenas de miles de hectáreas que
podría aclararnos el contador Víctor Manzanares. Tomografía informativa que
ampliaremos.
Pero el espejo
económico lo representa, hoy, tío Plinio querido, Aerolíneas Argentinas.
Trátase del
tragado diario de los millones que proceden de la soja.
Inocentes baldes de agua que se arrojan en el desierto de la inteligencia.
El modelo Aerolíneas Argentinas se toma, tío Plinio querido, para Yacimientos
Petrolíferos Fiscales.
La desprolija
expropiación de YPF nos convirtió en tardíos motochorros de la política
internacional.
Instrumentada a
la bartola. Movilizados por la ilusoria creencia de una caja disponible,
rápida. Para aplacar la desesperación. Y llevársela.
Pero no había nada, en la caja, para sacar. Sólo debían conseguir aventurados
para poner.
YPF era ya la
nueva Aerolíneas Argentinas.
“Soja corazón”.
El último filito
El delirio nos
lleva, de la mano, hacia el último filito de Nuestra César. Axel Kicillof. El
Gótico.
Impulsa,
incluso, hacia el rescate de los filitos anteriores. Para encontrarles méritos.
El Descuidista
fue por las monedas pero, por lo menos, nos cantaba.
Y Guante de Box, con sus escenografías, aunque nos estrellara, nos divertía.
El Gótico, tío
Plinio querido, es invariablemente el peor de los tres filos.
Acumula libros (mal) digeridos. Abruma con la agresiva articulación oral. Con
la pedantería intelectual que trata de “papagayo” a cualquiera que lo impugne
(así sea a través de esta carta).
“Tonto pero no
tanto”, El Gótico aplica los conocimientos marxistas para lidiar con los
empresarios.
Astutos
aventureros que suelen hacer equilibrios en el vacío de la estructura
pre-capitalista.
Con ínfulas, y
sin corbata como cualquier macricaputista, Kicillof nos demuestra que no
entiende un pepino de capitalismo.
Pero tampoco
entiende nada, tío Plinio querido, de marxismo.
Trátase de la
alucinación atendible en el plano filosófico, que generó extraordinarios
desastres en la economía.
Lo prueba el
epílogo del “socialismo real”. La estética del vencido que adopta la cultura
del vencedor. (Queda el recurso trotskista de no resignarse. Decir que nunca se
aplicaron, científicamente, los supuestos superadores).
En el
imaginario económico del nuevo filito, sólo existen los funcionarios.
Funcionales a la visión exactamente retardataria de la economía.
Y los seres relativamente escrupulosos, como los empresarios. Malditos que
quieren ganar dinero.
Ningún pecado.
Al contrario, ganar dinero, incluso en el pre-capitalismo, es la obligación.
Final con cuentos de Asís
“Decime la
verdad, ¿estarías con una mujer como vos?, mirate”.
Lo dice el
abandonador. Hombre cruel del cuento inédito de Asís. A la abandonada. Dama
exasperante, sufrida, que acosaba con reproches e histerias.
Igual que en el
cuento de Asís:
“Decime la
verdad, ¿invertirías una moneda aquí? Con estos delirantes. Miralos”.
Dígale a Tía
Edelma que los excesos del Año del Dragón siempre se pagan en el Año de La
Serpiente.
Y dígale que el
2013 es el Año de la Serpiente.
Y que el último
Año de la Serpiente fue el 2001.
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