Ahora quieren referéndum

En medio de la crisis causada por su rebelión contra la Constitución, la cúpula del FMLN ha propuesto con cara de inocente reformarla para introducir el referéndum, como un instrumento para hacerle subsecuentes reformas a la Constitución. La propuesta es sospechosa de entrada porque en la crisis actual el FMLN ha mostrado hasta la saciedad su decisión de destruir la institucionalidad democrática del país con medidas y reformas que pretenden ser legales y legítimas. También es sospechosa porque al hacerla el FMLN está siguiendo al pie de la letra el proceso que los países de Alba han seguido para asaltar el poder total.

Pero, ¿cómo es que el FMLN puede destruir la democracia usando un mecanismo que parece ser esencialmente democrático, que se usa en Suiza y otros países civilizados?

La respuesta está en que los regímenes democráticos humanos y modernos tienen dos grandes componentes: Primero, los mecanismos democráticos que sirven para que el gobierno se maneje de acuerdo a los deseos de la mayoría de los ciudadanos. Segundo, un conjunto de derechos que protegen los derechos de todos los ciudadanos contra los abusos de una mayoría real o pretendida. Esta segunda parte es esencial porque las mayorías pueden establecer tiranías sobre las minorías, como era el caso de la tiranía de la mayoría blanca sobre la minoría de esclavos negros en Estados Unidos antes de la emancipación de estos en 1862.

Igualmente, una mayoría podría aprovechar su preponderancia en las elecciones para expropiar a las minorías, o para privarlas de otros derechos. Para evitar estos abusos es que se establecen ciertos principios –tales como la igualdad de los ciudadanos ante la ley– y ciertos derechos inalienables –como el derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la inviolabilidad de la morada– junto con los mecanismos democráticos. Son estos derechos los que controlan el poder del Estado para que no pueda aplastar a los ciudadanos. Por eso mismo, estos derechos deben ser protegidos para que no puedan ser eliminados fácilmente, ya que si se eliminan los ciudadanos quedarían desprotegidos.

Si los ciudadanos necesitan la protección de estos derechos en casos en los que ellos son amenazados por una mayoría legítimamente democrática, la necesitan mucho más cuando existe la posibilidad de formar mayorías espúreas que no corresponden a los mandatos de la población sino a negociaciones realizadas por las cúpulas de partidos políticos motivados por sus propias ambiciones de poder, como en el caso de la crisis causada por la negativa de la cúpula del FMLN (apoyada por sus satélites) de acatar las decisiones de la Sala de lo Constitucional.

Estas cúpulas han tenido que echar marcha atrás en este desacato porque la Constitución es firme y no tiene manera fácil y rápida para modificarse. Si la tuviera, estas cúpulas habrían prevalecido rápidamente sobre la Sala de lo Constitucional y, de una manera ilegítima pero legal, habrían cambiado las clausulas relevantes en la Constitución para destituir a la Sala actual y para tomar control permanente de ella, anulando los derechos que la Constitución otorga a los ciudadanos. Habrían también eliminado estos derechos de la Constitución misma, dejando a la Sala como un cascarón vacío.

Esto es precisamente lo que el FMLN quiere obtener: un mecanismo para eliminar los derechos fundamentales de la población, planteando referéndums sobre temas altamente técnicos–como son los procedimientos para defender los derechos ciudadanos– a una población que no tiene instrucción para opinar sobre estos temas. De esta forma, con populismo y con los enormes recursos financieros y publicitarios del Estado, el FMLN pretende engañar a la población para que, sin darse cuenta, renuncie a sus derechos ciudadanos. Esto es lo que ha sucedido en los otros países del Alba. Esto no ha sucedido en Suiza porque la gente es mucho más instruida que en nuestros países. No podemos permitir que el FMLN nos quite nuestros derechos fundamentales.

El autor e es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.