La escuela de la vida
Cuando somos niños en el colegio adquirimos conocimientos de historia, ciencias, matemáticas, literatura. Llegamos a la mayoría de edad con un bagaje cultural que, en principio, nos dota de herramientas para salir adelante. Sin embargo, ¿es suficiente para enfrentar la vida?
Seguramente ésa es la pregunta que se hicieron el filósofo y escritor suizo Alain de Botton y un grupo de intelectuales cuando se asociaron en 2008 para impulsar The School of Life, un centro situado en el barrio londinense de Bloomsbury cuyo nombre lo explica todo: en sus acogedoras estancias la gente puede asistir a conferencias cuyo fin es el de enseñarnos a navegar vitalmente con la habilidad para minimizar los inevitables escollos que van surgiendo.
Hoy en día hay academias para todo: desde aprender el arte del origami a cómo dominar el sexo tántrico o ser un maestro de las redes sociales. Pero quienes acuden al local de The School of Life buscan maneras de desmadejar las trampas que solemos fabricar hasta hacer de la existencia un laberinto sin salida.
Lo interesante y atractivo del conjunto de sicólogos, periodistas, y escritores que departe con la clientela es que sus clases no tienen el tono de farragosas parrafadas, sino conversatorios o intercambios con premisas originales: cómo disfrutar de los viajes, de las actividades culturales, de la comida o de una escapada romántica. Placeres sencillos que en muchas ocasiones tendemos a complicar hasta deshacer el encanto que habíamos anticipado.
No hay que estar desesperado y al borde del suicidio para matricularse en los cursos de esta institución situada en el corazón de donde Virgina Woolf y su círculo de Bloomsbury revolucionaron la literatura del siglo XX. Basta con sentir el gusanillo existencial o la curiosidad de incursionar en un santuario para la mente y el corazón, que ofrece seminarios novedosos como Religión para ateos, biblioterapia (que consiste en asesoría literaria) e incluso cenas organizadas en las que se eligen temas específicos para conversar durante la velada. En The School of Life también cabe la posibilidad de tener una consulta exprés con uno de sus sicólogos para discernir alguna urgencia del alma.
Cuando leí acerca de este remanso de paz que se fundamenta en el valor de las técnicas de autoayuda, me atrajo, sobre todo, porque De Botton es uno de sus artífices. Desde hace años el afamado pensador suizo viene publicando libros divulgativos que se centran en la importancia de potenciar la capacidad para disfrutar de la vida. Y lo ha hecho con periplos por el mundo que le permiten observar muy de cerca el comportamiento de la gente. Los pequeños detalles que nos tuercen el día o lo transforman en una jornada memorable. Uno de sus textos más conocidos es A week at the airport, en el que recoge las interacciones humanas a lo largo de una semana viviendo día y noche en el aeropuerto de Heathrow.
En las metrópolis como Londres los transeúntes se tropiezan en las calles con todo tipo de locales con anuncios llamativos: dietas para adelgazar, tratamientos estéticos que garantizan eliminar imperfecciones, gurús financieros, pitonisas que predicen el futuro. Pero, ¿cuántas personas se aventuran a entrar en The School of Life? Estar dispuestos a cruzar el umbral con el arrojo de planchar las arrugas de la vida.
www.firmaspress.com
© Firmas Press
- 23 de julio, 2015
- 19 de diciembre, 2024
- 29 de febrero, 2016
Artículo de blog relacionados
Por Bhushan Bahree, en Nueva York y Russell Gold The Wall Street Journal...
10 de julio, 2006Quienes defendemos la economía de mercado por sobre el estatismo a menudo somos...
16 de noviembre, 2012- 24 de mayo, 2007
Siglo 21 La inmerecida muerte de Facundo Cabral es la gota que derramó...
13 de julio, 2011