A la espera de una apreciación del dólar
The Wall Street Journal Americas
Los alcistas del dólar realmente necesitan mantener la fe.
Los recientes datos económicos en Estados Unidos han hecho su vida difícil.
Las débiles cifras de empleo y dos meses de caídas en las ventas minoristas en un país poblado de compradores ha preparado al mercado para otra dosis de expansionismo cuantitativo que podría iniciarse a partir de la semana próxima.
La Fed ciertamente ha alentado esas expectativas con su rechazo a sacar de la mesa la opción de la flexibilización cuantitativa, o QE3, y destacando en repetidas oportunidades los riesgos provenientes de la zona euro. Pero son exactamente esos riesgos a los que pueden apelar los alcistas del dólar.
Por el momento, la principal amenaza para el futuro del euro son las elecciones generales griegas del domingo, y la alta posibilidad de que el país opte por un gobierno que rechace los términos de austeridad relacionados con su rescate.
Por supuesto, si eso sucede, el euro indudablemente se debilitaría y el dólar se apreciaría.
Pero aunque los votos apunten en la otra dirección y Grecia sucumba a una mayor reforma fiscal, el futuro del euro está lejos de ser una certeza.
Esta semana se produjo un cambio violento en la percepción del mercado con el rescate acordado para los bancos españoles, el cual no pudo evitar que los costos de endeudamiento del país aumentaran a nuevos récord para la era del euro, y la nueva noticia de que la carga de deuda de Italia, de cerca de 2 billones de euros (US$2,5 billones), está comenzando a verse inestable.
¿Entonces hacia dónde apuntan los inversionistas?
Aquellos que quieren permanecer cerca de Europa siguen interesados en Alemania. No obstante, ya hay señales de que su entusiasmo por los títulos alemanes podría diluirse si Berlín inicia conversaciones sobre una unión fiscal más estrecha con el resto de la zona euro. Para decirlo de una manera suave, esto diluiría la calificación "AAA" que hace atractiva a Alemania.
Siempre dentro de Europa, la libra frecuentemente ha sido una alternativa popular, pero como la economía del Reino Unido está estrechamente relacionada con la suerte de la zona euro, y debido a que las autoridades del Reino Unido están ahora considerando un mayor expansionismo para mejorar las condiciones crediticias, la libra ya está comenzando a perder su brillo.
La otra alternativa de refugio obvio es el franco suizo. Pero éste también sigue muy vinculado a la fortuna de sus socios comerciales vecinos. Y, como repitió el Banco Nacional de Suiza el jueves más temprano, sigue comprometido a defender el límite de 1,20 francos suizos por euro. La determinación del BNS de mantener ese nivel se hizo evidente el mes pasado, cuando el banco central gastó la enorme cantidad de 50.000 millones de francos suizos (US$52.000 millones) en una intervención. Como el BNS está listo para restaurar los controles sobre el capital si fuera necesario, es bastante improbable que los inversionistas inyecten mucho más dinero nuevo en el franco.
El otro refugio clave para los errantes inversionistas internacionales sigue siendo el yen.
Pero como el BNS con el franco, el Banco de Japón está bajo presión para frenar su apreciación. Además de la amenaza de una intervención, existe también el riesgo de que el Banco de Japón adopte un mayor expansionismo monetario para ayudar la debilidad crónica de la economía japonesa.
¿Entonces, dónde deja esto al dólar? Nuevamente, primero en la fila.
El índice del dólar posiblemente haya subido sobre una base anual durante el mes pasado y haya caído desde entonces a partir de todos los rumores de una mayor Q3. Pero, considerando los acontecimientos internacionales, incluida la pérdida de atractivo de la zona euro y de Europa en su conjunto, el índice bien podría verse nuevamente en una senda alcista en las próximas semanas.
Una señal clara de esto provino de la exitosa subasta de bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años del miércoles, lo cual ayudó a causar un leve descenso de los rendimientos. Esto contrastó con la persistente alza de los rendimientos de la mayoría de los bonos de la zona euro, incluidos los de Alemania, los cuales han dado señales de haber tocado fondo.
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