Libano: Historia sesgada y falsa celebración
Los hechos reales indican que el 22 de mayo de 2000 el ejército israelí se retiró unilateralmente de la zona de seguridad en el sur del Líbano en conformidad con la resolución 425 del CSONU y por razones exclusivamente internas israelíes. He manifestado siempre que tal retirada debía realizarse, pero la forma de llevarla a cabo del ex PM Ehud Barak fue fatal para Israel y (como señale en su tiempo que sucedería) dio lugar al fortalecimiento del terrorismo y las calamidades de la guerra del verano del 2006.
La retirada israelí genero un vacío de seguridad al sur y abrió puerta a guerras de baja intensidad que sufrieron los israelíes posteriormente. Damasco amplio su ocupación y controló totalmente al gobierno de Beirut no permitiendo que el ejército libanés se desplegara al sur para cubrir ese vacío. En su lugar, Siria ayudo a Hezbollah a controlar la zona ante la inacción de las tropas FINUL y la organización siria-iraní comenzó a patrullar la frontera libanesa-israelí. Pero más allá de sus consecuencias, lo concreto es que los israelíes se retiraron sin ninguna batalla ni escaramuzas militares con Hezbollah, con el ejército libanés o con el ocupante sirio. Y fue allí cuando Siria se fortaleció en Líbano y declaró a Hezbollah como libertador del sur alegando la farsa que había obligado a Israel a retirarse del país.
En realidad Hezbollah no obligó ninguna retirada israelí y no jugó ningún papel de libertador del Líbano. Contrario a ello Hezbollah y Siria demoraron deliberadamente la retirada israelí por más de 14 años. Cada vez que los israelíes contactaron un gobierno libanés para un dialogo bilateral bajo el paraguas de Naciones Unidas para asegurar mutuamente un retiro organizado, los sucesivos gobiernos libaneses se negaron a cooperar y a desplegar su ejército al sur del río Litani acusando a Israel de conspirar para dividir a los libaneses. Esta conducta gubernamental a los ofrecimientos israelíes fue una decisión dictada por Damasco a los gobiernos títeres libaneses durante su ocupación. Desde entonces, Hezbollah secuestro las decisiones del Líbano rechazando su desarme y lanzando campañas de aniquilación de Israel.
En la actualidad, el terror patrocinado por el Pasdaran iraní ha infiltrado totalmente el país y ello pone en peligro imprudentemente la vida, la seguridad y los medios de subsistencia de los libaneses. Hezbollah destruyo sistemáticamente al Líbano, día a día y pieza por pieza socavo sus instituciones gubernamentales e intenta derrocar el Estado libanés para erigir en su lugar una réplica de la República islámica de Irán. Mientras ello ocurre, el mundo libre y la Liga Árabe se mantienen en silencio sin tomar medidas concretas para poner fin al complot encabezado por Hezbollah. En ello, la mayoría de políticos libaneses, funcionarios y clérigos comparten responsabilidades por actuar de manera servil en favor de Damasco.
Si el liderazgo libanés hubiera sido valiente pudo frenar a Hezbollah, pero eligió ignorar sus atrocidades y violaciones a los derechos humanos sin enfrentar sus tácticas de intimidación y expansionismo. Escogieron ¨amamantar al bebé de Rosmary¨ desde 1982. Hoy, ésta criatura hoy se ha convertido en el monstruo que devoró el país, erigió su propio mini-Estado en el Dahiya (suburbio sur de Beirut), en el Bekaa y en el sur. Tampoco hubiera podido conformar su ejército de 80 mil hombres ni almacenar más de 70 mil misiles para confiscar cualquier toma de decisión independiente del Líbano como país libre y soberano. La mayoría de políticos libaneses no sirvió a los intereses de su pueblo y aun hoy viven engañándose a si mismos en la creencia que Hezbollah y sus armas permanecerán en defensa del Líbano ignorando neciamente que un día se volverán contra ellos como ya sucedió el 07 de mayo de 2008 cuando Hezbollah invadió los suburbios sunnies de Beirut por 72 horas y asesino a sangre fría a 109 ciudadanos inocentes. Tal fracaso dirigencial en servir al Líbano permitió que muchos ciudadanos libaneses y algunos países árabes musulmanes apoyen la propaganda del terrorismo y la falacia de Hezbollah cuando finge haber liberado el país.
Si los políticos libaneses fueran valientes deberían cancelar la farsa del 25 de mayo como día nacional, no lo es ni lo será nunca en aquellos que pensamos que no se necesita de ninguna resistencia para vencer a nada ni a nadie que no sea la postergación a la que los islamistas pretenden retrotraer al país, un pais que aun con su independencia secuestrada resiste como puede los embates del fundamentalismo. Nuestro verdadero día Nacional Libanés es el 22 de noviembre, fecha en que se conmemora la Independencia de Francia. Jamás, ni antes ni ahora; el 25 de mayo de 2000 será un día honorable. Su consideración no es más que una falsificación histórica y una burla al intelecto.
George Chaya es un historiador y conferenciante de origen libanés, se desempeña como consultor experto en Oriente Medio en relaciones internacionales, seguridad y prevención del terrorismo. Es autor de La Yihad Global, el terrorismo del siglo XXI y varios libros de pensamiento.
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