El borrachito de la motoneta
Madrid. – Las cosas siempre pueden empeorar. Llegué a España hace unos días, antes de que la tierra empezara a temblar. En pocos horas todo se vino encima: el nieto del Rey, Felipe Juan Froilán, se pegó un tiro en el pie; Cristina Kirchner pone en marcha la expropiación de Repsol-YPF y el rey Juan Carlos I en Africa de cacería privada de elefantes y otro tipo de “presas”, a altas horas de la noche, desvelado, se levanta, resbala, cae y se quiebra la cadera, mientras la reina festejaba las Pascuas con su familia en Grecia. Aparecieron enseguida unas fotos del monarca, tipo Hemingway, con elefantes, búfalos y otras piezas abatidas a sus pies y por si fuera poco por ahí se filtró la noticia de que el Rey le dio alguna manito a su yerno Urdangarin y además el Real perdió en Alemania y el Barza en Inglaterra.
Pero salvo lo de Repsol –un golpe duro por cierto– lo otro no cambia mucho una realidad donde los números cantan –más de cinco millones de desocupados, donde uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo y una prima de riesgo desbocada hacia arriba– pero como que la gran mayoría se tapa los oídos y se niega a escuchar lo que dice la canción.
A cuatro meses del cambio de gobierno da la sensación como que los españoles esperaban que por obra y gracia de ese relevo de hombres las cosas iban a cambiar y la economía automáticamente iba a pegar un vuelco favorable. Por ejemplo, que a partir de ese momento la desocupación iba a parar e iban a surgir nuevos puestos de trabajo, así por generación espontánea.
Aparentemente pocos toman conciencia de ello y cada uno está en lo suyo. El PSOE, como si no hubiera estado en el gobierno. El jefe socialista Pérez Rubalcaba, hombre fuerte y especie de primer ministro del gobierno de Rodríguez Zapatero, que hundió a España en la crisis. lo hace acordar a uno al cuento de los borrachitos de la motoneta.
Resulta que iban dos borrachitos a toda velocidad en una motoneta y uno dice: “Cuidado, loco, que hay un vaca en el medio del camino”, y pprrrrrrrr, la motoneta sigue a todo lo que da. A los minutos, insiste: “Loco, mira que la vaca sigue en el medio del camino”, y dale la motoneta sin aflojar. “Loco, cuidado la vaca”, y se estrellan contra el animal. Tirados al costado de camino, el borrachito le reprocha a su acompañante: “Mira que te avisé que había una vaca en el medio del camino”. A lo que el otro le respondió: “¿Y que me decís a mí si el que conducías eras vos”. Cuando uno oye o lee las críticas y recomendaciones de Rubalcaba a Rajoy, da ganas de preguntarle: ¿a qué se dedicaba usted el año pasado?
No es fácil aceptarlo, pero el tema no se arregla con una ni dos huelgas generales ni con una por tiempo indeterminado. Tampoco pasa por la caída de la monarquía, ni con destapar lo que no se ventiló y se oculto y se aceptó de buen o mal grado pero en silencio durante 37 años. Tampoco se encontrarán las soluciones en Iberoamérica: no en todos lados es como Argentina, pero ya es bastante más difícil.
No es tiempo de demagogias, y de electoralismos y de politiquerías y parafraseando aquella exhortación de Ortega y Gasset a los argentinos, cabe muy bien ahora un “Españoles, a las cosas”.
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