¿Un «Bluff» de Rafael Correa?
Seguramente no será tan caótica -ni tan ideológicamente adversa- como la que fuera organizada en su momento (con hasta una “contra-cumbre”) por el peculiar trío compuesto por Néstor Kirchner, Diego Maradona y Hugo Chávez, en Mar del Plata, en el 2005. Y algo más productiva y enriquecedora quizás que la de Trinidad-Tobago, de 2009.
Para Barack Obama esta “Cumbre” será probablemente algo más cómoda, desde que podrá exhibir la demorada ratificación de los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá. Y celebrar el regreso de Honduras a la OEA (por meses bloqueado por Argentina, Brasil y Venezuela). Así como un mejor “entendimiento” con Brasil, desde que la administración de Dilma Rousseff (que visitará a Obama justo antes de la “Cumbre”) es algo más cercana a los Estados Unidos que lo que fuera en su momento la de “Lula”, que festejaba a Irán y a Venezuela bastante más que lo que una más cauta Dilma Rousseff pareciera estar dispuesta a hacer ahora.
El 5 de febrero pasado, Rafael Correa, el patológico presidente de Ecuador, en oportunidad de la reunión del extraño “combo” al que se denomina: ALBA (“Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América”) propuso que los mandatarios de esa fluida agrupación no concurrieran a la reunión de Cartagena si Cuba no era -ella también- invitada. Aparentemente, logró que esa moción obtuviera inicialmente algún poco entusiasta interés.
No obstante, Evo Morales, aseguró la presencia de Bolivia en Cartagena, aparentemente interesado en conocer las nuevas postulaciones de Juan Manuel Santos, Felipe Calderón y Otto Pérez Molina en materia de tráfico de drogas. Un tema que le interesa sobremanera.
El presidente Correa, empeñado en destruir a la prensa independiente de su país, procura hoy abiertamente debilitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la propia OEA, recortando fuertemente sus recursos, con el propósito de tratar de inmovilizarla y de limitar o erosionar severamente su efectividad.
Lo cierto es que hay otros países que, en cambio, a diferencia de Correa, rechazan -con toda razón- la presencia de Cuba en ese foro, argumentando para ello que Cuba es la única lamentable tiranía que aún existe en el hemisferio.
Pese a que lo cierto sea que también Venezuela, Nicaragua, Bolivia y el propio Ecuador han estado demoliendo sistemáticamente sus estructuras democráticas nacionales, y concentrando aceleradamente todo el poder en manos del Ejecutivo, transformando a sus respectivos Congresos en meros “sellos de goma” y sometiendo a sus Poderes Judiciales, de modo que actúen a modo de “agentes” del poder político y no como un poder independiente e imparcial. A lo que agregan, todos ellos por igual, la persecución implacable de los medios de comunicación masiva que no se alinean con su discurso único y la conformación de “mega-medios” oficiales de dimensiones inéditas en nuestra América Latina, que los aplauden sin cesar, ahogando las críticas, disimulando los errores y hasta garantizando (naturalmente de la mano de una justicia servil) la impunidad del poder político, hasta en los casos de abierta corrupción, que es un mal extendido cual epidemia a lo largo y a lo ancho del peculiar mundo bolivariano, financiado con dineros públicos.
A lo que cabe agregar, ciertamente, que estas “Cumbres” están reservadas desde el 1994 a los países democráticos que son miembros de la OEA, de la que Cuba fuera expulsada en 1962. Para luego ser re-invitada a incorporarse en el 2009, sin que lo haya hecho, conciente seguramente de que Cuba no puede aceptar las normas, pautas, mecanismos y procedimientos de la organización en materia de derechos humanos y su defensa, desde que es un país que groseramente autoritario los pisotea sistemáticamente desde hace más de medio siglo, ante el largo silencio hipócrita de muchos en la región.
El presidente de Colombia, país anfitrión, Juan Manuel Santos, acaba de expresar su esperanza de poder recibir a todos sus pares de la región en Cartagena. Sin excepciones. Aclarando que si Rafael Correa finalmente decide no hacerlo, ese será su problema. Sólo eso. Y es así.
Santos estuvo hace poco de visita en Cuba para, en un gesto de cordialidad, informar a este país, a través de Raúl Castro, que no existe el indispensable consenso entre los 34 Estados Miembros de la OEA para poder invitar a Cuba a la reunión continental. Aprovechó asimismo la circunstancia para visitar a Hugo Chávez, allí convaleciente. Otro gesto de cortesía que lo honra.
Argentina y Brasil, por su parte, han dicho ambas, públicamente, que esperan que esta, la de Cartagena, sea la última reunión “Cumbre de las Américas” que tenga lugar sin la presencia de Cuba. Sin explicar por qué.
No obstante, Dios quiera que ello sea efectivamente así y que ambos países insistan en su postura y ayuden a que Cuba comience a respetar los derechos humanos y libertades esenciales de sus ciudadanos. De modo que nadie -en más- objete con buenas razones su presencia en este tipo de reuniones.
Si esto ocurre, Cuba podrá además reincorporarse fácilmente a la OEA. Parece un objetivo difícil, pero no es uno imposible. El beneficiario del éxito de la labor que esperamos de Argentina y de Brasil en ese sentido, sería obviamente el sufrido y largamente postergado pueblo de Cuba, que recuperaría la libertad.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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