“El Orden Espontáneo”
Con los estudiantes de la Universidad Francisco Marroquín, hace años, y ahora con estudiantes de la Universidad San Pablo de Guatemala, hacemos un ejercicio acerca de la conducta y las decisiones humanas a partir del “individualismo metodológico”, como lo describe Krause.
El ejercicio consiste en hacer una serie de viajes –a veces sólo dos, a veces cinco—a “Mercados Rurales” y “Mercados Informales”, como he denominado a estas expresiones de verdadera “Empresarialidad” y “Liberalismo”, como hace muchos años me lo enseñó el recordado Dr. Ayau, el Muso.
Almolonga, Tecpán, San Francisco El Alto, Sololá, Teculután, Chupol, San Juan Sacatepéquez, La Terminal, y la Cenma, han sido parte de esas exploraciones, cuyo objetivo es interactuar, conocer, e identificar en situaciones reales las decisiones económicas, de relaciones sociales, y empresariales que toman los guatemaltecos a diario.
De hecho, algunas tesis han tenido su raíz en esos viajes, y a mi memoria viene, por ejemplo, la de Carlos Mendoza, quien impresionó siempre por su superior capacidad intelectual, su “olfato” para la investigación de campo, y por comprender las aplicaciones de los principios económicos a las relaciones sociales en ambientes rurales Kaqchikeles como Tecpán, o Comalapa, y cuyo eje de análisis no es “el dinero”, sino las decisiones humanas.
Y el reciente artículo de uno de los observadores más grandes precisamente de esos fenómenos, un gran Liberal, con los ojos en la experiencia humana, sea la señora que vende atol, el chiclero, el cebollero, o el tomatero, apunta en esa dirección.
Y quien más que el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, para contarnos esa experiencia en El Orden Espontáneo, su columna en El País.
Baste con citar un par de líneas de este artículo para comprender su impacto: “Los empresarios y comerciantes del barrio limeño de Gamarra son unos liberales que desconfían del Estado y del Gobierno. Esa zona es un paraíso de la informalidad y el capitalismo popular”.
Vargas Llosa concluye este ilustrador artículo con una gran lección política: “¿Por qué el presidente Humala tomó distancia de Hugo Chávez y adoptó las políticas de Brasil, Uruguay o Colombia? Más que por una conversión ideológica, por una percepción clara de la realidad: porque, para que sea posible la inclusión social que es su objetivo primordial, es indispensable que haya riqueza y empleo y para ello no hay otro camino que el que siguen los hombres y las mujeres de Gamarra. Estos descubrieron por medio de su experiencia algo que todavía muchos dirigentes de la izquierda, cegados por la ideología, se niegan a aceptar: que el verdadero progreso social no pasa por el estatismo ni el colectivismo -inseparables a la corta o a la larga de la dictadura- sino por la democracia política, la propiedad privada, la iniciativa individual, el comercio libre y los mercados abiertos.”
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