Guatemala: El año del Patriota
Dice el refrán: “Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se te cumpla”. Pues los deseos del electorado y del general Otto Pérez se han cumplido. Ahora comienza, nuevamente, ese inevitable proceso de “contraste con la realidad”. La campaña termina y la gestión del nuevo gobierno comienza. Mi consejo: bajen sus expectativas o tendrán una gran desilusión. Desde el primer gobierno de la “era democrática” hasta el “gobierno de solidaridad”, los ciudadanos han quedado desilusionados de sus gobiernos.
Algo pasa entre las elecciones y el último año de gobierno que el partido oficial ha sido incapaz de reelegirse. Peor aún, las pugnas provocadas luego de la derrota oficial normalmente condenan al partido de gobierno a una segura decadencia. ¿Qué suerte tendrá el Partido Patriota?
Otto Pérez es una persona con la experiencia y capacidad para realizar una brillante gestión gubernamental. Su carrera militar y política está llena de logros que auguran un liderazgo capaz. Ello le ha permitido atraer personajes para formar un gabinete de profesionales que, en general, tienen cartas de presentación que hablan de sus méritos personales. Sin embargo, no hay forma de estar preparado para los grandes retos que nos esperan.
El reto de la corrupción. Es el más difícil de todos los retos porque los guatemaltecos hemos adoptado una cultura de corrupción. Copiar en los exámenes, evadir impuestos, mentir en el trabajo, robar del erario nacional. Debemos erradicar ese vicio en nuestros hogares y luego en nuestro gobierno. Roxana Baldetti tiene una gran responsabilidad por delante. El Congreso, el Ejecutivo y el Judicial son ramas del Estado notoriamente corruptas.
El reto de la deuda. La deuda pública se convertirá pronto en un lastre tan pesado que se traerá abajo el tan necesario crecimiento económico. Para tomar las riendas de esa bestia, el Gobierno debe racionalizar su gasto público y congelarlo en los niveles actuales por cuatro años. Si nosotros creemos que podemos seguir con ese desorden en las finanzas públicas, nos llevaremos una gran desilusión pronto.
El reto de la pobreza. La pobreza no se soluciona redistribuyendo la riqueza, sino promoviendo la inversión privada. Creo que Otto Pérez lo tiene claro, pero tiene que sonar lo suficientemente convencido para realizar reformas que reduzcan la incertidumbre en nuestra economía. No hay cosa más incierta que sus intenciones fiscales. Si sigue la receta de El Salvador o Costa Rica, aumentando impuestos, reducirá nuestra capacidad para atraer nuevas inversiones y, con ello, dejaremos pasar la oportunidad de reducir la pobreza… De nuevo.
Ninguno de los retos anteriores será superado durante la gestión del general Pérez. Sin embargo, los electores esperan que así sea. Por ello, mi consejo: bajen sus expectativas. Las naciones prosperan cuando toman las medidas correctas, de manera consistente, a lo largo de toda una generación. Ese, obviamente, no ha sido, pero sí puede ser el caso de Guatemala. Pronto veremos si el general arranca por el camino correcto.
- 4 de febrero, 2025
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