Chile y la educación: Una nueva oportunidad
El 2012 comenzó con muchas novedades en el ámbito político. Una de ellas, a través del nombramiento de Harald Beyer como nuevo ministro de Educación, fue muy positiva y esperanzadora. Este nuevo fichaje fortalece el espíritu del actual gobierno de transformar a Chile en una sociedad de oportunidades.
Ahora bien, aunque Beyer exhibe una vasta experiencia en el estudio y diseño de políticas públicas, hay una nota de incertidumbre respecto de su capacidad para implementar y negociar el conjunto de reformas e iniciativas que dejó su antecesor. Así, por ejemplo, están pendientes en su implementación la Agencia de Calidad y la Superintendencia, la ley que aumenta y flexibiliza el uso de los recursos SEP, entre otras.
El ministro Beyer tiene múltiples desafíos; sin embargo, lo prioritario en la educación escolar consiste en mejorar las prácticas de enseñanza-aprendizaje. Aquí los cambios han sido lentos y, por tanto, no se ha logrado cerrar la brecha por nivel económico y sociocultural de los alumnos. A pesar de las dificultades, este cambio es esencial e indispensable para mejorar la calidad de los resultados educativos, y tiene que ocurrir con urgencia en escuelas que atienden preferentemente a sectores que viven en condiciones de pobreza. Si los resultados de aprendizaje de los estudiantes no son más que el reflejo de las condiciones socioeconómicas de su familia de origen, la escuela no está cumpliendo su misión, que es expandir el mundo de oportunidades de los niños y jóvenes más vulnerables puestos a su cargo.
Por ello, se hace tan urgente y necesario que a través de la Agencia de Calidad de la Educación se replique el modelo de escuelas efectivas, que logren que sus alumnos alcancen metas educativas de calidad, independientemente de su origen social. Los directivos y profesores de estas escuelas hacen bien, con responsabilidad y rigor, lo que se espera de una escuela, neutralizando las dificultades y creando ambientes de aprendizajes propicios y estimulantes para los alumnos.
Asimismo, es importante destacar algunos elementos comunes que se repiten en los resultados de pruebas TIMSS y PISA en países exitosos. Así, por ejemplo, la presión que tienen las escuelas para hacerlo bien parece de enorme relevancia. En estos países, los exámenes son ampliamente difundidos y discutidos en las comunidades escolares y tienen efectos sobre el desarrollo escolar futuro de los alumnos. Por otro lado, las escuelas que obtienen resultados poco satisfactorios asumen desde amonestaciones hasta cambios de directores y profesores.
Por lo general, las políticas educativas de los últimos 20 años han sido estandarizadas y centralizadas en lo que respecta a su implementación. Además, al momento de hacer el seguimiento de ella, la mirada ha estado puesta en los procesos y actividades predefinidas y no en los objetivos o resultados que se persiguen. Esta modalidad ha dificultado que directivos y docentes disientan, negocien, y en este proceso hagan suyo el cambio que se busca, relacionándolo con su trabajo cotidiano concreto en la escuela.
Por lo tanto, lograr este nexo entre la política y la escuela, es el desafío más urgente que debe afrontar el nuevo ministro.
- 23 de enero, 2009
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