Argentina trata, sin éxito, de detener la fuga de reservas en dólares
The Wall Street Journal Americas
BUENOS AIRES. – Una avalancha de medidas gubernamentales para restringir las compras de divisas no ha logrado detener una lenta pero constante fuga de las reservas de dólares del banco central, conforme los ahorristas argentinos se ponen cada vez más nerviosos.
En el último par de años, el peso de Argentina se ha estado afirmando en medio de una bonanza de materias primas que atizó el crecimiento de exportaciones y trajo cantidades enormes de dólares al país.
Buena parte de los ingresos por exportación fue usada para estimular más la economía y financiar programas sociales populares, políticas que contribuyeron a la reelección de la presidenta Cristina Kirchner en octubre.
El Banco Central ha estado perdiendo cerca de US$100 millones por día en reservas desde que el gobierno de Kirchner impuso nuevas restricciones a las transacciones cambiarias el 31 de octubre. El gobierno dijo que las nuevas medidas, que requieren que la agencia impositiva federal apruebe compras de moneda extranjera, son contra el lavado de dinero y la evasión impositiva.
Pero los economistas dicen que las restricciones en realidad están concebidas para contrarrestar un incremento marcado en la fuga de capitales —desencadenada por la creciente inquietud sobre las perspectivas económicas de Argentina— que ha reducido las reservas del banco central a US$46.800 millones de US$52.000 millones a comienzos de agosto.
En el último par de semanas, la pérdida de reservas no ha provenido tanto del mercado cambiario, sino de argentinos que están sacando dinero de cuentas denominadas en dólares en bancos locales, según Bret Rosen, economista de Standard Chartered Bank. Los depósitos en dólares en el sistema financiero sumaban US$15.960 millones al 28 de octubre, según datos del banco central. Representan alrededor de 15% de los depósitos totales del sistema bancario.
Los economistas dijeron que aun cuando las reservas han caído a su menor nivel desde noviembre de 2009, el banco central de Argentina aún tenía suficiente munición. "[Los niveles de reservas] son adecuados si arreglan sus políticas económicas", dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs. "No son adecuados si no cambian sus políticas, especialmente en el frente cambiario".
Un portavoz del banco central dijo que el movimiento en reservas está relacionado con la participación de la autoridad monetaria en el mercado cambiario y fluctuaciones en monedas de reserva, entre otros factores.
Pero los analistas dicen que muchas de las medidas que el gobierno ha emprendido para frenar la salida de dólares son contraproducentes, y solo agudizan la sensación de ansiedad de los argentinos. La experiencia de un sin número de crisis económicas anteriores —incluso el congelamiento de depósitos bancarios hace una década— ha hecho que los argentinos estén inusualmente susceptibles al nerviosismo financiero, agregan analistas.
El gobierno causó mayor turbulencia el miércoles, paralizando temporalmente el mercado de importación, cuando funcionarios aduaneros emitieron una nueva regla que requiere que los importadores presenten documentos bancarios adicionales. Según Antonio Cairo, vicepresidente de la asociación de despachantes de aduana, funcionarios gubernamentales explicaron que la medida apuntaba a importadores que estaban sobrefacturando mercadería para sacar dólares del país de manera subrepticia. El miércoles, mientras estaban varados contenedores en los puertos, un grupo de importadores realizó una protesta espontánea en la oficina de aduanas, y el gobierno rápidamente eliminó la regla. Las transacciones de importación se llevaban a cabo de manera normal el jueves, dijo Cairo.
Curiosamente, el banco central ha aplazado hasta el 1 de diciembre, del 10 de noviembre, la publicación de su informe trimestral del mercado cambiario, que contiene una medición clave de salidas de capital.
Gustavo Cañonero, jefe de investigación económica de mercados emergentes de Deutsche Bank, dijo que el gobierno probablemente tendría más éxito en frenar la fuga de capitales si acelera la devaluación del peso y permite el alza de tasas de interés referenciales. "El banco central tiene que darse cuenta que la gente está huyendo del peso por una razón económica", dijo. "Una manera de corregirlo es hacer más atractivo conservar pesos y encarar las razones detrás de la demanda de dólares, y ocuparse de las razones detrás de la demanda de dólares, que es la expectativa de una mayor apreciación real por cuanto la inflación está aumentando mucho más rápidamente que la depreciación del peso".
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