Preocupación por el obispo nicaragüense Silvio Báez
En toda América Latina, las relaciones de los patológicos gobiernos de los países “bolivarianos” con los dignatarios de la Iglesia Católica es francamente mala. La de sus conocidos “compañeros de ruta” también. Se trata de un denominador común entre todos ellos. De una constante “bolivariana”, entonces.
Nicaragua no es ciertamente una excepción. El presidente Daniel Ortega está abiertamente enfrentado con los obispos que integran la Conferencia Episcopal local. Desde hace rato se rasga las vestiduras frente a las constantes denuncias que, cumpliendo con su deber, hacen los dignatarios sobre las violaciones de las libertades civiles y políticas y de los derechos humanos de los nicaragüenses y, más aún, cuando se advierte acerca de la corrupción generalizada que afecta perversamente a los distintos niveles del gobierno “sandinista”.
Pero ahora las cosas parecen estar tomando un giro preocupante. Hay esbirros a sueldo que han asesinado cobardemente a un sacerdote, después de torturarlo sin compasión. Me refiero al padre Marlon Ernesto Pupiro García, hasta no hace mucho el párroco de La Concha.
El asesinato del sacerdote -a estar a noticias publicadas por “La Prensa” de Managua- se produjo cuando el padre Pupiro, luego de haber sido secuestrado mediante un engaño y sacado así de su Casa Parroquial, se resistió a llamar telefónicamente al popular obispo auxiliar de Managua, Monseñor Sivio Báez, para atraerlo a una celada que le estaba preparada. Lo que ciertamente luce como un intento fallido de atentado contra el prelado, que desgraciadamente derivó en la muerte del padre Pupiro, que estaba siendo utilizado a la manera de señuelo, pero se resistió a actuar del modo que le exigían.
El asesinato del padre Pupiro y su relación con un posible atentado que se había pergeñado contra el obispo auxiliar de Managua sugieren que la tensión contra la Iglesia Católica nicaragüense ha transpuesto los límites de lo que es aceptable para la democracia. Más aún, para la civilización. A estar a las crónicas recientes, también otro prelado, el arzobispo de Managua, Monseñor Leopoldo Brenes, es blanco del odio autoritario sandinista.
Curiosamente, mientras estas cosas graves suceden, hay también algunos prelados católicos que hacen campaña a favor de Ortega. El más notorio es el sorprendente Cardenal (retirado) Miguel Obando, al que desde Roma se removiera de la conducción de la Iglesia Católica de Nicaragua.
También Monseñor Bismarck Carballo y Monseñor Eddy Montenegro, ambos cercanos al Cardenal Obando. A todos ellos les cuelga una “desautorización” de la Conferencia Episcopal Nicaragüense -que hasta se ha referido a la “compra de conciencias”- que -sin embargo- los prelados “orteguistas” desoyen, como si ella no existiera.
Por eso este mensaje de alerta, desde una tierra lejana quizás, pero hermanada con Nicaragua por los mismos colores patrios. Dios quiera que no se sigan generando atentados contra sacerdotes que, por su sacrificada misión social, en los hechos están siempre expuestos y, más aún, en situación de obvia indefensión.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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