Vísperas electorales en Argentina: la apuesta pasa por el Congreso

El Imparcial, Madrid

Parlamentarismo, semipresidencialismo, reelección indefinida…. A escasas horas de los comicios del 23 de octubre, no hay columna de opinión o editorial alusiva a este acontecimiento donde no aparezca alguno de estos conceptos que ciertamente trascienden el resultado de una jornada que tendrá por absoluta triunfadora a la actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

Con los problemas que enfrenta la Argentina en el corto y mediano plazo (en parte ligados, sin duda, al contexto internacional), con los desafíos que aún la aguardan de cara a un porvenir más lejano, parece mentira que se haya instalado un debate que hoy por hoy no solamente nos distrae sino que nos obliga a salir en defensa de algunas causas que, a estas alturas, en un país medianamente educado en los valores de la cultura occidental, deberían tenerse por ganadas. Me refiero, en particular, a la alternancia política, elemento consustancial a la democracia republicana, de tanta gravitación como el que prescribe el respeto por las minorías proporcionalmente representadas.

Para quienes proclamamos además el ideal del gobierno de la ley, la primacía de las instituciones y la vigencia de las libertades individuales, la cosa se dirimirá en el Congreso, ámbito donde es de esperar pueda gestarse una oposición capaz de hacer frente a una teoría y una práctica de gobierno ajenas a esos valores que, sin embargo, en nombre de una lógica que privilegia tan sólo la acumulación de poder, han sabido ganarse la aceptación mayoritaria.

Algún día caeremos en la cuenta de lo que perdemos. Por mi parte, me levantaré este domingo con el convencimiento pleno de que, si nos lo proponemos, podremos tener una democracia mejor. Ya lo decía Alexis de Tocqueville: “… Una nación puede ponerse límites sin dejar de ser dueña de sí misma; a veces tiene incluso que hacerlo para seguir siéndolo”.