El destino de los tiranos

Diario de América

No importa mucho si en el momento de publicarse esta crónica está o no Gadafi fuera de Libia.

Lo que es importante es que hay una revolución para cambiar el destino del país y esto recalca que la justicia de los pueblos siempre llega.

Este derecho se puede demorar y crear impaciencia y desilusión por no cumplirse a la velocidad que requerimos, pero al final llega.

Y esto de debe a que los abusos de los regímenes totalitarios se van colocando como amalgamas de hierro en una cadena alrededor del cuello de los tiranos y al final, por su propio peso, termina por derribarlos.

Si los "indignados" de Cuba y Venezuela así lo quisieran, podrían también tirar de esa cadena y sus  ídolos de naipes de barro se desplomaría irremediablemente.

Pero hay una inercia poco entendible de los que deberían  luchan por romper los grilletes que atan las libertades de estas naciones.

Los opositores están ahí y protestan,  siendo agredidos por las fuerzas de seguridad en ambas naciones.
Pero se necesita voluntad colectiva para ir contra de los tiranos como lo han hecho los rebeldes de Egipto, Túnez, y ahora último los de Libia y el pueblo de Siria, que todavía siguen luchando.

La voluntad y el grito tiene que partir de adentro.
Gadafi pudiera ser uno de los últimos en caer del grupo.
Si así fuera, aún falta que se cumpla el destino inexorable de los tiranos que todavía quedan en pie.
Y el reloj del tiempo sigue sonando para todos ellos.