La profecia de Stiglitz
El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, una estrella de rock para la izquierda progresista de todo el mundo, no se mostró nada pesimista sobre el futuro de Latinoamérica, Asia y otras economías emergentes cuando lo entrevisté la semana pasada sobre la posibilidad de una nueva recesión mundial.
Mientras hablábamos el 4 de agosto, el mercado de valores estadounidense había caído más de 300 puntos, los portales de internet publicaban alarmantes titulares sobre un posible derrumbe financiero de España e Italia, y mi columna del Miami Herald de esa mañana había citado a varios economistas que pronosticaban que la desaceleración económica de Estados Unidos tendrá un impacto negativo sobre China y Latinoamèrica.
A diferencia de la mayoría de sus colegas, que creen que una desaceleración económica estadounidense y europea arrastrará a todo el mundo —incluyendo a las economías emergentes —, Stiglitz me dijo que probablemente tendra "un efecto relativamente pequeno" sobre China, Brasil, Chile y otros países latinoamericanos.
Cuando le pregunté si el acuerdo del Presidente Obama con el congreso sobre la deuda estadounidense conducirá más probablemente a una desaceleración económica o a algo peor, como una recesión, Stiglitz dijo que “existe un significativo riesgo de otra recesión global”. Pero agregó que “no creo que sea tan grave como la recesión de 2008”, porque esta vez no tomará al mundo por sorpresa como ocurrió tres años atrás.
¿China no va a sufrir el impacto, y por extensión también los países sudamericanos que deben gran parte de su crecimiento a las compras de materias primas por parte de China?, le pregunté. Le recordé que el economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini —que adquirió fama mundial por haber pronosticado acertadamente la crisis económica de 2008— predijo recientemente que es probable que la economía china se derrumbe en 2013.
Stiglitz dijo que “lo más probable es que China siga teniendo índices de crecimiento de 7, 8 ó 9 por ciento durante otra década”, debido al crecimiento de su mercado doméstico y su creciente interacción con otros mercados emergentes. “No soy tan pesimista como Roubini con respecto a China”, agregó.
Cuando hablamos sobre Latinoamérica, Stiglitz dijo que “es muy optimista” con respecto a la región, especialmente en los casos de Brasil y Chile. “Veo un gran crecimiento allí y en muchos de esos países. Realmente tiene bases sólidas”, explicó.
¿Pero ese crecimiento no es en gran parte una burbuja basada en los altos precios mundiales de las materias primas? ¿Acaso muchos de los países de la región no están desperdiciando su mayor oportunidad de invertir en educación e infraestructura, y de diversificar sus economías?, le pregunté.
“Tienes razón. Pero al mismo tiempo, han habido grandes progresos”, dijo, citando el caso de los avances de Brasil en la reducción de la desigualdad de ingresos, y de su éxito en el desarrollo de la industria del etanol y de la aviación?
"De todos modos, es muy importante que Latinoamérica haga inversiones para diversificar su economía, y no se limite a las materias primas, de manera que si hay algún problema tengan una base más diversificada para continuar con su éxito económico”, agrego.
Mi opinión: Stiglitz no tiene muchos fans entre sus colegas mas tradicionales, quienes lo consideran un académico demasiado volteado a la izquierda que habla para sus fans de los paises en desarrollo. Pero también hay que decir que casi todos los economistas tradicionales tambien se han equivocado muchas veces en los ultimos anos, y estaban dormidos cuando la crisis del 2008.
En mi caso, tiendo a estar de acuerdo con aquellos que, como Roubini, creen que China no seguira creciendo con tanta rapidez como en las últimas décadas, y que el crecimiento de Latinoamérica se verá afectado por las monedas sobrevaluadas, la creciente inflación, una excesiva dependencia de las materias primas y la falta de inversión en una educación de calidad.
Mas que en sesudas teorías económicas, mis temores se basan en lo que veo a mi alrededor: brasileños, venezolanos, argentinos y otros latinoamericanos que llegan a Miami y compran todas las propiedades que pueden, lo mas rápidamente posible.
Me recuerdan a esos pescadores de Tailandia que corrieron hacia las montañas cuando presintieron que se aproximaba un tsunami que tragaría a sus aldeas en la costa. Al igual que ellos, muchos latinoamericanos adinerados estan corriendo a protegerse en tierras mas seguras, porque temen una nueva crisis económica en sus países. Ya hemos vimos esta película varias veces, y casi siempre resultaron tener razon.
No obstante, el mundo será un lugar mejor si la actual desaceleración de Estados Unidos y Europa no arrastra a las economías emergentes, y por lo menos la mitad del planeta sigue creciendo como si no hubiera pasado nada. En ese sentido, ojalá que Stiglitz esté en lo cierto, y el resto de nosotros esté equivocado.
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