2011: ¿el año de las «11 economías»?
Revoluciones en el norte de África, inestabilidad en los países del Golfo, guerra en Libia, terremoto, tsunami y riesgo nuclear en Japón. Ahora, además, el retorno de la inestabilidad en la Eurozona. Además de las tragedias humanas, estos eventos sacuden a los mercados globales, poniendo en jaque la incipiente recuperación de la economía global. En medio del aumento del riesgo sistémico y de la incertidumbre política generalizada, ¿en qué países pueden encontrarse fuentes de crecimiento?
La crisis financiera de 2008/2009 aceleró una tendencia hacia la transformación del balance económico global a favor de las economías emergentes. En términos de participación en el producto global y de tasas de crecimiento, se está produciendo una redistribución económica a favor de estos países, quienes cada vez más están impulsando el crecimiento global.
El crecimiento económico en las economías emergentes se desprende de una combinación favorable de saldos demográficos positivos, ventajas comparativas naturales, ventajas competitivas y estabilidad macroeconómica. El ejemplo más claro de esta nueva realidad lo constituyen los BRICs (Brasil, Rusia, India y China).
Por factores geoeconómicos -extensiones territoriales de dimensiones continentales ricas en recursos naturales- y demográficos -combinados los cuatro países contienen el 42% de la población mundial- la casa de inversión Goldman Sachs pronosticó en 2001 que el PBI real de estas economías crecería más rápidamente que el de las economías avanzadas y que ofrecerían así excepcionales tasas de retorno a la inversión.
En esta misma lógica, el 2011 podría ser el año de los “Próximos 11” o N-11. El grupo –también creado por Goldman- está integrado por Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, México, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Turquía, Vietnam y Corea del Sur. Robert Ward, de la publicación inglesa The Economist, aporta algunos otros candidatos a través de su agrupamiento Civets, (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica). Algunos otros candidatos podrían ser Argentina, Etiopía y Kazakhstán
Los N-11 acaparan el 19% de la población global, y poseen proyecciones de crecimiento favorables. Además, estas poblaciones son mayormente urbanas, lo que estimula en mayor medida el consumo de productos, la demanda de servicios y el desarrollo de infraestructura.
El factor demográfico es clave para las tasas de crecimiento de largo plazo a través del tamaño y la disponibilidad de la fuerza de trabajo y su impacto en las tasas de ahorro, consumo e inversión. Aunque no todo es color de rosa: en el corto plazo estas naciones enfrentarán apreciación de sus monedas como resultado de las acciones pro estímulo de países como Estados Unidos, China y la Unión Europea y presiones inflacionarias por el aumento del precio de los commodities alimentarios.
Para completar el panorama del sistema internacional en 2011, debemos agregar las tendencias económicas con factores de poder, ya que son los Estados nacionales quienes harán del contexto global favorable una oportunidad para establecer las bases de un crecimiento sustentable o la ocasión para un despilfarro ineficiente. Si bien se están convirtiendo en los nuevos engranajes de la economía mundial, no todas las naciones están trabajando para traducir decididamente su creciente peso económico global en roles políticos cada vez más relevantes. Algunos como Turquía, Indonesia y Qatar ya lo están haciendo, con políticas exteriores focalizadas que están cobrando un vigor y un alcance nunca antes vistos. Otros como Irán prefieren aplicar su renovada influencia con fines más desestabilizadores.
En la Argentina, mientras tanto, los líderes están pensando más en el reparto del poder local que en aprovechar la oportunidad que el mundo ofrece de aumentar la inserción internacional y mejorar la capacidad de proyección global del país. Hay áreas en que la Argentina aún conserva relevancia que son estratégicas a nivel mundial: energía nuclear, agroindustria, recursos naturales, biocapacidad. Sincronizar el contexto internacional al interés nacional requiere de tres elementos. Un proyecto estratégico de Nación a largo plazo (visión), voluntad política para liderar el proceso (misión) y recursos humanos y técnicos en los organismos del Estado (gestión).
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